Monumento a tu Amor

VI.

Era curioso como obraba el destino; hace unos diez años, él solo vivía para servir a su país, a pesar de ser tan solo un simple beta, resulto que resaltaba de una forma única en su trabajo y sus superiores lo aprovecharon al máximo; luego, se retiró y se convirtió en mercenario, vivía nada más que para las balas, la sangre, el sexo y el alcohol.

Hasta que conoció al amor de toda su vida, no cambio mucho en cuanto a sus vicios, pero al menos, tenía a alguien con los mismos desórdenes mentales que él para compartirlos. Luego llego lo de su enfermedad y tomo una decisión desacertada y con ello, su deforme apariencia y su mutación, junto a un cambio radical de género terminaron por cambiar radicalmente su vida. Se había convertido en un alfa un tanto desquiciado y desequilibrado, pero ella, su hermosa beta igual seguía ahí con él, para él.

Vanessa se convirtió en su todo, en el centro de su mundo. Por eso, había dolido tanto su perdida y, aunque todos se empeñaban en decirle que no era su culpa, por mucho tiempo él lo creyó así.
Hizo de todo para acabar con su miseria, pero, obviamente nada funciono, hasta que, en uno de sus intentos de suicidio fallido, tuvo una epifanía en forma de su adorada Ness, le había dicho que todo estaría bien y que pronto llegaría alguien a su vida que, lo colmaría de felicidad y llenaría el vacío que tenía en su alma y corazón.

Entonces, medianamente lúcido, decidió aceptar la ayuda de Coloso y, tras recuperarse emocionalmente, acepto la oferta de unirse a Los Vengadores tras una incursión de apoyo que tuvo junto a los X-Men. Desde entonces, él, junto al grupo adorador de la justicia y de las mayas ultra pegadas, les daban su merecido a los malos y enseñaban a las futuras generaciones a hacer lo mismo. Se sumergió tanto en el trabajo que olvidó aquella epifanía, dejándola en un segundo plano y, como todas las cosas dejadas en segundo plano, venían después a patearnos el trasero por ser tan olvidadizos.

Wade Wilson AKA Deadpool, se dirigía a su clase – ajeno a lo que el destino le tenía preparado– cuando un curioso, delicioso y magnífico aroma lleno sus fosas nasales y llamó su atención, sin pensarlo, se guió por el aroma– del que presumía era un omega– que lo llevó a los vestidores.

Entonces lo vio, pequeño– en comparación con su estatura– esbelto, de cabellos castaño y los ojos azules más bonitos que haya visto en su perra vida, siguió bajando su mirada por aquel cuerpo hasta su culo y, su corazón se detuvo un latido para luego retomarlos de forma desbocada, su respiración se cortó y para cuando inspiró de nuevo lo supo. En ese momento, recordó aquella epifanía que había tenido tantos años atrás.

"Señores, la perra del destino nos acaba de dar una patada en los huevos"

" ¿Al fin lo encontramos?"

" ¿Ya podremos dejar en paz a las putas y al Unicornio? "

" Ah no, dejamos las putas si quieres, al unicornio no"

" ¿Ya lo vieron?  A la ONU no le va a gustar esto "

" Ness, esta vez te pasaste hasta la mierda con tus bromas"

" Esperen, siento algo raro, ¿seguros que es un delicioso Omega? "

" No importa, si no es, igual le damos "

" ¡Sileeennncio! Que lo vamos a espantar"

Esta vez habló la voz de la cordura.

Sin pensarlo dos veces se acercó poco a poco al muchacho.

- Ehm, ¿hola? - comenzó el ex mercenario.

Peter inspiró bruscamente cuando sintió la presencia de aquel alfa y cuando lo vio, su corazón dejo de latir. Por primera vez desde que había entrado a la pubertad — y a pesar de tomar supresores — sus latidos se aceleraron y sintió cierta humedad en su zona intima. Peter es un Omega con tendencia alfa y nunca había tenido esa necesidad de estar cerca de un alfa de cualquier género sexual hasta que se vio reflejado en ese par de ojos verdes tan bonitos.

El alfa frente a él era muy alto, calculaba más de metro ochenta, no podía calcular su edad debido a que su rostro estaba totalmente cubierto por cicatrices, como de quemaduras. Imaginaba que esas quemaduras las tenía por todo el cuerpo, ya que las veía en el cuello y en sus manos extendidas frente a él, en son de paz.

Si hubiera sido otro tipo de persona, lo hubiera asustado, pero no, él podía ver a través de aquellos ojos verde hoja que era un buen hombre, los dientes prefectos y blancos junto a esas cicatrices y su bella sonrisa, lo hacían ver tremendamente sexy. En lo más hondo de su ser, en su vientre y por cómo su cuerpo reaccionó ante él, lo supo, sin necesidad de mucho cálculo matemático.

Ese hombre es su pareja destinada.

- Hola, ¿hay alguien ahí? — lo llamó el hombre — Yo soy Wade, Wade Wilson, ¿cómo te llamas?

<<¡Maldita sea! >>

Genial, tenía la suerte de encontrar a la primera a su pareja destinada y resultaba ser su profesor, y para colmo, al que llamaban cariñosamente esquizofrénico.