Parte XLII

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Narra Natalia:

Había pasado un mes y el revuelo mediático se había calmado. A pesar de los consejos del equipo de juristas y de comunicación, renuncié a iniciar procesos legales contra las revistas, emití un comunicado en cual pedí respeto para mi vida privada. Jamás habría negado mi relación con Alba, aunque lo nuestro hubiera terminado, nuestra historia no merecía ser negada.

Viaje a Londres para grabar un par de canciones y aunque María insistió en venir conmigo, yo sabía que Alba la necesitaba más que yo. Para ella era su familia y aunque para mí era un verdadero apoyo, ya había sobrevivido antes sin ella.

Aun así todas estuvieron pendientes de mí, recibí visitas de Miriam y María, e incluso Sabela me llamo en alguna ocasión.

En ese mes, solo coincidí una vez con Alba, la agencia de María recibía un premio y era muy importante para ella que estuviéramos todas. Ni si quiera nos saludamos ya que ella iba en una mesa y yo en otra. Cruzamos alguna mirada, pero aun me dolía verla.

El viaje a Londres resulto ser de lo más provechoso y todo iba bien encaminado. Seguí viviendo en Barcelona aunque viajaba bastante a Madrid. La mala prensa parecía que no había hecho mella en mis fans que me seguían acompañando y gritando en cada aparición. Había hecho un esfuerzo para no caer en ciertos vicios que en pasado me habían ayudado a no pensar. Me rodee de mi equipo, ya sabia la fecha de presentación de mi single, me habían invitado a eventos musicales para presentarlo y quería que todo sonará tal y como debía.

- Marí de verdad, desde que te han dado un premio te lo tienes muy creído.

- Perdona reina de la música, no soy como tú, no me llueven los premios.

María había venido a casa para firmar algunas cosas.

- Natalia no es por nada, pero esto lo deberías estar viendo con un asesor financiero y no conmigo.

- No, prefiero una persona que mire por mí, antes de una persona que mire por bolsillo.

- ¿No te arrepentirás?

- Es algo que necesito hacer.

Había decido ceder mi parte del restaurante de mi abuela a las otras dos socias, era un sitio que siempre me había recordado a Alba y desprenderme de él también me ayudaba a que mi mochila fuera menos pesada.

- ¿Vas a retirar la inversión que una de tus empresas hizo en la galería?

- En absoluto, la motivación que tenía entonces, es la misma que tengo ahora. Creo que Alba hace algo impresionante. Lo único es que ya no me ocuparé yo directamente he hablado con una persona y lo gestionara él.

- Y respecto a lo otro....

María señalo las escaleras que subían a las habitaciones. Justo dos semanas después de decidir que Alba y yo empezaríamos de nuevo, vacié una de las habitaciones de invitados y hice una habitación para la pequeña. Pensé que con el tiempo algún día Alba y ella dormirían aquí y quería que las dos sintieran que, donde yo estuviera, ellas tendrían su sitio.

- Eso...bueno me da pena, porque es una cosa que hice con mucha ilusión, pero también fue algo improvisado y precipitado, así que supongo que cuando tenga tiempo y ganas llamaré para que se lo lleven todo.

- Natalia, se que no quieres hablar mucho del tema, ¿pero estas segura de que esto no tiene solución?

- María, sabes que quiero a Alba, con el tiempo aprenderé a vivir con ello, pero no podía estar con ella y esconderme, no era lo que merecíamos. Y tampoco podía pedirle a ella que hiciera algo a lo que no estaba dispuesta. Ella siempre me ha dicho que a veces quererse no es suficiente, y aunque me joda, tengo que darle la razón.

Que nunca gane el miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora