cнangмιn⁴ 💭

3.4K 200 88
                                    

Salgo de casa pegando un portazo bien fuerte para que sean conscientes de la magnitud de mi enfado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Salgo de casa pegando un portazo bien fuerte para que sean conscientes de la magnitud de mi enfado. Echo a andar en dirección al bosque, a pesar de que está oscureciendo. Nunca me he acercado a él porque he oído recientemente historias acerca de espíritus que lo rondan y esas cosas. Pero el cabreo que tengo es tan grande que eclipsa el miedo. Solo quiero alejarme y estar sola.

Sin darme cuenta, me adentro en la espesa maleza y llego a un punto en el que no sé ni dónde estoy ni el camino de vuelta. Además, ya ha anochecido, demasiado deprisa desde mi punto de vista. He estado tan ensimismada en mis pensamientos que no tengo ni idea de cómo he llegado hasta aquí. El miedo me asalta como si hubiera estado esperando a que el mal humor se esfumara. Me seco el reguero de lágrimas que he soltado por el enfado y miro a mi alrededor esperando a ver alguna pista que me ayude a volver a casa.
─ ¿Estás perdida? ─ me sobresalta una voz, dándome el mayor susto de mi vida.
Me giro en dirección a la procedencia de la voz pero al estar tan oscuro no veo a nadie.
─ ¿Quién eres?¿Qué quieres? ─ pregunto con la adrenalina a mil.
─ Tranquila. No pretendo hacerte daño.
La persona da un paso hacía mí y la luz de la luna descubre su cara. Es un chico más o menos de mi edad que parece amable, pero tengo que tener presente que las apariencias engañan.
─ Déjame.
─ Te puedo enseñar el camino para salir del bosque ─ se ofrece.
─ No. Yo puedo.
Sin esperar, camino en el sentido contrario al que se encuentra. No tengo ni la más remota idea de adónde voy porque todo está negro y ni siquiera puedo ver dónde piso. Sin embargo, es mejor que quedarme más tiempo con ese chico.

Tropiezo con una piedra o un tronco, no lo sé y caigo de boca golpeándome bien fuerte la cabeza. Es como si me hubieran dado un martillazo con mucha potencia. Me toco el lugar del impacto y noto algo líquido que me resbala por la frente hacia la barbilla. No hay que ser muy listo para saber qué es.
Me duele tanto la cabeza que siento como si mi cerebro aún estuviera rebotando dentro de mi cráneo por el golpe. Intento levantarme pero es como si el mundo diera vueltas muy rápido a mi alrededor. Nada más poner las piernas rectas, estas pierden fuerza y me desplomo. Pero no noto el suelo a mi espalda, sino unas manos que me sujetan. El sudor me recorre la espalda del miedo.

No he perdido totalmente la consciencia, por lo que siento cómo me arrastran hasta un lugar que creo que es el mismo donde vi a aquel chico. Por intentar escapar lo antes posible, se lo he puesto aún más fácil para atraparme.
─ No te muevas, ahora vuelvo ─ escucho decir.
Oigo pasos que se alejan y cuando ya no los escucho, intento levantarme. ¿Qué se cree que me voy a quedar aquí esperando a que vuelva para que me haga lo que sea que tenga pensado? Idiota.
No llego a estar de pie porque me mareo pero consigo ponerme a cuatro patas. Sin perder tiempo, comienzo a gatear a ciegas debido a que tengo aún la visión borrosa.

No llego a hacer ni 5 metros cuando unas manos me agarran del hombro. Pego un grito y pido auxilio, pero me tapa la boca.
─ ¿Estás loca? ─ dice ─. Quédate quieta, por favor. No pretendo hacerte daño.
Me da la vuelta casi sin esfuerzo, a pesar de que me resisto todo lo que puedo. Se sube encima de mí inmovilizándome las piernas y me pone una luz justo delante de mi cara. Cierro los ojos como acto reflejo.
─ No puedo curarte si sigues moviendo la cabeza.
─ No, por favor, déjame ─ sollozo.
Aparta la luz de mí y nos ilumina a los dos poniendo la luz en el lateral izquierdo.
─ Escúchame, quiero ayudarte. Te has dado un golpe bastante grave por la sangre que aún te brota. Solo quiero curártela ─ busca con la mano libre algo a su lado y cuando lo consigue, pone ante mi un botiquín de primeros auxilios.
─ ¿Quién no dice que eres un violador o un secuestrador? ─ digo.
Él parecer sorprenderse por lo que acabo de llamarle.
─ No te voy a negar que ahora mismo lo parezco ─ dice quitándose de encima mía ─. No tengo malas intenciones, lo prometo.
Lo miro con desconfianza mientras que él tiene una expresión cansada en el rostro y puedo observar a duras penas cómo tiene los ojos un poco hinchados, a lo mejor de llorar o por alergia.
─ ¿Cómo puedo confiar en que no me harás nada malo?
─ Depende de ti. No sé cómo puedo demostrar que soy de fiar. Si tienes alguna idea, la acepto.
Me quedo mirándolo sin decir nada. Tiene razón. ¿Cómo puede probar en unos minutos que puedo confiar en él? Creo que no hay ninguna forma.
Debido a mi silencio, lo toma como una señal de que no tengo argumentos para rebatirle.
─ ¿Me dejas? ─ señala mi herida con la cabeza.
Asiento lentamente. Puede que me esté metiendo en la boca del lobo por aceptar, pero supongo que todo el mundo debería tener la oportunidad de la duda.
─ Como intentes hacer otra cosa, te pegaré un buen puñetazo ─ le amenazo.
─ No me gustaría llegar a eso.

THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora