Capítulo 33

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Recorrimos el camino de vuelta a casa de Liam, ya que dos manzanas más abajo estaba el taller. A medida que nos alejábamos del intercambiador sentía que una parte de mí se quedaba allí, puede que solo sea el mal estar que siento al pensar que quizás necesite a Dereck en el caso de que pueda derrumbarme. Liam estaba notando que mi cabeza no paraba de dar vueltas a lo sucedido, intentaba sacar tema de conversación, sin embargo creo que aún no ha encontrado ninguno. El tráfico empieza a disminuir cuando nos desviamos por la carretera secundaria que nos lleva al pueblo, otra vez. Tarareo la canción que se emite en la radio, probablemente así evite darle vueltas y buscar solución a mi problema. Aunque ahora que lo pienso, intentar olvidarme de esta mierda ya requiere pensar en ella. Suspiro ahogando mi respiración con el viento que se cuela por la ventanilla.

— Ahora nos vendría bien un chiste... aunque sea tan malo como los de Dereck — murmura Liam con mofa, consigue hacer que ría negando con desdén mi cabeza.

— No estaría mal — me doy cuenta de que mis dientes hacen demasiado presión sobre mi labio y me obligo a relajarme. Esto de estar en tensión todo el tiempo, esperando que lo malo pase es lo peor en intolerable. Miro de reojo a Liam, me encuentro con sus ojos también observándome.

— Te pasa algo — silencio. Quiero decirle que estoy bien, pero sigue hablando —. Lo sé, al tararear la canción tu voz se quebra, y aún cuando la canción enmudece tú sigues repitiéndola. No has dejado de respirar con brusquedad en todo el trayecto, Roxanna.

— Es muy complicado de explicar, Liam — susurro dejando que los rayos de sol acaricien mi piel, derritiendo cualquier sensación de frío en ella.

— Inténtalo — no puedo —. Sólo si quieres.

— Querer quiero, Liam.

— ¿Entonces?

Cierro mis ojos, frenando al instante el coche. Respiro hondo, mis manos tiemblan sobre la caja de cambios. Escucho el latir de mi corazón repicar en mi tímpano; como un molesto sonido que no puedo sacar de mi cabeza. La mano de Liam se apoya sobre mi muslo, y creo que eso no evita que mi cuerpo deje de tiritar como si de una gelatina se tratara.

— No puedo. No puedo — murmuro calmando mis ganas de gritar. El cinturón de seguridad oprime mi pecho y lo desabrocho. Mi respiración se hace mucho más pesada y mis pulmones sufren el pánico al no encontrar su tan deseado oxígeno.

— Roxanna — escucho decir a Liam cuando salgo del coche.

Aire. Quiero Aire. Me agacho e intento calmar mis nervios. Mis manos se apoyan sobre el asfalto cuando siento que todo se cae sobre mi. Intento abrir los ojos, pero descarto la idea al notar como la lágrimas pican en ellos. Una mano acaricia mis espalda de arriba a abajo. Liam se agacha a mi lado. De repente el oxígeno golpea mis bronquios cogiendo una gran inhalación. Mi estómago se hincha tanto que duele para que más tarde mis ojos no aguanten la presión y terminen soltando un par de lágrimas. Sólo un par de lágrimas.

— Roxanna respira. Tranquilizate — vocaliza dulcemente Liam. Asiento y me ayuda a levantar —. Conduciré yo, tú sientate atrás — me dice antes de abrirme la puerta.

[...]

Llegamos a casa de Liam, esto no estaba previsto, sin embargo aunque yo no lo viera necesario, Liam quería que fuera a su casa, dijo que era mejor ir y que su madre me prepararía un té o alguna manzanilla. Cosa que me agradó, mi estómago estaba algo inestable y sentía que expulsaría todo de un momento a otro. Mis párpados seguía abanicando mis ojos, limpiándolos como un parabrisas cuando éste se humedece. Se me nublaba la vista, así que opté por mantener mis ojos cerrados, al menos de esa manera ya no me mareaba. Parece que los brazos del sueño me acunan cuando el coche se para, salgo con dificultad del coche, me tambaleo pero antes de que mi cara se estampe contra el suelo, ahí vuelve a estar Liam, presionándome contra su pecho a la vez que presiona el cierre automático del auto.

Reckless - nh au #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora