Parte XXIX

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Narra Alba:

La cena de por si, no estaba siendo lo más agradable del mundo. Pero la llamada de la niñera terminó de darme la noche.

Natalia se ofreció a llevarme y aunque dudaba de ir con ella resultó ser la opción más rápida, aunque también la más incómoda.

Me bajé de la moto y abrí la puerta, Natalia subió las escaleras detrás mí.

Cuando llegue la niña tenía bastante fiebre. La canguro me dijo que no llevaba mucho así, pero pensé que lo mejor era llevarla al hospital.

- ¿Tienes tu coche cerca?

Me dijo Natalia mientras yo cogía todo lo necesario.

- Si, justo en la puerta.

- Perfecto, dame las llaves, yo os llevo.

- Nada de eso, vuelve a la cena. Yo ya me apaño sola.

- No te lo he preguntado, te voy a llevar, porque tu hija esta malita y tú estas nerviosa y a parte has tomado un par de copas de vino.

Natalia tenía razón, no le dije nada más simplemente le dí las llaves.

Una vez subidas en el coche llegamos al hospital bastante rápido. Entre con mi niña en los brazos y al tomarle la temperatura la pasaron directamente. Tras una hora más o menos parecía que las cosas que le habían dado estaban dando su resultado y poco a poco fue bajando la fiebre. Aun así, como ya había tenido ciertos problemas antes, decidieron dejarla toda la noche en observación.

Salí a llamar a las chicas para tranquilizarlas y que no se presentaran todas aquí. Cuando salí al pasillo vi a Natalia sentada en una de las sillas. Me había olvidado completamente de ella.

- Pensé que te habrías ido.

- ¿Qué tal esta la pequeña?

- Bien, ha sido solo un susto. Se va a quedar aquí esta noche.

- Perfecto, voy a por un café, la noche será larga ¿quieres que te traiga algo?

- No, no te vas a quedar aquí. Yo me quedaré aquí. Eso sí, si no te importa, déjame las llaves del coche. Te puedo pedir un taxi.

- Nada de eso, las dos habéis venido conmigo y mañana o cuando tenga que ser os volveréis conmigo.

Realmente después del susto, no tenía ganas de discutir.

- Tráeme un cola-cao por favor.

- Vuelvo en un momento.

La vi marcharse por el final del pasillo, la situación sin duda era surrealista total. Llame a Sabela que me contesto enseguida.

- Hola, ¿dime como está la niña?

Me dijo bastante asustada.

- Esta todo bien Sabela, ha sido solo un susto. Aun así nos quedaremos esta noche aquí para asegurarnos.

- Dame las señas del hospital y vamos.

- No, de verdad que no hace falta. Seguid disfrutando, te aseguro que todo esta bien.

- Alba cariño de verdad crees que te vamos a dejar sola.

- El caso....es...que no estoy sola. Natalia esta conmigo.

- Coñe sería raro si tu hija no estuviera contigo.

- Me refiero a Natalia, Natalia.

- María tiene razón, esto de que se llamen igual es un lío.

Que nunca gane el miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora