ĸevιn³ 💭

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─Buenas tardes ─ saluda mi crush cuando pasa por mi mesa.
Le contesto con lo mismo y Kevin, que está junto a mí, hace igual. Cuando ya está en la otra punta de la clase, Kevin me dice:
─Te ha faltado babear y serias clavadita a un muñeco de dibujitos animados que sale en la tele.
─No te burles de mí ─le miro mal, pero en broma.
─Es que me lo pones en bandeja. No sé cómo puedes ir detrás de semejante chico. Se nota a leguas que no eres su tipo.
─¿Y tú te consideras mi amigo? ─entrecierro los ojos mientras lo fulmino con la mirada.
Él se ríe.
─Ya podrías darme ánimos en vez de quitármelos ─le digo cruzándome de brazos.
─Pues... Deja que piense... Me gusta tu perseverancia y tu continuo esfuerzo por estar con él ─termina con una amplia sonrisa.
─Deja de reírte de mí.
─¡No lo hago!
No le contesto porque el profesor entra, pero le doy un puñetazo flojo en el hombro. Él silenciosamente finge que le he hecho mucho daño.

Finalizada la clase de la Academia que dura una hora y media, voy andando con Kevin mientras hablamos sobre la fiesta de pasado mañana que celebra una amiga mía. Conversamos sobre los outfits que deberíamos llevar cada uno. Pero una voz que se dirige hacia mí, me interrumpe. Kevin resopla.
─¡Hey! ─escucho.
Me doy la vuelta y puedo ver cómo su pelo vuela a medida que viene corriendo hacia mí y alza una mano para captar mi atención. Mi corazón comienza a latir más fuerte.
─Perdona que te moleste ─me dice al llegar hasta mí.
─No te preocupes. ¿Pasa algo? ─respondo, más roja que un tomate.
─Me preguntaba si mañana te apetecería ir a merendar ─sonríe de la forma más perfecta que jamás he podido ver.
─¡Sí!¡Por supuesto!
─Te recojo mañana a las 5 pm y gracias por aceptar ─se despide antes de marcharse.
Lo veo alejarse con ojos brillosos de emoción. Sé que para él, estas pequeñas quedadas no significan nada pero para mí lo significan todo. Probablemente me he quedado embobada mirándolo mientras desaparece por la calle, porque la voz de Kevin me devuelve a la realidad.
─"¡Sí!¡Por supuesto!" ─me imita Kevin con voz chillona.
─Te encanta hacerme rabiar. Ya me gustaría verte a ti enamorado de alguien que no te corresponda ─le ataco con cariño.
Él hace un ruido como diciendo indirectamente que yo soy tonta y no me doy cuenta de algo, pero que no pillo.

Llegamos a mi casa, yo radiante de felicidad. Mi crush lleva gustándome algún tiempo. Él me tiene como una amiga pero nada más. Sin embargo, yo me muero por sus huesos. No puedo esperarme a mañana. Ya hemos quedado más veces pero siempre como algo común más que como una cita. A mi no me importa, ya que puedo pasar tiempo a solas con él.
Kevin y yo nos ponemos a ver una película. Elegimos una comedia romántica. Mientras la vemos, él se ríe de la protagonista y de mí.
─¿Qué te hace tanta gracia? ─le pregunto con el ceño fruncido.
─Tanto tú como ella parecéis la misma. Detrás de un chico inalcanzable para ambas. La diferencia es que ella seguramente lo conseguirá y tú no.
─¿Por qué siempre me dices lo mismo?¿Tú que sabes? Puede que yo también lo consiga ─digo con tono serio.
Él nota que ya me empieza a molestar sus comentarios burlones y adopta una actitud más cariñosa.
─Lo siento. Siento que lo que digo no te guste. Pero no quiero verte sufrir por un tonto que no ve todo tu potencial. Te mereces a alguien mejor, a alguien que sepa valorarse y que te corresponda como tú a él. No me gustaría verte llorar por un imbécil.
Sus palabras me llegan al corazón.
─Gracias. Pero yo no mando en mi corazón y por ello no puedo asegurarte que dejaré de intentarlo una y otra vez.
─Lo sé. Aunque no me haría mucha gracia, si él te rechaza, ahí estaré yo con mi hombro para que te desahogues.
─No he podido pedir un amigo mejor que tú ─digo mientras me recuesto en su hombro.
Él me da un beso en la cabeza.
─Lo que te gustaría sería que yo fuera Jacob ─me manda una pullita pero después ríe al ver mi cara.─ Era broma, ya paro.

Al día siguiente, espero impaciente a que Jacob llegue en su bici. Lo veo aparecer por la esquina donde termina mi calle con esa sonrisa de siempre y su pelo rubio moviéndose con el viento por la velocidad a la que viene.
─¿Lista?
Yo asiento y me monto en mi bici. Él me hace una seña con la cabeza para que nos pongamos en marcha.
Él va delante, pero nos separan unos pocos centímetros. Incluso verlo de espaldas, me enamora. ¿Cómo me puede gustar alguien de esta forma tan intensa? Como si estuviera al tanto de mis pensamientos, él gira la cabeza para mirarme. Me sonrojo pero él me dedica una sonrisa de las suyas que hacen que mi mundo se convierta en arcoiris y colores pasteles.
Paramos en un extenso parque formado solamente por césped y algunos árboles. Nos sentamos uno junto al otro al lado de las bicicletas. Él se quita la mochila y comienza a sacar cosas de ella.
-¿Qué te apetece? -me pregunta.
-¿Qué puedes ofrecerme?
-Aquí tengo zumo de naranja (en brick), magdalenas, dulces, sándwiches...
-Me siento mal por no haber traído nada. Si me hubieras dicho que veníamos aquí habría preparado algo.
-No tienes por qué preocuparte. Por eso mismo no te dije nada. No quería que te molestaras.
Lo miro agradecida. Es un cielo de chico.
Cuando ya tenemos la panza satisfecha, nos quedamos en silencio unos minutos para disfrutar de los sonidos del parque.
-Hace tiempo que tenía ganas de traerte aquí pero no veía el momento.
-Nunca había estado. Es muy bonito.
Él sonríe. Se vuelve hacia mí y su expresión parece un poco seria.
-Hay algo que quiero preguntarte pero me da vergüenza hacerlo.
Todos mis nervios se ponen en funcionamiento y la adrenalina comienza a correr por mis venas.
-¿Qué es? Puedes contar conmigo para lo que quieras.
-Cuando quieres o te gusta alguien, ¿cómo puedes saberlo? Es decir, ¿cómo puedes diferenciar si te gusta de verdad a una chica que solo te parezca guapa o te interese?
Me quedo impactada ante su pregunta. ¿Se va a declarar? Me quedaría muerta si lo hiciera.
-Pues... -no sé qué responder, así que pienso en lo que me hace sentir él- te pones nervioso cuando ves a esa persona, a veces no sabes reaccionar cuando te habla, sonríes al verla aunque sea de lejos, sientes como tu corazón bombea más rápido cuando estás junto a esa persona, cada vez que la miras ves todas sus perfecciones y no le ves desperfectos... Muchas cosas.
Él se sonroja y evita mi mirada.
-Es curioso porque me pasa todo eso cuando estoy con una chica en particular.
Siento que casi me desmayo.
-Esa chica tiene que ser afortunada -consigo decir.
-Sí. Ella es increíble -veo que sus ojos me miran y parecen brillar de la emoción.
Entonces, así de repente endurece su expresión y comienza a acercarse a mí.
Al principio no sé cómo reaccionar. He esperado tanto este momento que si pudiera, podría echar chispas por los extremidades. Cada vez su cara está más cerca de la mía. Aún sigue con los ojos abiertos pero yo inconscientemente cierro los míos y comienzo a sacar los labios para recibir su beso. Para mi sorpresa, el beso no llega y abro los ojos para ver qué ha ocurrido. Me lo encuentro con cara de confusión.
-¿Qué haces?
Su pregunta penetra en mí como millones de cubitos de hielo.
-Y-yo... Creía que... -intento explicarme pero no encuentro las palabras ante tanto bochorno que estoy pasando. Qué ilusa he sido...
Él comienza a reírse a carcajadas.
-¿Creías que te iba a besar?
Mi no respuesta le responde.
-Que tonta. Te iba a quitar una cosa que tenías en la pestaña. Además, ¿te creías que la chica de la que estaba hablando eras tú? Eres una egocéntrica. Tú no me gustas, me gusta una chica de tu clase. Ya que estamos, te confieso que quería ser cercano a ti para acercarme a ella. Pero de todas maneras no me vas a servir. Deja de vivir en las nubes y baja a la realidad, incrédula.
Todas sus palabras son como un martillazo que hace trizas mi corazón. Así que solo he sido una marioneta. ¿Por qué he sido tan tonta? Sin esperar a que siga hablando, me largo en mi bici. Mientras recorro las calles a cámara rápida por la velocidad a la que voy, las lágrimas recorren mi rostro como mares. Nunca habría imaginado que un dolor como este podría sentirse. Me repito una y otra vez tonta. No hay otra palabra que me defina mejor aparte de gilipollas.
Al llegar a la puerta de mi casa, desafortunadamente, me encuentro a Kevin esperando en las escaleras de mi puerta. Y yo que quería meterme en mi cuarto a llorar sola... Y encima pasar por esta humillación. Él tenía razón y yo no le hice caso. Corriendo, se acerca a mí y comienza a hacerme preguntas. Sinceramente, No tengo ni ganas de hablar ni ganas de contarle lo ocurrido. He quedado como una payasa.
Finalmente lo hago.
-Ese maldito bastardo de... -comienza a maldecir Kevin diciendo una pila de insultos.
-Lo siento.
Él se gira hacia mí y se sienta a mi lado. Empuja mi cabeza contra su pecho y me da un beso en la cabeza.
-No tienes que disculparte por nada. Eso lo tiene que hacer ese hijo del diablo.
-No creo que mañana vaya a la fiesta. No quiero encontrármelo. Me recordará a este fracaso enorme.
-No, no. Ni hablar. Tú vas a ir y con la cabeza más alta que una princesa. Además, te elegiré un modelito de infarto con el que vas a dejar a todos con la boca abierta. Ya lo verás. Y tendré unas palabras con ese mal nacido.
Por su entusiasmo no me puedo negar, así que no me queda más remedio que darle las gracias por su ánimo y ser tan buen amigo.

La fiesta llega. No tengo absolutamente nada de ganas de entrar. La sola idea de encontrármelo ahí dentro me avergüenza de manera extrema. Mientras pensamientos negativos inundan mi cabeza, noto la mano de Kevin que estrecha la mía como dándome ánimos. Le sonrío agradecida. Si no fuera por él, no sé lo que haría.
Tocamos a la puerta y la chica nos abre invitándonos a pasar. Disimuladamente, lo busco entre el gentío con el fin de saber donde está para evitar cruzarme con él. No lo veo por ninguna parte.
-Ahora vengo, ¿vale? Espérame aquí -me dice Kevin fundiéndose con la multitud que ocupa todo lo que se supone que es el salón, el cual puede ser como 4 habitaciones a la vez de grande.
Tras marcharse, decido ir al baño. Le pregunto a la anfitriona por él y me dirijo hacia allí. Tengo que cruzar un largo pasillo y subir las escaleras hasta el segundo piso. Mientras las subo, oigo la voz de Kevin proveniente de arriba. Me quedo quieta. Sé que está mal escuchar las conversaciones ajenas pero está hablando sobre mí.
-... No merece el trato que le has dado. Es una chica increíble y, ¿sabes? Me alegro de que la hayas rechazado porque no la mereces. Has estado a su lado y no has podido ver el potencial que tiene. Ya te darás cuenta de lo que te digo más adelante. Pero por ahora quiero que te disculpes con ella. Nadie tiene derecho a usar a otra persona como un títere por beneficio propio. Eso es cosa de personas sin empatía y con una personalidad de mierda.
-Y si tanto te importa ella, ¿por qué no sales tú con ella?
Sé que esa pregunta está hecha por Jacob porque reconozco su voz pero lo que me deja sin respiración no es eso, sino la posible respuesta que pueda dar Kevin. Sin darme cuenta, pierdo el equilibrio y por poco caigo de espaldas. Emito un pequeño grito que alerta a ambos. Es hora de salir por patas.
Llego al lado de la zona donde está toda la bebida. La curiosidad sobre qué habría respondido Kevin si yo no lo hubiera estropeado todo, me da vueltas en la cabeza. Pero, ¿me habría gustado saberlo? La amistad que tengo con él es como un lazo muy fuerte y sé que pasar de amistad a amor lo estropea todo (en la mayoría de las ocasiones). No me gustaría que la relación que mantenemos cambiara. Sin embargo, no puedo negar que Kevin siempre me ha parecido muy atractivo y que a veces he imaginado cómo seríamos como pareja. La sola idea me sonroja.
-¿Tienes fiebre?¿Te encuentras bien? -la voz de Kevin me sobresalta.
-Sí. Solo tengo un poco de calor -miento a medias porque la temperatura corporal si que me ha subido al verlo.
-Vamos fuera a que te de un poco el fresco.
Él apoya una mano en la parte baja de mi espalda y me guía hasta el jardín donde no hay apenas nadie ya que todos están concentrados dentro. De me eriza el vello de la piel con su contacto.
-Pareces nerviosa. ¿Ha pasado algo?
-No, no. No me suelen gustar mucho las fiestas, tú lo sabes.
-Lo sé. Siento haberme ausentado. Ya he hablado con Jacob.
-Ya -se me escapa sin pensar.
Él alza una ceja a modo de interrogación. Kevin es la última persona a la que le mentiría, por lo que le cuento que los escuché hablar pero que cometí un tropiezo y salí corriendo.
-¿No te han dicho que está mal escuchar las conversaciones ajenas? -me dice pero sin estar enfadado.
—Lo siento.
—No pasa nada. ¿Y qué te pareció?
Antes de responder, cojo aire y lo expulso.
—Ya sé que nos conocemos de hace mucho tiempo y hemos estado siempre juntos. Tenemos una amistad que para mí es de oro y no me gustaría que cambiara. No sé si me entiendes —le digo súper cohibida.
Él pestañea sin saber qué responder.
—No te sigo —contesta frunciendo una ceja a modo de confusión.
—Jacob te preguntó que por qué no eras tú el que salía conmigo. No llegué a escuchar tu respuesta pero...
Kevin ríe pero no de la forma burlona como Jacob, sino más bien tierna.

—No tienes de qué preocuparte

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—No tienes de qué preocuparte. Creí que lo sabías o que te habías dado cuenta.
—¿De qué?
—De que soy gay.








Muchas, muchas, muchas gracias por las 16K lecturas :') , no sé cómo agradecéroslo ♡

THE BOYZ ❁ཻུ۪۪ imagina ❁ཻུ۪۪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora