нyυnjae² 💭

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Mientras salgo de clase, veo por las ventanas del pasillo lo fuerte que está lloviendo. No me puedo creer que el tiempo me mintiera.
—¿Otra vez se te ha olvidado el paraguas? —escucho la voz de Sangyeon a mis espaldas.
—No es que se me olvide, es que creía que no iba a llover porque en el móvil me ponía que solo estaría nublado y por eso no me lo he traído.
—No aciertas con el tiempo, ¿en? Cuando te traes el paraguas, no llueve y cuando no te lo traes si.
—No te burles de mí —le digo sacándole la lengua.
—¿Qué vas a hacer?
—Supongo que esperaré a que escampe un poco.
—¿No tienes a nadie que pueda venir a por ti?
—No. Mis padres están trabajando y no vuelven hasta la noche.
—Te dejaría mi paraguas pero tengo que irme a casa porque después tengo clases de piano.
—No te preocupes. Te lo agradezco.
—Me puedo quedar un ratito haciéndote compañía si quieres.
—No. Si tienes prisa, puedes irte. Estaré bien, gracias.
—¿De verdad?
—Sí, tranquilo.
—Está bien. Mañana nos vemos —se despide dándome un beso en la frente, como es costumbre suya—. ¡No te mojes mucho! —me grita cuando ya va lejos.
Me dirijo a la puerta de entrada del Instituto, a esperar a que pronto pare de llover.

Pasan los minutos y sigue lloviendo con la misma intensidad o más. No creo que vaya a parar hasta sabe cuándo. Entonces, me decido por no esperar más e ir corriendo como puedo. Mi casa está a 20 minutos andando, así que me queda camino por recorrer.
No llevo ni 5 minutos y ya estoy empapada. El pelo se me pega a la nuca y la falda a los muslos. Lo peor de todo es que por donde voy no hay donde resguardarme. Mientras voy corriendo, veo a alguien que bloquea mi camino. Es un chico con expresión seria que me tiende su paraguas. Al ver que no lo cojo, hace un gesto hacia el paraguas insistiendo. Le hago caso y en cuanto lo agarro, él se va andando con las manos en los bolsillos como si no lloviera a mares. Por tal inesperada e imprevista situación, no me da tiempo a reaccionar ni a darles las gracias ni a preguntarle quién es y por qué me ha dado el paraguas, porque yo no se lo daría a alguien desconocido así por la cara.
Mientras retomo el camino, al no poder parar de pensar en el chico, caigo en que me suena de algo pero por más que le de vueltas, no consigo caer en quién es.

Al día siguiente, llevo el paraguas por si doy con el chico. Dudo que en el Instituto de con él porque no me suena de haberlo visto por aquí. Me encuentro con Sangyeon.
—¿Traes hoy un paraguas con el día que hace? Vas al contrario que el tiempo.
Le digo que no y le explico la situación. También le describo al chico.
—¿Eres consciente de que chicos altos y morenos hay miles? Tu descripción es una basura —se burla de mí.
—Es que no lo llegué a ver bien. Aquello sucedió en unos 3 segundos.
—¿Y por qué no fuiste detrás de él?
—Porque fue tan repentino todo que no sabía qué hacer.
—Tonta. Supongo que no podrás devolvérselo porque hasta que volváis a coincidir de nuevo...
—Ya... Pero tengo la sensación de que lo conozco pero no sé de qué.
—Qué raro.
—Lo sé. 
De camino a casa, pienso de nuevo en el chico. No parecía muy feliz. Y la sensación de que me suena de algo no cesa. 

No es hasta seis días después cuando me encuentro en la misma situación: lloviendo como una cascada y sin paraguas. 
Vuelvo a encontrarme bajo el aguacero corriendo por no mojarme mucho. En mitad del camino, alguien me para en seco agarrándome del hombro. Del susto, me giro al instante. Alguien me tiende un paraguas. 
—Tú... —susurro al ver su cara igual de inexpresiva que aquella vez. 

Con un gesto me pone el mango del paraguas en la mano y se da la vuelta

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Con un gesto me pone el mango del paraguas en la mano y se da la vuelta. Como esta vez conozco la situación, lo agarro de la manga para que se gire hacia mí. 
—¿Cómo te llamas? 
Él se zafa de mi sujeción pero insisto. 
—Te conozco de algo pero no recuerdo de qué. 
Mis palabras parecen hacerlo reaccionar y muestra una mueca de sorpresa.  
—¿Tú me conoces? —le pregunto poniendo el paraguas para los dos con tal de que no se moje.
—¿M-me recuerdas? 
Al escuchar su voz, un nombre aparece en mi cabeza. 
—Hyun..jae...—veo que sus ojos se empañan—. ¿Por qué me sé tu nombre? 
Él se gira para irse pero necesito respuestas y no me iré sin ellas.
—Respóndeme, por favor. Sé que me conoces. 
—Sigues igual de olvidadiza —una sonrisa melancólica aparece en sus labios.
—¿A qué te refieres?
—Cada vez que llovía nunca llevabas paraguas, por lo que tras varias veces de que te pasara, decidí llevarme dos paraguas cuando llovía para darte uno.
—¿Cómo me has podido conocer si no recuerdo nada de lo que estás contando? —le digo frustrada.
—Porque tuviste un accidente y perdiste parte de tus recuerdos y con ellos, yo.
Unas imágenes aparecen en mi mente y las lágrimas recorren mis mejillas. Es cierto que tuve un accidente el cual recordaba después de que pasara pero, ¿cómo me pude olvidar de la persona más importante en mi vida?
—¿Por qué nunca has venido a buscarme y recordármelo todo?
—Porque tenías que ser tú la que abriera la brecha en el muro. Yo he intentado ayudarte indirectamente. Si te contaba todo de una vez, solo me habrías tomado por un acosador y no habrías recordado nada.
—Sigues siendo igual de listo —sonrío entre las lágrimas.
—Y tú sigues yendo al contrario que el tiempo —me dice mientras dos lágrimas recorren sus mejillas y me abraza bajo la incesante lluvia.







THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora