Reckless - nh au #1

Capítulo 28

Dereck me miró ceñudo durante varios segundos, yo intento apartar mi atención de su curiosa mirada desviándo la mía a otro lugar, precisamente las figuras que mi calcetín dibujaban en el seco césped. Mi conciencia racional estaba dividida en dos, una deseaba con todas sus fuerzas que Dereck no cuestionara nada y cediera a darme información. De verdad que la necesitaba, necesitaba saber más de Niall, llamarme cobarde, llamarme rastrera, sin embargo qué coño podía hacer yo, tenía información delante de mis narices y no pensaba desaprovecharla. Por otro lado, quería que Dereck se negara, sí, que no me diera información alguna. Tenía pavor sobre lo que podría salir de su boca, porque si con tanto recelo Niall guardaba sus secretos, sería por algo. Conociéndolo no sería por algo bueno.

Dejo escapar el aire al que sin preeverlo mis pulmones se habían aferrado para mantener el aliento. Las ansias de saber me invadían por completo y eso estaba creando un gran dolor en mi pecho. Quería creer que los ojos azules del rubio ocultaban algo por mi bien, o porque simplemente era irrlevante y por eso mismo lo había dejado pasar tanto tiempo. Él tenía su mierda y yo la mía, yo no cuestionaría nada si él tampoco lo hacía. Sin embargo esto empezó en desventaja desde el principio, y es que él sabe más de mí, que yo de él, por lo tanto, técnicamente lo que yo estaba haciendo era justo. Aunque esto no ayudaba para nada a mi moral si detrás del cañón se encontrana la bala.

Mis manos impacientes viajaron a mi rostro, ocultando mis facciones de los aún insistentes ojos de Dereck.

— No te interesa saber nada de Niall, creo que su imágen lo dice todo. Su única presencia te indica que es dañino — dice monótono apartando el portátil de su regazo —. Además hacerlo sería ilegal, y esto no sólo quedaría entre tu y yo. Mi historial es vigilado por mis jefes, los que se encargan de chequear que yo esté realizando mi correspondiente trabajo.

Suspiré. Mis manos se deslizaron de mi rostro y cayeron a mi regazo. Ladeé mi cabeza para encontrarme a Dereck, espectante y esperando explicaciones. La mirada que estaba utilizando estaba bañado en verdadera preocupación a la vez que incredulidad, estaba empezando a darse cuenta de lo que pasaba... tampoco es que tuviera que ser muy listo. Lo que no entendía es que por qué tanto alarmamiento en sus pupilas.

— Me puedes contar lo que sea, Roxanna. No vine de niñera, ni de un cutre policía... ¡Vamos, entre tú y yo, sabes que eres una mujer capaz de cuidarte tú solita! — sus palabras eran de guasa, su expresión le llevaba la contraria —. Sabes que no se le puede llamar niña a una persona que ha visto tanta sangre y corrupción... la inocencia se perdió hace tiempo.

Mis hombros cayeron en una posición de completa derrota, nadie me conocía tan bien como él. Cerré mis ojos con fuerza incapaz de creer lo que le iba a confezar al hombre que tenia delante, un cuerpo de la justicia aliado con un chica que tiene la entrada prohibida a cinco estados.

— Tengo... una relación con ese chico — silencio —. ¿No piensas decirme nada?

Mi voz me falla y sale cortada, casi inaudible. El nudo en mi garganta no deja de crecer, mi corazón corre veloz con intensión de explotar sin importar que yo muera con ello. Sigo mirando a Dereck, frunzo el ceño esperando que hable de una maldita vez antes de que me vuelva loca.

— ¿Cuántas personas te han dicho que te alejes? — no contesté, él se río —. Bueno, tal vez... él sea el chico que esté a tu altura... supongo. Pero, no deja de ser peligroso.

Su mano me hace una señal para que me acerque, lo hago y abrazo su torso, hundiendo mi rostro en su pecho. El calor varonil que desprende su anatomía me reconforta y mientras intento embriagarme de su aroma, me imagino que abrazo a otra persona. Chocando de bruces contra la realidad al no sentir lo mismo que con el dueño de los ojos azules hipnotizantes.