Parte XIX

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Narra Alba:

Después de muchas idas y venidas definitivamente podía respirar tranquila, o eso creía. Mi trabajo iba cada vez mejor, me motivaba seguir aprendiendo y el hecho de tener un reto siempre me hacía sentirme que hacía algo útil.

Podía ayudar a jóvenes artistas a mostrar todo lo que llevaban dentro y también podía, en menos ocasiones de las que me gustaría, exponer mi propio trabajo.

Además, tenía la oportunidad de conocer a personas tremendamente interesantes del mundo del arte en general.

Con Natalia las cosas iban cada vez mejor, creo que como pareja habíamos crecido bastante juntas, pero no podía evitar tener una mala sensación. Resultaría inútil a estas alturas decir que no estaba perdidamente enamorada de Natalia. Ella era una persona intensa, llena de luces y con alguna sombra. Pero lo que más me gustaba de ella era lo que no mostraba al resto del mundo. Cuando yo llegaba cansada de trabajar o había tenido un día duro, solo me abrazaba y ese abrazado tierno y lleno de fuerza me hacía olvidarme de cualquier cosa que pudiera pasar a mi alrededor. Mi momento favorito del día, sin duda, era cuando ya estábamos las dos metidas en la cama a punto de quedarnos dormidas y ella, como intuyendo que mi cabeza no paraba, me abrazaba fuerte y pegaba todo su cuerpo al mío alejando cualquier mal pensamiento y dejando en mi una calma inusual.

Gracias a los contactos que pude hacer en la galería conocí a Alicia, ella se dedicaba a descubrir nuevos talentos en el panorama de las artes escénicas en general. Aunque al principio me pareció algo seca, en seguida me di cuenta de que no era más que una coraza. Supongo que con 30 años no te toman muy en serio si no te forjas un buen personaje.

Tras coincidir en unos cuantos eventos, Ana, que no perdía el tiempo la invito a salir con nosotras. Ese día íbamos a ir al pub donde trabajaba Natalia porque hacia un par de meses que además de ser camarera algunos días tocaba en el escenario.

Al entrar al pub pude ver a lo lejos a Natalia, estaba con su libreta dándole vueltas al lápiz sin parar. Sabía que hacía eso cuando estaba muy nerviosa. Me acerque a ella solo para saludar.

- Hola cariño.

Deje un beso breve en sus labios.

- Hola Albi, ¿todo bien en la galería hoy?

- Todo perfecto, te dejo tranquila que se que te pone un poco nerviosa la previa. Me voy a sentar con las chicas vale amor.

- Sin problema, eso sí, hoy tienes que estar atenta al escenario porque voy a cantar una canción muy especial.

Me acerque a la mesa donde ya Ana se había encargado de presentar a todo mundo a Alicia.

- Hola chicas.

Todas se acercaron a darme dos besos.

Me senté entre María y Sabela.

- La jefa anda super nerviosa hoy.

Me dijo María señalando con la mirada a Natalia.

- Porque la conocemos un montón, si no cualquier diría que esta tranquila nivel pasota.

Dijo Sabela.

- Pobrecita, esta super nerviosa. Se ha colocado la guitarra ya como 7 veces.

- Me parece que no la tiene nerviosa solo lo de la música.

Dijo María mientras miraba a Sabela algo nerviosa.

Si no es porque conocía a Sabela desde pequeña juraría que la relación que tenía con María iba más allá que una simple amistad.

Que nunca gane el miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora