ĸevιn⁴ 💭

4.6K 203 53
                                    

─ Tengo que contarte una noticia fascinante ─ me dice ilusionado y lleno de alegría.
─ Debe ser algo bueno porque suenas como un sol radiante.
─ Sí. Estoy muy contento, no sabes cuánto.
─ ¿Y cuándo me lo vas a contar? No me puedes dejarme mucho tiempo con esta intriga.
─ ¿Qué tal mañana?
─ ¿Mañana? Me puedes llamar durante mi descanso a las 11:00.
─ No, me refiero a quedar de verdad no por llamada.
─ Pero si estás en Vancouver, ¿cómo vas a estar mañana aquí en Corea?
─ Esta tarde cojo un avión.
─ ¿Y no pensabas decírmelo? ─ le chillo de alegría.
No me creo que después de medio año sin vernos, al fin vamos a reunirnos de nuevo y justo mañana.
─ Sí pero quería que fuera sorpresa. Además, he comprado el billete hace unos minutos y lo primero que he hecho ha sido llamarte.
─ Siempre pensando en mí ─bromeo ─. Mañana no salgo hasta las 18:00. ¿A qué hora te vendría bien?
─ Llego al mediodía, así que, ¿a las 19:30 en el mirador de siempre?
─ Okay. ¡Qué alegría! Aún no me creo que nos vayamos a ver.
─ Ni yo. ¡Estoy deseando que llegue mañana!
─ ¡Yo también!
─ Me tengo que ir, que pases buen día ─ se despide.

Nada más colgar, salto de alegría - literalmente - por mi salón. La noticia de que va a venir me ha alegrado el día. No voy a poder parar de pensar cómo será nuestro reencuentro. Lo he estado deseando durante todos estos meses pero no se lo dije en ningún momento porque no quería parecer una desesperada, dependiente e inútil.
Desde que nos separamos, he sentido un gran vacío y al principio estaba todos los días pensando en momentos vividos con él tanto estresantes, graciosos, adorables... Hemos estado juntos desde el penúltimo año de instituto hasta el final de la carrera, hasta que cada uno ha encontrado trabajo.
Valoro mucho su amistad y no quiero perderla porque sé que no encontraré a nadie más como él. Por eso, cuando se fue a Vancouver, me sentí sola aunque en ningún momento se lo conté y cada vez que me llamaba me mostraba como la más feliz del mundo, ocultando cuánto lo echaba de menos. Supongo que todo ese temor se debe a que también me da miedo que ahora que está a miles de kilómetros de aquí y no nos podemos ver con la frecuencia de antes, me olvide y me deje en un rincón sucio y descuidado de su vida.
S

in embargo, esta llamada me demuestra que no me tiene tan olvidada, a pesar de que me da curiosidad la noticia que me tiene que contar y que lo tiene volando en las nubes de la felicidad. Mi mente se despide de la realidad y comienza a pensar cosas que podrían ser. ¿Será que vuelve a Corea a vivir?¿Que viene a vivir conmigo?

Me queda el último tramo de escaleras para llegar al mirador. Mientras las subo, su figura va apareciendo poco a poco y los recuerdos me embargan al instante. Corro hacia él que al volverse hacia mí, abre los brazos para recibirme. Nunca he sido sensible pero los ojos se me llenan de lágrimas.
─ No sabes cuánto te he echado de menos ─ le oigo decir, palabras que hacen que mi corazón acelere su curso y no me haga pensar tan negativamente.
─ Lo mismo te digo. Parece que han pasado millones de años.
Me separo de él para mirarle y ver si ha cambiado. Obviamente lo ha hecho, poco pero puedo advertir las diferencias entre el antiguo Kevin y este.
─ ¿Te estás dejando barba? ─ me percato mientras le toco la barba incipiente que le está creciendo.
─ Sí  ─ confiesa riendo ─. ¿No te gusta? ─ se toca la barbilla como si tuviera una barba larga como Yafar (Aladdin).
─ No sé que decir al respecto.
Me parece que le da un toque adulto pero a la vez es un signo de que todo lo que vivimos juntos se ha quedado atrás y eso me entristece un poco. Pero tengo que ser realista, la vida sigue, nunca se queda estancada por mucho que nosotros queramos.
─ La alegría que me ha provocado el volver a verte no es poca ─ me dice ─. No te creerías que ni he dormido esta noche.
─ Me lo creo porque me ha pasado lo mismo ─ ambos reímos ─. Verte me ha hecho recordar los viejos tiempos.
Me giro hacia el paisaje que ofrece el mirador. Toda la ciudad bañada en una luz rosada-anaranjada debido al atardecer, con nubes blancas de textura algodonosa. Él también se gira.
─ Todas esas veces que nos hemos saltado las clases durante la carrera y nos hemos venido aquí para descansar el cerebro de toda la información que nos bombardeaban los profesores, eran los mejores momentos.
─ Nos traíamos cartas, snacks, libros para leer... E incluso una vez llegamos a hacer un picnic.
─ Es cierto ─ se ríe ─. Los mejores años fueron aquellos junto a ti.
Lo miro pero él tiene la mirada fija en el cielo.
─ ¡Te tengo que contar la noticia! ─ exclama de pronto ─. Con tantos recuerdos se me había olvidado.
─ Es verdad. ¡Cuenta!
Él me coge las manos entre las suyas y me mira mientras le hacen chispas los ojos. Noto mi corazón latir desbocado. Durante toda la noche me he comido la cabeza pensando en cuál será esa noticia que me tiene que contar y me he permitido fantasear un poco. Debo admitir que he estado nerviosa porque la incertidumbre me comía por dentro.
─ Me ha costado decidirme porque es una decisión difícil y seria que me ha llevado varios días de reflexión, además de que está relacionado con mi futuro. No obstante, siento que es lo que quiero y lo que me hará feliz.
─ ¡Dímelo ya! ─ le insto impaciente.
─ ¡Me voy a casar! ─ casi grita ─. Se llama Chaeyoung. La conocí cuando empecé a trabajar y conectamos al instante. Llevamos juntos desde entonces. No te lo conté cuando nos vimos la última vez porque no lo creí oportuno ya que no creía que durara mucho con ella porque teníamos peleas frecuentes y choques. Pero superamos esa etapa y creo que es la hora de que demos un paso más porque...
Veo sus labios cómo siguen moviéndose mientras habla pero mis oídos han dejado de escuchar. Aunque mi expresión facial intenta demostrar felicidad, noto unas ganas inmensas de llorar, pero cuando digo "inmensas" me refiero como si fueran 5 tsunamis a la vez. La pena y tristeza me recorren el cuerpo entero en una oleada agresiva y me deja entumecida.
─ No pareces muy contenta ─ lo escucho decir con una ceja fruncida.
─ Sí, sí estoy entusiasmada con la noticia. Es que era algo que absolutamente no me esperaba. Hace solamente dos años que nos separamos y ya te vas a casar. Es increíble ─ le digo fingiendo felicidad, ya que no concuerda con mi emoción actual ─. Me alegro por ambos. Espero que seáis muy felices.
Él me da las gracias no muy convencido de mi teatro.
─ ¿Qué te parece si vamos a cenar a ese restaurante japonés que tanto nos gustaba?
-Mejor mañana. No me encuentro muy bien. He trabajado hasta tarde y estoy cansada. No te importa, ¿no?¿O mañana te vas? -digo.
─ Me voy pasado mañana. Así que mañana podemos pasar el día entero juntos si no tienes que ir al trabajo, ¿qué te parece?
─ Mañana salgo a la hora de comer. Podemos quedar para ir al restaurante que dices.
─ Buena idea. Te recojo yo, ¿vale? Cuando puedas me mandas la dirección de tu trabajo.
─ De acuerdo ─ le sonrio.
Me doy la vuelta para irme porque esas ganas de llorar siguen ahí empujando más fuerte a cada minuto que pasa y no quiero derrumbarme delante de él.
─ ¿Dónde vas? Creí que te quedarías un ratito más.
Me giro para mirarlo y sus palabras me recuerdan a que eso era lo que solía decirme cuando yo le decía que ya era hora de volver a clases.
─ Me gustaría pero no me sostengo más de pie del cansancio. Lo siento. Mañana te lo recompensaré.
Me siento muy mala persona. Nos vemos después de tanto tiempo y en vez de aprovechar el tiempo con él, me largo. No me estoy comportando como una buena amiga y seguramente cuando lo vea marchar pasado mañana, me arrepentiré de no haber aprovechado cada minuto junto a Kevin porque no sé cuándo lo volveré a ver más, quizás ya en su boda. Pensar eso me hiere.
─ Más te vale ─ me dice de broma queriendo parecer amenazante e imitar los tiempos pasados cuando le prometía cosas. Sin embargo, su tono muestra que algo entre nosotros ha cambiado y que ya no es lo mismo ni lo será.

THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora