Parte XIII

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Narra Alba:

Sabela y Julia habían decido invitarme a comer para celebrar la propuesta que me habían hecho. Por lo tarde, estuve hablando con mi madre, mi padre y mi hermana. Los tres mantenían el mismo discurso. Mis padres sabían que esa oportunidad difícilmente se iba a volver a presentar en mi vida, pero mi hermana sabía que, aunque en Madrid estuvieran Julia y Sabela yo era una persona muy cercana a mi familia. Desde Valencia podía pasar casi todos los fines de semana en mi casa, si decidía irme a Madrid, todo iba a ser diferente.

Inevitablemente también estaba Natalia, no teníamos nada, pero irme a Madrid también suponía abrir esa puerta. Teníamos una conversación pendiente, no sabía si estaba saliendo con su ex, pero era una de las cosas que más me cuadraba con sus últimas reacciones.

En fin, aunque reconocía que me encantaba sentirla cerca no iba a ser una razón para torcer la balanza.

También había estado hablando con Ana, me contó su experiencia, había que trabajar muy duro, viajar y estar siempre alerta. A parte, parece que Noemi era muy exigente con los horarios y los compromisos, eso sí, se cobraba bastante bien lo que era un punto a favor, ya que vivir en Madrid no resultaba económico.

La tarde se me fue entre pensamientos y fue Sabela la que tuvo que regañarme para que me fuera a la ducha. Para la noche había elegido una blusa negra con unos pantalones blancos y unas botas. No solía maquillarme demasiado, pero un poco de purpurina nunca podía faltar.

Cuando salí al salón todas silbaron, ellas estaban preciosas, especialmente Ana, que llevaba un vestido rojo peligrosamente corto y estaba subida en unos tacones que estilizaban su figura. Sabela y Julia no se quedaban atrás, desde luego tenía unas amigas muy guapas.

Pasamos por el piso de abajo a recoger a Natalia y María que estaban listas y esperándonos en la puerta. Natalia iba preciosa, pero lo mejor era esa sonrisa que siempre llevaba puesta y que a mi me derretía.

Cenamos entre risas y cotilleos, observando un poco aquella cena pensé en que podía acostumbrarme a esa escena.

En la puerta de la discoteca nos encontramos con todos los demás, era la verdad es que era un grupo divertido y parecía que Sabela y Julia se habían acoplado perfectamente especialmente Julia, que se traía un tonteo un poco raro.

Entramos en la discoteca y Ana y yo nos acercamos a la barra, en el otro lado, Natalia saluda saludaba a un montón de gente.

- La chiquilla es un ser social, madre mía, conoce a todo el mundo.

Dijo Ana dirigiendo la mirada hacia donde yo la tenía puesta.

- Es una chica simpática.

- Esta muy buena Alba.

Al instante me sonroje, esa afirmación era cierta y además era justo lo que estaba pensado.

Nuestras miradas se cruzaron y ella sonrió, a penas hablamos en casi toda la noche, nos miramos, nos cruzamos, sonreíamos y poco más.

Estábamos todos bailando y noté como alguien apoyaba su espalda en mí, me di la vuelta y quedamos frente a frente.

Sonaba I Gotta Feeling de Black Eyed Peas y empezamos a bailar, al principio era algo totalmente inocente y divertido, pero en un momento de la canción nos pegamos algo más de la cuenta, ella puso su mano en mi cintura y termino de acortar nuestras distancias, bailábamos realmente pegadas, ella aprovecho para meter una pierna entre las mías y yo no puede evitar acercarme más.

Justo cuando estaba terminando la canción Ana y María que bailaban dando saltos chocaron con nosotras que nos separamos de golpe, la mire a los ojos y ella agacho su cabeza, sonrió y se dio la vuelta.

Que nunca gane el miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora