THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪

erιc⁴ 💭

Como última cosa que hacer de nuestra lista, damos un paseo por el río Han. Es bastante tarde por lo que apenas hay gente pero el ambiente es agradable y tranquilo, lo que necesitábamos después de un día de carreras de un lado a otro. Tampoco hace mucha calor como ha hecho durante el día. La brisa es fresca y apacible. No tenemos rumbo fijo, solo queremos pasar un rato donde el tiempo no exista.
─ ¿Te lo has pasado bien? ─me pregunta.
─ Sí. ¿Y tú?
─ Mientras esté contigo me da igual donde ir.
─ ¿Y si te llevo al infierno?
─ Pues allí iré.
Ambos reímos y me apego más a él mientras voy cogida de su mano con mi cabeza en su hombro. 
Nos quedamos callados cada uno ensimismado en sus propios pensamientos. Sabemos que será la última noche que pasemos juntos y ambos queremos aprovecharla al máximo. No hace falta que hablemos porque simplemente con estar cerca el uno del otro, basta.
Después de un tiempo, él habla.
─ Deberíamos volver al hotel, ¿no crees?
Le hago un gesto para que se calle.
─ No hables ahora de eso ─le digo.

Nos sentamos en un pequeño césped al lado del río. Él se acuesta boca arriba y yo hago lo mismo pero apoyando mi cabeza en su abdomen, del cual noto cómo baja y sube por su respiración, al igual que si me centro mucho, puedo oír los latidos de su corazón.
Él juega con un mechón de mi pelo, dándole vueltas en su dedo.
─ Cuando vengas la próxima vez tengo que llevarte a comer unas tortitas de mantequilla riquísimas a un sitio cerca de aquí. Siento no haberme acordado.
─ No te preocupes. Me has hecho un tour súper completo en dos semanas. Yo creo que eso ya tiene mérito ─le digo.
─ Te he tenido corriendo como una loca de un sitio a otro.
─ Sabes que no me importa. Además, me lo he pasado genial y me ha encantado todo lo que me has enseñado.
─ Me hace feliz que digas eso ─él me pellizca un moflete cariñosamente ─. Ojalá no hubiera tanta distancia entre nosotros.
─ O que el tiempo fuera infinito y este día no acabara nunca ─complemento su frase.
Ambos nos sentamos uno al lado del otro. Él me pasa su brazo por mis hombros y me atrae más hacia él, dándome un beso en la cabeza.
─ Te voy a echar de menos. Mucho.
Yo no quiero hablar de nuestra despedida porque me entristece tener que volver a estar sin él en mi día a día. Es verdad que podemos llamarnos y hacer videollamada, pero no es lo mismo que tenerlo físicamente a mi lado.
Como no he contestado, él me mira.
─ ¿Pasa algo? ─me dice.
─ No quiero que nos pongamos melancólicos.
─ ¿Por qué?
─ Porque acabarás llorando y ambos sabemos que si tú lloras, yo lloro.
─ ¡Yo no lloro! Ya soy un hombre ─dice sacando músculo y enseñándome su bíceps.
Yo me rio.
─ Eric, sigues siendo mi niño pequeño ─le doy un beso dulce y largo.
─ No quiero ser tu niño, quiero ser tu hombre ─insiste cuando nos separamos.
─ Vale, puedes ser lo que tú quieras ─me rindo.
─ Pues deseo ser el chico de tus sueños.
─ ¡Si ya lo eres!
─ ¿De verdad? ─pregunta haciéndose el sorprendido.
─ ¿Tú qué crees, bobo?
Él se ríe un poco pasándome la mano por la cabeza y alborotándome el pelo.
─ Estaba de broma. Solo quería que lo dijeras.
─ ¿El qué?¿Que eres el amor de mi vida?
─ Sí ─confiesa sonrojándose.
Puede que él quiera ser un "hombre" pero no puede dejar de ser adorable. Siempre será mi pequeño bebe.
─ Quiero que sepas que estés donde estés, yo siempre te querré. Da igual la distancia o las reducidas veces que nos veamos, mis sentimientos serán iguales porque más de lo que te quiero no puedo quererte y puedes tener por seguro que jamás dejaré de amarte ─ha adoptado un tono más serio y evita mirarme para que la vergüenza no lo bloquee. No suele decir cosas tan profundas ni expresar sus sentimientos verdaderos.
─ Eric... Gracias por decírmelo ─ se lo agradezco porque sé que estas cosas le cuestan ─. Puede que sea una frase simple la que voy a decir pero es que no encuentro una mejor que exprese lo que quiero. Te amo. Y por favor, no me faltes nunca. 
Volvemos a besarnos, con frenesí por largo tiempo, como si no hubiera un mañana.