Parte XV

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Narra Alba:

Estaba nerviosa, justo había terminado de colocar la última caja en mi habitación y ya tenía que ducharme si quería estar a la hora acordada con Natalia.

Lo mío con Natalia era un caso, a veces pensaba que juntas podíamos ser imparables y otras veces creía que podíamos ser un desastre enorme.

Pero para que negar lo evidente, me gustaba tanto. Y no solo es que me gustara su manera de ser y su manera de tratarme es que junto a ella siempre me sentía a segundos de perder cordura, su boca provocaba en mí sensaciones sin tan si quiera tocar sus labios y solo sentir el calor de su cuerpo cerca del mi me ponía a mil.

Saque la ropa del armario y la coloque sobre la cama, hoy me apetecía ponerme algo especial. Escogí un vestido rojo de tirantes con el cuello en V por encima de la rodilla y unas botas negras.

- ¿Te vas a poner eso para cenar con Natalia o para salir después con todas?

Ana estaba apoyada en el marco de la puerta de mi habitación.

- Las dos cosas, para que voy a cambiarme.

- No, lo digo porque ese vestido parece más para una cita, que para una cena con una amiga.

- Bueno, es que quizás es para una cita.

Pude ver la cara de asombro de Ana.

- Pero te lo ha dicho ella o lo has pensado tú. Mira que Natalia parece la típica chica a la que le gusta gustar.

- Primero, me lo ha dicho ella y lo he pensando yo y segundo, no conoces a Natalia, ella no es así. Reconozco que a simple vista pueda dar la impresión de ser un poco chula, pero nada que ver.

- Bueno, lo poco que la he conocido me ha dado esa impresión, yo solo te digo que te andes con ojo, se lo que tu sientes por ella y no me gustaría que te rompiera el corazón.

Me acerque y le deje un beso en la mejilla.

- Gracias Ana, ojalá te hubiera tenido cerca en otras ocasiones de mi vida, pero de verdad, no tienes de que preocuparte.

Narra Natalia:

Como siempre iba justa de tiempo, me había entretenido intentado hilar un par de ideas con mi guitarra y se me había hecho tarde.

Me duché de prisa y corriendo y volví liada en la toalla a mi habitación. Tenía armario abierto, pero no me decidía por nada. Quería sentirme guapa y segura y no encontraba algo acorde a ello.

Me decidí por unos pantalones de cuero negros con un crop negro de encaje encima. Me vestí deprisa, me peine y me pinte la raya negra del ojo.

Cuando salí al salón, María y Sabela estaban terminando de comer. Si no fuera porque sabía que Sabela era hetero y María estaba tonteando con un tío, hubiera jurado que estaban más que liadas.

- Ostras amiga, te lo hacía sobre esos restos de pizza.

- Por dios María, eres muy basta.

- No, te digo yo a ti que no eh. Que María lleva toda la razón, yo te lo hubiera, dicho de otra manera, pero es que más super guapa hoy Natalia.

Dijo Sabela.

- Con amigas como vosotras quien quiere autoestima.

- Anda ven aquí.

María desde el sofá abrió los brazos le di un beso a ella y otro a Sabela.

- Nos vemos en un rato chavalas.

Que nunca gane el miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora