Con mi bebida de Starbucks en la mano y el trabajo del que depende mi futuro en la otra, me dirijo a la Universidad. Aún me quedan unos 10 min para llegar y tengo que pasar por la calle principal del centro, la cual siempre está llena de gente. Como voy con mucha prisa, alguien choca de lleno conmigo. Por el impacto, el café se me derrama encima y chorrea manchando mi proyecto. Por unos segundos me siento morir.
—Perdona, no te había visto. Lo siento —oigo decir al chico pero su voz parece sonar a kilómetros mí.
Estoy en shock porque no me creo que meses de trabajo hayan acabado de esta manera.
—¿Eres imbécil?¡Mira por dónde vas! —le grito sin miramientos.
Con lágrimas al borde de los ojos, reviso las páginas manchadas del líquido marrón. Se han salvado las últimas y no se ha corrido la tinta, aún así, no lo puedo entregar de esta manera. Comienzo a llorar pero sin sollozos ni sorbidos de nariz. Solo lágrimas recorriéndome las mejillas. Adiós carrera, adiós futuro, adiós fin de curso. Me siento cabreada, triste, decepcionada, sin esperanzas y rota al ver como mi ilusión de por fin poder acabar la carrera se han esfumado más rápido que pestañear.
—¿Estás bien?
Se me había olvidado de que el chico seguía aquí.
—¿Cómo quieres que esté bien?¡Mira lo que has hecho!¡Has arruinado mi futuro! —le culpo.
Sé que también la tengo yo por ir andando rápido pero necesito echarle el peso a otra persona o sino me puede dar un ataque.
—Yo... No sé cómo puedo ayudarte —parece muy preocupado.
—No puedes hacer nada a menos que seas un genio mágico y puedas darme una copia del trabajo ahora mismo antes de que den las 9.
Mira la hora en el móvil. Solo quedan 10 minutos y no puedo volver a imprimirlo todo porque aparte de que no tengo ni el portátil ni el pendrive a mano, porque son muchas páginas y no llegaría a tiempo.
—¿No puedes entregarlo más tarde?
—¡No! La fecha de entrega es hoy a las 9, proyecto que no esté, proyecto que no cuenta.
—Yo...
—Déjame en paz —me doy la vuelta y me voy.
Ya no hay nada que hacer. Mis sueños y esperanzas se han ido a tomar por culo.
Tras unos segundos, el chico se da la vuelta y entra en una cafetería cercana donde otro chico lo espera.
—¿Cómo ha ido?
—La has cagado.
Sin decir nada más, el chico deja al otro y sale a la calle en dirección contraria a la que yo he cogido.Llego a casa hecha un mar de lágrimas. Mi madre corre a mi encuentro preguntándome qué es lo que ha pasado. Le cuento todo. Ella parece decepcionada pero intenta darme ánimos.
—Si se lo explicas al profesor puede que te comprenda y te deje entregarlo.
—¿Y quién dice que no lo he hecho aposta?
—No creo que una chica como tú, aplicada, quiera destrozar un trabajo que te ha costado meses hacerlo y encima con todo el empeño que has puesto en ello.
—Que no mamá, no hay remedio.
Me voy a mi habitación. Mis emociones están mezcladas pero ninguna de las que siento tienen que ver con la felicidad. Aunque sé que el chico no lo quiso hacer queriendo, no puedo evitar echarle las culpas a él. Si no se hubiera chocado conmigo no estaría en esta situación.Horas más tarde, aunque sigo deprimida, bajo a merendar.
—Cariño, pareces un zombie con esa cara.
—Es que no puedo cambiarla.
—Lo sé. Espero que mejores.
Suelto un suspiro. Ahora mismo nada me haría feliz. Ni ganar la lotería.
La pantalla de mi móvil se ilumina llegándome una notificación del correo. Como no tengo nada que hacer, lo abro. Al leer el remitente, mis ojos se abren como platos y tras leer el mensaje, me levanto de la mesa de un impulso derramando parte de mi café. Corro a mi habitación, cojo el pendrive y me voy a la papelería más cerca que hay en la zona para poder imprimir el proyecto de nuevo. Me lleva casi una hora pero aún no han dado las 6 pm y me sobra tiempo. Mientras voy camino a la facultad de nuevo, comienzo a pensar en cómo ha podido conocer mi situación. Pienso en el chico pero no lo conozco de nada como para que él sepa sobre mí.
Llego al despacho del profesor. Toco a la puerta y seguidamente paso con su permiso.
—No sé cómo agradecerle esta oportunidad que me ha dado.
—No me las des a mí. Pero que sepa que esta es la última vez que se la dejaré pasar. Y no me gustaría que vaya contándolo por ahí o sino la gente se creerá que podrá entregar las cosas cuando quiera.
—Sí, lo siento.Tras salir del despacho, casi salto de alegría. No me puedo creer que la situación haya dado este giro tan inesperado.
Pasando por el jardín que hay en la entrada de la facultad, veo a un chico junto a un árbol de espaldas a mí. Lo reconozco y me acerco a él. Antes de que llegue, él se gira y me ve.
—Hola. No sé si te acuerdas de mí aunque supongo que sí, ya que he sido el culpable de todo.
—¿Has sido tú el que le ha contado todo al profesor? —pregunto directamente.
—Sí.
Levanto una ceja a modo de interrogación y él rápidamente me lo explica.—Verte llorando por mi estupidez me dejó destrozado. Intenté pensar en alguna forma de que pudieras entregar el trabajo y le pregunté a Chanhee por ti. Él está en tu clase. Él sabía qué asignatura era y el profesor. Así que hable con él. No resultó fácil convencerlo pero finalmente cedió a cambio de algo.
—¿El qué?
—Salir con su hija —responde a duras penas.
Me quedo perpleja porque la hija de ese profesor es horrible tanto en personalidad como en físico, con perdón.
—¿En serio?¿Ella te gusta?
—¡No! Pero no podía dejar que perdieras la oportunidad de acabar tu carrera por mi culpa.
—Tampoco fue tu culpa. Yo iba andando muy rápido y estaba más centrada en entregar el proyecto que por dónde iba.
—Me da vergüenza decir esto y si te enfadas, lo comprenderé pero que nos chocáramos fue intención mía.
Antes de que yo pueda abrir la boca, comienza a excusarse con extrema timidez.
—Yo... estoy... enamorado de ti desde hace tiempo —confiesa más rojo que un tomate— y Chanhee me sugirió la idea del choque para captar tu atención pero parece que elegí mal día.
Me quedo sin palabras.
—Pues sí que has dado en el clavo con el día —parezco enfadada.
—Lo siento mucho. Espero que puedas perdonarme.
No le contesto. Por mi falta de respuesta, él aprieta los labios y se marcha. Antes de que esté muy lejos, lo llamo.
—Oye, no me has dicho tu nombre.
—Soy Juyeon —se ha parado y girado para mirarme.
—Pues Juyeon, cuando acabes de salir con esa chica odiosa, me debes un café y una cita. Dile a Chanhee que te de mi número.
Desde los metros que nos separan, puedo ver una sonrisa reflejada en su cara. Se da la vuelta y sigue su marcha aunque sé que la sonrisa permanece en sus labios.
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THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪
Historia Corta── ⋅ ─── ─── ⋅ ── ˗ˏˋ 𝘏𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘳𝘵𝘢𝘴/𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰𝘴 ♡ˎˊ˗ ── ⋅ ─── ─── ⋅ ── ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • © moontxy | 2O18 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • Contenido original ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • No permitido copia ni adaptación ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • 29...