Capítulo 15 (III)

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Estaba entrando en pánico y eso no era bueno. Tenía que calmarme. La gente seguía siendo presa de las drogas y el alcohol, ajenos a todo. Mi mirada viajaba esperanzada por encontrar sus ojos azulados entre la multitud, sin embargo, no los hayaba. Suspiré, un sudor frío recorrida mi nuca. La van a matar querido Niall.

No sé cuantas vueltas había dado, mis piernas flaqueaban y ni rastro de ella. Estaba claro, se la habían llevado, aunque mi cabeza no quería aceptarlo, lo habían hecho. Mierda.

— Roxanna ¿Dónde te han metido? — digo para mi mismo. Giro mi cabeza en dirección a la carretera, no pueden estar muy lejos, solo hay dos salidas y por la carretera no ha pasado ningún coche. Entonces... el túnel. Enseguida mis piernas sacaron fuerzas de donde no había para darse un spring hasta la boca del túnel.

Todo estaba oscuro y era lógico, la fiesta estaba cien metros más atrás.

— ¡Gilipollas! — su maldita voz. Di una última carrerilla hasta entrar en el túnel. Allí estaba, amarrada de manos y pies, mientras que un cerdo con traje negro y guantes blancos la sujetaba de la garganta. Cabrón.

Saqué la pistola del interior de mi chaqueta, solo había uno, tenía que aprovechar ahora. Conté hasta tres, y a sigilosos pasos me acerqué por la espalda del individuo. Me tenían hasta los cojones. Cargué la pistola a la vez que la boquilla de esta rozaba su nuca, al instante se tensó. Creo que no era la primera vez que les advertía de que dejaran de joderme la vida. El que avisa no es traidor.

— Niall Horan — dijo frío, haciendo que tensara mi mandíbula. Aquí el control lo tenía yo, y no me haría dudar de eso.

— Suéltala — mi voz salió lenta y ronca. Este me hizo caso y dejo caer con brusquedad a Roxanna. Hijo de puta.

— Tendrás que darte prisa, creo que las pastillas están empezando hacer efecto — dijo con sorna y gruñí.

— ¿Qué coño le habeís dado? — dije empujándolo contra la pared, haciendo que me mirara. En su rostro se dibujó una sonrisa sarcástica, a estos tipos le daba igual todo, no tenían nada que perder y me lo han dejado claro durante toda mi vida —. ¡Contéstame o no dudaré en dispararte! — estaba perdiendo mi paciencia. Quería largarme ya, cuidar a Rox, pero, no todo era tan fácil.

Sentí un frío hierro en la parte trasera de mi cabeza. Vale, ya son dos. ¿Si tenía miedo? Sí, por Roxanna. A ellos no les interesaba acabar conmigo, y había estado en situaciones peores que esta.

— Pequeño, creo que ya estas fuera de juego — la voz que hablaba a mis espaldas era aún más profunda.

El silencio fue mi único aliado durante u unos largos segundos hasta que una voz familiar se escuchó:

— No cantes victoria — ¿Harry? Más tarde el sonido de una automática se escuchó a mis espaldas. Harry se lo había cargado —. Llévatela, yo me encargo de este — se coloca a mi lado, con una media sonrisa.

— Diviértete — digo para mirar por última vez al tío que tengo delante, no pasará de esta noche.

Miro de reojo a Roxanna, me acerco a ella y su respiración es alterada. La han drogado, maldita sea, la han drogado. Su cuerpo esta frío y se mantiene muerto. El tono de su piel es pálido como nieve y desearía ser yo el que esté en su lugar. La levanto del suelo y cruzo todo el llano territorio con cuidado de no ser observado.

Habían sido tres, y claramente uno seguía por aquí, si no se había ido ya a chivárselo a quién coño los mande.

Llegué al coche y lo abrí como pude, para recostar en los asientos traseros a Roxanna. Nada más entrar en contacto con el tejido de los asientos su temperatura se elevó. Algo en mí se quebraba al verla así.

Reckless - nh au #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora