—Ten cuidado, ¿vale? —me dice Hyunjae antes de dejar el portal.
—Sí. Mi casa está a 10 minutos de aquí. No me va a pasar nada, tranquilo.
—Ojalá pudiera acompañarte pero si dejo esto solo van a formar la gorda y no quiero que rompan nada o mis padres me matarán.
—No te preocupes, llegaré bien.
—En cuanto pises la entrada de tu casa me llamas, ¿entendido?
—Sí. Oído y comprendido.
—Lleva el móvil a mano por si en el camino me necesitas.
—Es un camino de 10 minutos, no me va a pasar nada.
—Por si acaso.
—Venga, que tienes una fiesta que controlar.
—Ten cuidado. Hasta mañana.
Hyunjae no cierra la puerta hasta que ya no me ve en su campo de visión.
Camino por las calles desiertas, lo normal a las cuatro de la mañana. Tendría que haberme ido antes pero me estaba riendo tanto de ver a Sunwoo borracho que perdí la noción del tiempo.
Esta noche hace frío y se levanta una fresca racha de viento que me mueve el pelo hacia atrás. Me encojo para mantenerme en calor. Debería haberle pedido a Hyunjae una chaqueta.
Las farolas que iluminan la calle por la que voy hacen que parezca menos escalofriante el camino. Pero por hablar, al girar la esquina siguiente, todo está sumido en la absoluta oscuridad. Solamente hay una luz en mitad de la larga calle que ilumina un pequeño trozo a ratos porque la bombilla estará mal y parpadea. Me quedo congelada en el sitio.Quiero avanzar pero el miedo paraliza mis pies. Mierda. Me gustaría coger el móvil y llamar a Hyunjae pero eso le preocuparía y estoy segura de que vendría enseguida dejando la fiesta sin vigilancia. No quiero causarle problemas, así que reúno la valentía que puedo y doy un paso. Poco a poco avanzo mientras mi cabeza me juega una mala pasada imaginándose escenarios típicos de las películas de miedo que podrían pasarme. De repente, escucho una rama crujir. Me giro al instante pero debido a la oscuridad no veo nada ni nadie. Mi respiración se agita y el corazón parece que se va a desbocar de un momento a otro. Sigo adelante, cada vez más cerca de la farola parpadeante pero que al mismo tiempo parece muy lejos. Me gustaría correr pero no me sé muy bien el camino y menos ahora que es de noche, por lo que podría perderme fácilmente. Agudizo el oído lo máximo posible para estar alerta de lo que ocurre a mi alrededor. Solo escucho la brisa hasta que en un momento dado me parece oír pisadas. Me paro en seco y todo vuelve al silencio imperturbable de antes. Camino tres pasos y puedo oír el eco de otros pasos a mis espaldas no muy lejos. Un escalofrío me recorre el cuerpo. Miro hacia atrás con miedo y lentamente pero no veo nada. Vuelvo a echar a andar hasta la farola lo más rápido que puedo. El sonido de pisadas me persigue. Me paro para comprobar que no es imaginación mía, y efectivamente el sonido de zapatos se detiene también. Se me pasa por la cabeza preguntar quién es el que está ahí pero es algo estúpido porque nadie me respondería.
Me quedan dos metros para llegar a la farola, los recorro como si mi vida dependiera de ello (literalmente) pero justo cuando llego, la bombilla produce un pequeño estadillo y se apaga completamente. Maldigo todo lo que se me pasa por la cabeza. Cualquiera diría que soy tonta por no usar la linterna del móvil, pero la gracia es que el que tengo es un modelo antiguo y no tiene. Mientras pienso en todo eso y en qué voy a hacer, noto una ráfaga de aire caliente en mi cuello. Se me congela la sangre y no sé si darme la vuelta porque en las películas cuando las personas hacen eso, lo que tienen detrás los matan. Así que hago lo contrario, corro. Desafortunadamente, algo peludo parecido a una mano me agarra la muñeca y con fuerza me atrae hacia sí. Voy a gritar para pedir ayuda pero algo me tapa la boca. Mi cuerpo choca contra otro cuerpo y me inmoviliza. Intento morder lo que me obstaculiza la boca pero nada más que consigo agarrar con los dientes es pelo o pelusas. Entonces, una voz rasposa me habla en el oído.
—Cálmate y quitaré mi mano de tu boca.
Hago lo que me dice aunque mi respiración no expresa calma.
La persona hace lo que dice.
—¿Quién eres?¿Qué quieres? —me tiembla la voz.
Mi cuerpo está totalmente temblando.
—Soy yo.
Las manos que me agarran me dan la vuelta y quedo cara a cara con la persona. Me preparo para lo peor.
—Siento si te he asustado. No era mi intención.
Intento ver sus rasgos en la oscuridad y cuando los distingo, le pego un guantazo de forma instintiva.
—¿Estás chalado?¡Por poco no me da un infarto!¿Cómo has podido?
—Lo siento, lo siento. Te vi salir de la fiesta y quería acompañarte pero mientras me ponía el abrigo y los guantes, ya te habías ido. He intentado seguirte y quería llamarte pero pensé que llamarte con la voz ronca sería peor.
—¿Por qué estás ronco? En la fiesta no lo estabas.
—No lo estaba al principio. Pero después de gritar y cantar...
—Eric, te juro que las ganas de matarte no son pocas. Tenía el corazón en la boca del miedo.
—Perdón. Venga, te acompaño a casa.
Me coge de la mano y comienza a andar.
—¿Te sabes el camino a mi casa? —le pregunto.
—No.
—¿Entonces como echas a andar tan confiado?
—Porque esta calle solo tiene dos salidas y por una has entrado. Así que, supongo que por la otra se saldrá.
—Eres listo.
—Gracias.
—Que sepas que no te voy a perdonar el susto que me has dado.
—Te lo recompensaré cuando pueda y ya te he pedido perdón varias veces.
—No las acepto.
—Yo sé que sí.
Aunque está oscuro, me giro para mirarlo como un gesto instintivo pero justo en ese momento, noto sus labios sobre los míos. Nos separamos rápidamente.
—¿Qué haces?¡Esta noche te estás pasando!
—¡Te promero que no era mi intención! Iba a darte un beso en la mejilla pero no sabía que tenías la cabeza girada hacia mí.
—No pongas excusas, querías besarme.
—¡No! Ha sido un error. Es que está oscuro y no te veo bien.
—Espero que no cometas más "errores" de aquí a que lleguemos a mi casa.
—No seas mentirosa. Si te ha gustado.
—No seas mentiroso tú, que lo has hecho a posta.
Escucho cómo se ríe.
—Por no se cuanta vez, te digo que ha sido sin querer, testaruda.
Sé que no me ve, por eso sonrío. No voy a admitir que por un lado me ha gustado. Al parecer, la noche ha pasado de ser una completa historia de terror a una romántica, si se puede llamar así.
—¿Queda mucho para llegar a tu casa? —me pregunta.
—No mucho, ¿por?
—Para seguir cometiendo esos "errores" que dices —dice sonriendo.
—¿Cómo cuáles?
—Pues...
Suelta mi mano y noto cómo pasa su brazo por mi cintura, atrayéndome hacia él y quedando pegados.
—¿Sigo cometiendo más?
—Puede que no llegues vivo a tu casa esta noche.
—¿En qué sentido debo tomármelo?
—En el que quieras.
—Vale —sonreí pícaro.
Entonces, siento que su mano se desliza hacia abajo y es cuando le meto un pellizco en la mano. Él suelta un grito de dolor.
—Ya he comprendido lo que querías decir.
—Me alegro.
ESTÁS LEYENDO
THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪
Short Story── ⋅ ─── ─── ⋅ ── ˗ˏˋ 𝘏𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘳𝘵𝘢𝘴/𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰𝘴 ♡ˎˊ˗ ── ⋅ ─── ─── ⋅ ── ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • © moontxy | 2O18 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • Contenido original ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • No permitido copia ni adaptación ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ💭 • 29...