Mi móvil suena con gran estruendo. El sonido ya me es familiar, por lo que sé de qué me está notificando. Miro el reloj digital de mi mesita de noche, el cual marca las 04:18 am. Ya podía la gente intentar que haga mi trabajo en horas en las cuales estoy despierto, me quejo. Me levanto perezosamente con los ojos aún casi cerrados por el sueño y arrastro los pies hasta el baño. Me miro al espejo y casi me asusto de ver mi reflejo. Las horas de madrugada no me favorecen demasiado. Antes de vestirme, miro la dirección a la que debo ir para elegir ropa adecuada. La localización marca un pub que está a una hora en coche de aquí. Ya vestido, me preparo un café para llevar.
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El pub hace esquina y en vez de paredes, tiene cristaleras grandes que permiten observar desde fuera a toda la gente bailando y bebiendo de dentro. Paso los guardias de la entrada sin problemas. Invisible ante los ojos de todas las personas del local, busco como un depredador a mis dos presas. No me lleva mucho, después de tanto tiempo haciendo lo mismo, ya está chupado. La chica está en la parte derecha conversando con sus amigas y el chico en la izquierda bailando rodeada de otros chicas. Me froto las manos y realizo mi truco de magia. Tras ello, solo me falta esperar a que haga efecto.
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Aunque no es perceptible para nadie de los presentes, dos flechas salen disparadas hacia esas dos personas en cuestión. Sin embargo, para mi sorpresa, nada ocurre como debería ser. La fecha dirigida a la chica se desvanece antes de que la alcance. Mis ojos no pueden abrirse más del asombro. ¿Cómo es posible? Jamás había ocurrido nada parecido. Fallar es algo imposible aunque yo pusiera todo mi empeño en ello. Sin embargo, la flecha si le da al chico. Me quedo observando porque no tengo ni idea cuál será el resultado. Veo como este para de bailar y va a la barra a pedir algo de beber. Allí se encuentra con la chica y parece que él intenta entablar conversación con ella pero esta lo rechaza yéndose con su bebida en la mano a la mesa donde sus amigas la esperan. Anonado y sorprendido a la vez, me marcho. No puedo hacer nada. Lanzar otras dos flechas a las mismas personas podría tener consecuencias graves y prefiero no arriesgarme. No obstante, si me hubiera quedado un poco más, habría visto salir a una chica del baño, la cual tiene los distintivos de una de mis dianas. Por lo que en el pub había tres dianas, algo también imposible.
