Capítulo 31

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Al salir de clases me dirigí con cautela a mi coche, donde me esperaba Dereck. Mantuve mi mirada baja durante todo el tiempo, mi rostro no se encontraba en la mejor de las condiciones, y hoy todo estaba siendo condenadamente confuso. Me abrocho el cinturón esquivando la mirada de mi acompañante, las ganas de llorar me absorben, no puedo hacer nada para saciarlas, ya me he quedado sin lágrimas. Los párpados me pesan al cerrarlos, suspiro cuando Dereck no se digna a poner en marcha el motor.

— Vámonos, por favor — hablar me duele, sentir como el oxígeno recorre mis cuerdas vocales me quema y desgarra por dentro.

— Pequeña... — murmura endulzando su tono, intenta acariciar mi cabello, pero me aparto. Tal vez su tacto también pueda romperme. — He comprado helado, de vainilla. También tenía preparada una tarde de comida basura y películas de mierda para reírnos...

— Solo quiero llegar a casa — escucho su bufido irritar mis tímpanos, antes de que el coche se ponga en marcha y las canciones de Elvis resuenen en el interior del auto.

[...]

Mientras me ducho y la canciones de Lana se escuchan desde mi cuarto, mi cuerpo se mantiene anclado a tierra, sin embargo mi cabeza está en otro lado. Mi corazón también. Siento los latidos en mi pecho, pero la dirección que quiere tomar se encuentra lejos, muy lejos. A su lado. ¿Por qué esto me golpea tan fuerte? ¿Por qué me duele tanto?

Mis pulmones se llenan de aire, a la vez que el agua recorre cada parte de mi cuerpo. Ya no lloro, aunque por fuera esté lloviendo me estoy manteniendo fuerte. Aunque las ganas de caer de rodillas no cesen, sigo queriendo ser fuerte. Por qué nadie puede darme lo que él me da, lo que me hace sentir. Por qué nadie puede proporcionarme la sensación de libertad y esa burbuja que me protege de todo. Por qué cuando me alejo de su lado todo quebra en penumbra, casi siento las voces del pasado retorciéndose de risa por mi sufrimiento. Y me estoy volviendo loca. Tanto esfuerzo por querer ser irrompible me ha llevado a la ruina, y ahora sólo queda dejarme llevar. Sólo queda ver que pasará y esperar me saca de quicio.

Tanto intentar programar el futuro y omitir el pasado. Tanta desesperación por alcanzar lo más alto me ha hecho caer. Tanto rogar no encontrarme una persona que me haga sentir bien... Todo ha servido de nada.

Es automático; me seco y me visto con lo más cómodo que tengo. Al llevar a cabo cada acción siento que otro yo, se sienta ante mí, observa, y sonríe. Esa misteriosa experiencia que tanto le he contado y explicado a los psicólogos, vuelve a estar ahí. Camino para acostarme sobre la cama. La melodiosa voz que reproduce mi móvil sigue sonando en el aire hasta que llega un mensaje. Entonces todo desvanece. Cada pesadilla se disuelve. La soledad se va. Ese brillo se enciende. Vuelvo a la normalidad. Mi mente deja de divagar y me golpea. Jadeo.

De Niall:

Lo siento, la he cagado. Otra vez.

Para Niall:

Habrá que acostumbrarse a eso ;)

De Niall:

¿Te encuentras bien? No puedo dejar de pensar lo mierda que me comporté. Perdóname x

Para Niall:

Siempre estoy bien, Niall.

De Niall:

siempre mientes, mi vida xx

La depresión se debe a pensar demasiado las cosas, esa típica frase que me recordaban casa vez que me quedaba en trance. En trance preguntándome cómo ser fuerte ante los problemas que la vida me planteaba por el camino. Pero nada, absolutamente nada, se compara al juego emocional que Niall me hace sentir. Yo simplemente no podía ser fuerte e irrompible ante mi debilidad. No puedo. Recibir una sonrisa de él era el único detonador que necesitaba mi corazón para acelerarse, para empezar a correr un amaratón sin pararse para descansar. Todo sin él había sido un cumulo de pesadillas para la carga de mi hombros, esas que me han envuelto. Esas que hablan cuando el silencio reina. Esa parte mala de mí que ha conseguido disfrazarme, la que tira de los hilos de mi cuerpo obligándome a mantener firme sin importar que mi alma caiga como pluma por el abismo. Esa pluma que se volvía intocable al lado de ese chico que una vez me dijo que lo odiara. Que intentó ser el malvado de mis pesadillas... y que probablemente termine siéndolo.

Reckless - nh au #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora