Capítulo 14

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Había pasado una semana desde que mi padre y yo nos habíamos reconciliado, y él me había contado toda la verdad sobre "el accidente" que produjo el fallecimiento de mi madre.

Durante esta semana había evitado toda conversación con Molly y Liam, me resultaba incómodo hablar con ellos dos, y aunque sea injusto el no hacerlo -ya que no tengo argumentos para ello- me sentiría hipócrita al hablarles.

Siempre que esquivaba las miradas de Liam notaba como su ceño se teñía de tristeza y eso me dolía, pero, a estas alturas de mi vida yo ya soy una esperta en esconder sentimientos. No soy una persona que le guste mostrar su lado vulnerable y de momento estaba logrando mi objetivo de mantener a la gente alejada de mí, para ahorrarme encariñamientos y por consecuentes despedidas, que para mi filosofía de vida sólo son una forma masoquista de hacerme daño, ya que nada es para siempre y coger aprecio a algo sólo es el principio de un amargo final. En fin, que me sentía orgullosa de haberme convertido en una chica fría o como quieran etiquetarme. Me la suda.

Por otro lado, esta semana no había visto ni hablado con el rubio de los cojones, que cada dos por tres se metía en mi cabeza como veneno del demonio. Volviéndome loca, pero, el buen samaritano de Niall me quiso hacer las cosas fáciles y se ausentó estos días a clases. Sin embargo deseo que se vaya de mi cabeza, no me basta con que se haga de rogar. ¿Esperate, de rogar? Creo que no sería la palabra adecuada, yo no quiero encontrarmelo ¿verdad?

Roxanna deberías dejar de hablar contigo misma, habla mi parte racional, la cual es poca teniendo en cuenta que estamos en clases de literatura y me aburro demasiado.

— Y eso es todo, leeros los tres últimos capítulos y hacerme la redacción. Contará como un treinta por ciento de la nota — informa la serena voz de mi profesora de literatura, la cual se tensa cada vez que la miro y sonrío fría. Creo que al llegar a su casa reza para no tener una hija como yo.

El timbre suena y de un salto acoplo mi desgastada mochila a mi hombro. Con firmes pasos me dirijo al comedor, diría que me abro paso entre la multitud, pero sería equivoco, ya que no me hace falta, ellos solitos se apartan de mi camino. Todas las niñas de primer curso, me tienen un miedo espectacular, puede que sea porque son novatas, porque el rumor de que yo estoy con Niall corre como la polvora... ¿qué cosas verdad? La tía más borde del instituto con el ordinario malote. Ni en sus mejores sueños, aquí el único amor es el mío y el de mi ego. Una amplía sonrisa se hace paso en las comisuras de mis labios, soy una creída, cabrona. Hasta yo me asusto.

Abro las dos grandes puertas del comedor y en una fracción de segundo el murmullo se mortaliza. Dios me encanta la reacción que tengo ante las inocentonas del centro. Todas las miradas me analizan de pies a cabeza, para luego seguir a lo suyo. Creo que todo el mundo me teme desde que vieron como le di una jodida paliza a la zorra de Katie, ¿y quién les culpa? Yo lo tendría.

— Asquerosa — escucho murmurar a una de las chicas más populares del instituto, a la que a mí me gusta llamar calienta pollas. Mi mirada se posa en ella como una bala del calibre cincuenta. Enarco una ceja y noto como en sus pupilas se inyecta el miedo y su rostro palidece.

— No te he pedido que te presentes — hablo con lentitud —. Pero bueno, encantada Asquerosa — un coro de risas se forma en la sala. He sido educada.

Me doy la vuelta y camino hasta la mesa más apartada de la muchedumbre. Al llegar tiro mi mochila sobre la mesa, para sacar un cigarro y llevarlo a mis labios. No lo hago por otra cosa que no sea ver la cara descompuesta de los toletes estos.

[...]

— ¡Ya he llegado papá! — grito al entrar por la puerta, cerrándola con un toque de mi tobillo, a la vez que tiro la llaves de mi coche sobre un pequeño mueble de madera que se encuentra en la entrada. Según me adentro en casa voy haciendo bajar mi mochila de mi hombro hasta el suelo, para dirigirme a la cocina.

Reckless - nh au #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora