XXII.

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Tras asegurarse de que se llevaran a Steve al hospital y que no tuviera daños graves, salió para su casa. Eran pasadas la media noche y sinceramente no tenía ganas de enfrentar a su hijo. Tenía mucho miedo de que lo rechazara, tenía miedo de perderlo y eso sí que lo mandaría derecho a la tumba.
Así que sin hacer ruido entró a la casa y fue directamente a su habitación, sus planes se fueron a la mierda cuando encontró a su hijo sentado en medio de su cama con las piernas cruzadas como indio. Peter no lo sabía, pero cuando tenía esa pose serena y la mirada llena de reproche y desaprobación, se parecía tanto a Steve que a veces le daban escalofríos.
- ¿Mamá lo sabía?
- Por supuesto que sí, ¿por quién me tomas mocoso?
Richard se acercó y se sentó en la cama tras soltar un enorme suspiro.
- ¿Conoces la historia del Capitán América? — su hijo asintió— Yo crecí rodeado de su presencia, o, mejor dicho, con su fantasma, ya que eso era de lo único de lo que hablaba tu abuelo y solo tenía tiempo para buscarlo. Así que como toda puberta calenturienta y enamorada de una estrella de rock, yo soñaba con él, me enamore de él.
Richard hizo una pausa para tomar aire.
<<Lo conocí en persona bajo una curiosa circunstancia, los problemas maritales de tus tíos Thor y Loki llegaron a la tierra y ya sabes el carácter que la diva se maneja—Peter le regaló una sonrisa pequeña— así que Steve y yo terminamos liderando aquella pelea, todo empezó cuando nos vimos las caras sin la interrupción de los trajes y la adrenalina de la batalla había dejado nuestros cuerpos. Los dos descubrimos que nos detestábamos mutuamente, pero a la vez, que somos destinados. Al principio ni uno ni otro quiso aceptarlo, o por lo menos eso le hacía creer, yo estaba más que feliz que el amor de toda mi vida, de quien llevaba décadas enamorado resultara que estaba vivo y que es mi pareja destinada. Después de un tire y afloja más por parte del anciano, al final nos hicimos novios y poco tiempo después nos casamos>>
Peter vio el cambio en el semblante de su papá y se le encogió el corazón.
<<Yo, tenía demasiadas heridas en el alma y tenía pánico de tener un hijo, tenía miedo de convertirme en mi padre, pero él juro que estaría conmigo y me convenció para dejar los anticonceptivos para que en mi próximo celo pudiera darle el hijo que tanto quería, cuando me enteré que tú crecías dentro de mí fue el milagro más maravilloso que me pudo haber pasado en la vida y prometí que jamás, jamás dejaría que te pasará nada, que te protegería contra todo y contra todos. Cuando se lo iba a contar nuestra relación pasaba por una crisis, ya que teníamos diferentes opiniones en cuanto a los tratados de Socobia, luego Steve se fue con James Barnes y se llevó con él la mitad del equipo y estalló la guerra civil. ¿Cuánto sabes de Siberia? .>>
- Sólo lo que vi de la grabación archivada en el Mark cuarenta y seis, no escuché mucho porque el audio está arruinado.
Respondió Peter con el corazón encogido por su papá.
- Yo había decidido mandar al retrete los acuerdos y ayudar a Barnes a recuperar su mente, pero en ese laboratorio abandonado me enteré que él había matado a mis padres y Steve, lo sabía— Ese ya no era Richard Parker, aquel que miraba con la vista desenfocada a la pared, aquel que echaba un vistazo con dolor al pasado, era Tony Stark— En ese momento lo único que quería era venganza, yo no quería lastimar a Rogers a pesar de ocultarme semejante información, en el fondo, yo creía que podíamos salvar nuestra relación pero al parecer él tenía otros planes.
Tony cerró los ojos, aquellas palabras comenzaron a retumbar en su cabeza.

<<Lo siento, pero él es amigo>>
<<Yo también lo era, y me convertí en tu esposo>>

Abrió los ojos cuando sintió los dedos de su bebé limpiar sus mejillas, no se había dado cuenta que estaba llorando.
- ¿Porque no me dijiste todo esto? Por qué no me dijiste que ese maldito que casi te mata es quien me engendró.
- Precisamente por eso Peter, mira cómo te pusiste, estabas fuera de ti, lo mandaste al hospital.
- ¡Se lo merecía, papá!
- Peter, de la venganza no sacas absolutamente nada, y yo más que nadie lo sé, precisamente por buscar venganza es que casi me matan.
- ¡Igual me lo hubieras dicho papá! - Peter se levantó y comenzó a pasearse por la habitación—¿alguna vez pensabas decírmelo?
- Si, tu madre y yo lo habíamos hablado, pero yo necesitaba estar listo, no encontraba la forma de decirte la verdad sin que te enteraras de todo esto, no quería que sintieras rencor u odio contra él, al fin y al cabo, es tu padre.
- Steve no se merece tanta nobleza de tu parte papá, no ibas a poder evitar que yo averiguara la verdad.
- Ni que lo digas, todo se fue a la mierda, le diste una paliza que jamás olvidará, eso no estuvo bien Peter.
- Eso es lo peor de todo papá, yo sé que no estuvo bien y me da rabia sentirme culpable, pero se lo ganó, casi te mata y de paso a mí también.
- Él no lo sabía.
- Esa no es justificación, no debió tocarte, Wade y yo llevamos casi nada estando juntos y ni siquiera me había reclamado cuando atacaron la base, pero él se mutiló para no hacerme daño, ¿qué rayos pasaba por su cabeza para haberte hecho eso?
- Después de tantos años me sigo preguntando lo mismo, bebé, a veces pienso que yo tuve la culpa de todo.
- ¡No! — Peter se acercó a abrazar a su papá—tú no tienes la culpa de nada, de nada papá.
- Tu madre me repetía lo mismo, si me viera ahora me estaría pateando el culo.
- Y a mi jalándome las orejas por haber sido tan violento.
Ambos rieron al recordar el carácter tan amoroso de su amada Mary.
- ¿Sabes que es lo peor? —pregunto Peter sentándose al lado de su padre y apoyando su cabeza en su hombro—Que siempre me sentí seguro con él, desde que lo vi percibí que algo nos unía y estaba feliz con eso.
- Ese es el lazo de padre e hijo bebé, siento no habértelo dicho antes.
- Ya no importa, ya pasó.
- ¿Qué quieres hacer?
- ¿De momento? quiero una hamburguesa con muchas patatas y chocolates, muchos chocolates.
Tony sonrió aliviado
- Esta bien, por hoy puedes comer chocolate hasta hartarte, te amo mi luz de sol — Besó su coronilla.
- Te amo, papá.
Ambos salieron de casa abrazados, por suerte era fin de semana y los puestos de comida rápida atendían veinticuatro horas, así que ambos podrían ahogar sus penas con deliciosos carbohidratos que luego Happy los haría quemar en el gimnasio.

Monumento a tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora