El lápiz se detiene cuando grandes gotas de agua se extienden sobre el papel. Ha comenzado a llover. Me tengo que dar prisa antes de que acabe empapada. Rápidamente cierro mi blog de dibujos y recojo mis lápices. Antes de que pueda salir del parque, tengo el pelo mojado y mi abrigo en el mismo estado. Intento proteger mi blog de la lluvia escondiéndolo debajo de mi camiseta pero si no llego pronto a algún lugar donde resguardarme, perderé todo en lo que he estado trabajando hace meses. Corro lo más deprisa que puedo pero me parece eterno llegar a casa. Choco con alguien y caigo de culo en el suelo. El chico rápidamente me ayuda a levantarme. — Gracias —le digo sin mirarle a la cara por la prisa que llevo. Antes de que pueda salir corriendo de nuevo, el chico me agarra suavemente pero suficientemente fuerte por el brazo para pararme. Me vuelvo para mirarle desconcertada. — Toma —me ofrece su paraguas negro. Me quedo sin saber qué decir. — Te lo agradezco pero si me lo das, tú te mojarás. — Creo que a ti te hace más falta que a mí —mira indirectamente a mí barriga, ya que me la sujeto con ambas manos para que no se me caiga el blog. Seguramente se habrá dado cuenta de que llevo algo importante. — Eres muy amable pero es tuyo y tampoco quiero que te mojes. Me coge una mano y me pasa el mango del paraguas, quedando ahora él bajo la lluvia. — No me pasará nada. Un poco de agua no daña —dice mientras mira hacia el cielo nublado mientras usa mano para que las gotas de agua no le den en la cara.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al hacer ese gesto, lo miro. Se ve perfecto. Me gustaría inmortilizarlo en papel. Las ganas para sacar mi blog y comenzar a dibujarlo son tremendas y me hace olvidar que estoy calada hasta los huesos. Noto que él me estaba observando mientras yo estaba embobada admirando su perfil. Me sonrojo por mi indiscreción. — ¡Hasta pronto! —se despide mientras corre. — ¡Espera!¿Cómo te devuelvo el paraguas? —digo casi gritando. — ¡No hace falta! Para ti —me responde desde la distancia.
Al llegar a casa, tras comprobar que mi blog no se ha mojado y cambiarme de ropa, me siento en mi escritorio y dejo de lado mi proyecto para ponerme a dibujar a ese chico tan amable de hoy.
Al día siguiente, salgo al parque aproximadamente a la misma hora a la que vine ayer. Hoy no hay probabilidad de lluvia aunque el ambiente es húmedo. Llevo el paraguas del chico por si me lo encuentro poder devolvérselo. Realmente, he vuelto porque quiero volver a verlo. Anoche me quedé hasta tarde dibujando pero no conseguí avanzar mucho porque apenas recuerdo su cara. Solo tengo hecho un esbozo.
Me siento en un banco cercano y para pasar el rato, sigo intentando dibujarlo. —¿Qué hace una chica con un paraguas con el día que hace? —me sobresalta una voz a mís espaldas Al darme la vuelta, me encuentro con su sonrisa. La alegría me embarga. Sin embargo, noto que sus ojos se dirigen a otro lado, a mi falda donde tengo el blog. Rápidamente intento tapar la página mientras me sonrojo. — ¿Ese soy yo? —pregunta sentándose a mi lado. — No... —miento. Aunque no sirve de mucho porque es obvio que sí es él. — ¡Dibujas de maravilla! Has captado mi forma de la cara bastante bien. — Qué vergüenza... Déjame explicártelo —digo sonrojada. — No te preocupes. Cuando lo acabes, ¿podrías darme una copia? — Sí... Pero, por favor, no pienses que soy una acosadora o algo. Solo me gustó el ángulo en el que miraste el cielo y... Él me interrumpe cogiéndome la barbilla, haciendo que quedemos frente a frente, gesto que hace que se me acelere el corazón. — He dicho que no te preocupes. Además, no tenías por qué haberme traído el paraguas. Dije que te lo podías quedar. — Me parecía mal quedármelo. — ¿Vienes aquí muy a menudo? —me pregunta. — Sí, casi todos los días. El parque es un lugar silencioso y tranquilo. Me concentro mejor. ¿Y tú? — A veces suelo venir para tomarme un descanso de los estudios cuando me agobio. — ¿Hoy has venido por eso? —pregunto sin saber por qué. Él me mira intensamente durante unos segundos hasta que responde. — Hoy he venido por si te volvías a chocar conmigo.
