jacoв⁴ 💭

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Juyeon choca su vaso con el mío haciendo un brindis y seguidamente damos un sorbo. 
─ Me alegro de que hayas venido. Necesitaba desconectar un rato. 
─ Siempre estaré aquí cuando lo necesites. Además, yo también lo necesitaba. 
Ambos nos sonreímos. Llevamos más de cinco copas cada uno, o eso creo, solo sé que menos de esa cantidad no es. Por lo que estamos bastante ebrios.
─ ¿Cómo te va con Lyann? ─ le pregunto así sin venir a cuento. 
─ ¿No dijimos de no mencionar nuestros matrimonios? ─ me recuerda él. Fue la primera condición que puse después de que me dejara pasar a su casa. 
─ Es verdad, lo siento. 
─ Da igual. A lo mejor me viene bien desahogarme y sé que tú eres de confianza. 
Yo lo miro instándole a que siga. 
─ Lyann es muy buena, no diría nunca lo contrario. Pero me siento atrapado en un día que se repite en bucle cuando estoy con ella. Siempre lo mismo: nos despertamos, ella va al trabajo, almorzamos juntos, ella vuelve a su trabajo, cenamos juntos de nuevo y después nos vamos a dormir. Fin. Esa es la rutina de todos los días. Y muy de vez en cuando hacemos algo porque la mayoría de las noches llega demasiado cansada para eso. 
─ Lo siento. Lo peor de todo es que te comprendo. Yo estoy muy feliz con él pero creo que nunca hemos tenido una bronca entre nosotros. Todo lo que hago o decido está bien y eso me pone de los nervios. A veces hasta creo que me toma el pelo. Nunca me lleva la contraria en nada y si lo hace, es de una forma muy suave. Sé que no es tan malo, pero me siento como tú, en una monotonía constante. 
─ Parece que no estamos contentos con lo que hemos elegido y eso que ninguna de nuestras parejas ha hecho nada malo. 
─ Cierto. 
Nos quedamos en silencio, cada uno reflexionando su propia vida. 
─ ¿Te acuerdas cuando nos colamos en el cine y no nos pillaron de milagro? ─ le recuerdo. 
─ ¡Por supuesto que sí! Aquel día creí que me daría un ataque. No entiendo aún cómo se nos ocurrió hacer eso. 
─ Ya sabes que nosotros dos juntos éramos una bomba. 
─ Una bien grande ─ ríe el.
─ Y yo que pensaba cuando te conocí que eras de los típicos chicos que no rompían ni un plato. 
─ Tú tampoco puedes hablar ─ me contesta dándome un pequeño golpe en el hombro.
─ Tú eras peor, no lo niegues. Lo del cine no fue nada comparado con la carrera de coches ilegal en el que participaste.
─ ¡No puedo creer que te acuerdes!
─ ¿Cómo no lo voy a hacer?¡Me montaste contigo a la fuerza! Creí que moriría allí por tu culpa.
Juyeon vuelve a reír, esta vez a carcajadas.
─ Echo de menos aquellos tiempos ─ me dice mirándome nostálgico. 
Sé a qué "tiempos" se refiere. A los tiempos donde éramos estudiantes y estábamos juntos. Hace apenas seis años. 
─ Han cambiado tanto las cosas desde entonces ─ murmuro como un pensamiento en voz alta. 
─ Pues si, pero no nuestra amistad ─ choca de nuevo su vaso con el mío. 
─ Y espero que eso no cambie nunca. 
Él baja la mirada, como si estuviera triste.
─ ¿No te arrepientes a veces de que... lo nuestro acabara? 
La pregunta me coge desprevenida. Sinceramente, desde que rompimos nunca he vuelto a pensar en nosotros como pareja. 
─ Pues... Te extrañado varias veces pero creo que era lo mejor. Si hubiéramos seguido juntos, seguro que no estaríamos aquí ahora ─ rio un poco. 
─ ¿Por qué? 
─ No puedes ir en serio ─ le digo al preguntarme el por qué. Él me mira queriendo que responda y lo hago ─. A ti te gustaba mucho el riesgo y adorabas saltarte las normas y yo siempre te seguía porque eras como una droga para mí. Si hubiéramos seguido juntos, estaríamos en la cárcel. Además, teníamos peleas muy gordas. Me acuerdo que una vez me tiraste tu televisión y casi no me matas ─ digo riéndome al recordar.
─ ¡No te hagas la santa! Tú me tiraste literalmente por la ventana. Menos mal que estábamos en la primera planta o sino acabo muerto. 
─ Pero te lo merecías. Estuviste aquel día ligando con Mel y la besaste no solo una vez. 
─ ¡Pero no hice nada con ella! Solo fue un par de besos sin importancia. Además, yo solo tenía ojos para ti y los sigo teniendo. 
Me quedo con el vaso a medio camino de mi boca. A la falta de respuesta por mi parte, Juyeon sigue hablando. 
─ No comprendo cómo te pudiste casar con él siendo todo lo contrario a lo que eras. Él es un ángel comparado con tu personalidad demoníaca ─ dice sarcásticamente. 
─ Supongo que necesitaba un poco de bondad y pureza en mi vida tras estar contigo. Y no sé por qué dices eso cuando tú has hecho lo mismo con Lyann. Ella no es para nada como tú solías ser. 
─ A lo mejor es que es verdad lo de que los polos apuestos se atraen. 
─ Puede ser que sí.
Me trago de una vez lo que me queda en el vaso y me levanto. 
─ Es tarde. Debo irme. Jacob seguro que me está esperando. 
─ No te vayas ─ él se sitúa frente a mí y me agarra la muñeca derecha suavemente. 
─ Otro día repetimos pero no puedo quedarme más tiempo. 
─ ¿Y si te doy una razón para quedarte? ─ sonríe maliciosamente, como solía hacer cuando se le ocurría una idea muy mala. 
─ Convénceme ─ me cruzo de brazos con altanería. Seguro que se busca una excusa tonta.
No usa las palabras como yo creía que iba a hacer, sino que usa su cuerpo. Hace desaparecer el espacio que nos separaba en una milésima de segundo y me besa apasionadamente. No respondo, al principio, hasta que sus labios me recuerdan a todas aquellas noches de frenesí y calor que tuvimos. Acabo cayendo en su trampa. 

THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora