─ ¡Ya estoy aquí! ─ grita Eric desde la puerta ─. ¿Dónde está mi niña malita? ─ dice mientras viene hacia el salón y se arrodilla junto al sofá donde estoy acostada. Me da un tierno beso en la frente. ─ Hola ─le contesto sonriendo abiertamente al ver su cara tan cerca de la mía ─. No deberías estar mucho tiempo a mi lado, no quiero pegarte la gripe. ─ No me importa. Estás enferma y lo único que quiero es cuidarte para que te pongas mejor lo más rápidamente posible. Y para que eso pase te tengo que dar mucho amor porque dicen que así te recuperas antes. Así que estaré contigo a cada minuto y segundo. No puedo rechistar porque sé que hará lo que él quiera. Además, que Eric me trate como a una niña pequeña y me cuide por unos días es lo que más quiero y necesito. Y será una gran oportunidad de tenerlo unos días junto a mi. ─ Voy a preparar algo rico para que comas ─ se dirige a la cocina mientras tararea alguna canción.
Tras un rato en el que apenas lo escucho, vuelve al salón con un plato en la mano y en la otra un tenedor. Se sienta a mi lado. ─ He hecho esto con cariño para mi preciosa chica. Espero que te guste. Di "aaahh"...
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Abro la boca mientras dejo que Eric me de comer. Sé que se ha esmerado haciendo la comida. Hasta lo puedo imaginar cocinando, súper serio y callado, como él se pone cuando está concentrado. Le doy las gracias por todo lo que está haciendo por mí. ─ Gracias por todo. Agradezco que vengas a cuidarme y a darme mimitos. ─ Por ti haría cualquier cosa. Iría al fin del mundo si me lo pides ─se acerca a mí y me besa en la mejilla, ya que le he dicho que en la boca mientras estoy mala no─. Espero que te pongas bien pronto porque tengo muchas ganas de besarte ─ me sonrojo un poco ─. Venga que viene el tren ─ dice mientras hace piruetas con el tenedor. ─ Tampoco te pases, no soy un bebé ─le digo con sarcasmo. ─ Hoy sí lo eres. Así que venga, abre la boquita.
