Monumento a tu Amor

XXV.

Si hubiera sabido que ser director de S.H.I.E.L.D. iba a ser tan tedioso y aburrido, hubiera mandado a la mierda a Fury. Tras más de dos horas de video conferencia con los miembros del consejo estaba más que listo para presentar su renuncia.
Estaba a punto de lanzarse por la ventana cuando su teléfono sonó indicando que tenía un mensaje.

" Señor Parker lo espero en la sala Ironman "

El número le era desconocido, planeaba ignorarlo, pero la curiosidad pudo más, desde que estaba ahí nunca había entrado a aquella sección del museo dedicado a su alter—ego. Al entrar se quedó de piedra cuando vio sus fotos de adolescente, cuando lo encontraron después del secuestro de los Diez Anillos, mientras fabricaba y probaba sus armaduras.
Pero lo que más le llamó la atención fue un par de cuadros pintados a mano, más exactamente dibujados, el primero lo recordaba con claridad. Era el primer dibujo que había hecho Steve de él, después de que actuara de modelo la noche que se le había confesado después de que Tony renunciara a él.
El segundo cuadro nunca lo había visto, era él, bueno, era Tony Stark tocando el piano, le habían dibujado con una sonrisa serena y una expresión más tranquila aún. Steve lo había dibujado con tal meticulosidad y exactitud que parecía que en cualquier momento oiría lo que aquel Tony interpretaba en el piano.
Siguió caminando y encontró la última armadura que usó, a esa la pasó de frente— demasiados malos recuerdos— hasta llegar al centro de la sala.
<<Así que a esto se refería.>>
Una estatua de unos dos metros de alto de Tony Stark sosteniendo un casco de su armadura dominaba el ambiente. Richard negó divertido, no sabía si reír o ir por un martillo de demolición para destruir aquella cosa.
" Al Hombre de Hierro, el ser más asombroso y maravilloso que pisó esta tierra, genio, altruista, amigo, esposo, mi amado omega, Anthony Edward Stark."
Vaya, un monumento a un amor que el mismo traicionó, eso sí que es irónico.
- Por su expresión, he de suponer que no le gustó el monumento al gran Anthony Stark, director Parker.
Richard sonrió irónico.
- Al contrario, me gusta mucho, voy a tomar una foto y subirla a mi Instagram como ejemplo claro a lo hipócritas que podemos ser los seres humanos, ¿para qué me trajiste aquí, Rogers?
Steve sabía que sería difícil, pero si quería recuperarlo, mejor dicho, conquistarlo, tendría que aguantarse todo esto y con justa razón.
- Yo... Quería verte para agradecerte.
- ¿Y eso por qué?
- Por Peter, criaste un excelente muchacho, él es todo lo que esperaba de un hijo.
- Eso es más gracias a su madre, si hubiera sido por mi lo hubiera mimado y malcriado hasta convertirlo en una mini versión de mí.
- Estaré eternamente agradecido con ella por haberlos cuidado, por haber hecho lo que yo no pude, puedo ver que te amó mucho, ¿te dio buena vida?  ¿La amaste mucho también?
Aquellas preguntas le destrozaban el corazón, pero necesitaba saber si su amor había sido tratado como el príncipe que es.
- Si, Steve, me dio una maravillosa, fabulosa, grandiosa y apasionada vida, y si, la amé... No, la amo con toda mi alma.
El corazón de Richard se encogió, no le gustaba ver así a Steve, con esa expresión de cachorro apaleado, a pesar de todo lo que habían pasado, viéndolo ahora con esa expresión de sufrimiento se dio cuenta que aún, en lo más hondo de su ser, lo amaba.
- ¿Y tú? ¿Has tenido buena vida? El otro día la agente Rogers vino a reclamarme que me alejara de su marido, se ve que esa mujer es cosa seria.
- No sabría decirte, todos estos años me la pase suspirando por Tony, soñando con él, llorando por él, amándolo. Creo que me casé más por no sentirme solo que por estar enamorado de ella, al final, la hice infeliz porque sigo enamorado de mi esposo.
Richard intentó tragar el nudo en su garganta, esto no podía estar pasándole a él, a penas y había enviudado y de verdad amaba a su esposa, pero no podía evitar las ganas que tenía de acercarse a él y abrazarlo hasta fundirlo con su piel, como antaño.
- Bueno, de los errores siempre se aprenden.
- Lo sé, por suerte, ella finalmente lo entendió, nuestro divorcio ya está registrado y firmado. Yo no puedo amar a otra persona que no sea Tony, o que no seas tú.
- Yo no soy él Steve, yo soy una persona totalmente diferente.
- Te equivocas — Steve se acercó aprovechando su vulnerabilidad— Mi Tony aún está aquí— Tocó su pecho—y aquí— tocó su cabeza— Tu, Richard, solo eres una de sus tantas versiones y debo decir que es la que más me gusta de todas las que me ha mostrado mi rollito de canela alguna vez.
Steve le tocó el rostro con ambas manos para observarlo mejor mientras sentía como debajo de su piel emanaba el aroma de su Omega, que se intensificaba mientras más cerca estaba el rubio.
- Tu cabello color gris, tu bigote, tus cejas, tus labios, tus dientes como perlas y hasta tus ojos negros, no te negaré que extraño tu antigua apariencia, pero, igual me encantas, Richard.
El mencionado suspiro ante la cercanía del que su Omega interior reconocía como su alfa, el pobre temblaba de deseo por ser tomado por éste magnífico representante de su linaje, alterado genéticamente, pero al fin y al cabo magnífico. Su Omega gimoteaba tan alto que llegó a pensar que Steve lo escucharía.
El aroma del alfa lo tenía más que tentado y excitado, cerró los ojos en el momento justo en que el rubio se acercaba a sus labios, pero entonces, la imagen de Mary apareció en su lóbulo frontal sonriendo y sus ojos se llenaron de lágrimas. 
Fue entonces en que apartó a Steve de un empujón y salió corriendo de allí lo más lejos de aquel alfa y de su tacto traidor.
Steve sabía que sería difícil, pero pudo comprobar que su Omega aún lo amaba, le daría el tiempo suficiente para que se recupere de su pérdida, por supuesto que estaba celoso, pero no competiría contra un fantasma, si comenzara a hacerlo sería su ruina. Él estaría para Richard, consolando su corazón hasta que esté otra vez listo para dejarse amar por él.

[…]

Las cosas para Richard se habían vuelto un tanto complicadas, desde aquel acercamiento con Steve, el alfa se había tomado muy en serio el hecho de conquistarlo.
Lo veía por todas partes, prácticamente se había convertido en su sombra, aparecía en el momento justo cuando tenía hambre y le traía alimento, tenía sed y una botella de agua aparecía al instante, siendo traída por él, claro. A veces se quedaba dormido en su oficina y al despertar estaba cubierto con una manta. Lo único que faltaba era que lo llevara al baño e irrumpiera en su casa.
- ¿Que pasa papá? Te noto raro.
- No es nada, solo pienso.
Ambos se habían dado una escapada y estaban en su pizzería favorita.
Peter tenía una idea de en qué pensaba su papi, mejor dicho, en quien estaba pensando. Su padre se la pasaba detrás de su papá y eso era divertido de ver, al menos para él. Se notaba a leguas que ambos se amaban, pero su papá aún sufría por su mamá y era lógico porque por años vio el gran amor que ambos se tenía.
Ese era el motivo por el cual Peter no se había decidido aún a ayudar a su padre con su papá, pensaba que aún no era el momento, la herida de su corazón aún estaba abierta, quería esperar a que al menos cerrara un poquito más para poner manos a la obra oficialmente. Mientras tanto, no evitaba hablar de su padre cada que le era posible.
- Hoy padre estuvo hablándome de sus días en el ejército y como conoció al abuelo.
- Que bien cariño, ¿qué más hablaron? —Richard dio un gran mordisco a su trozo de pizza.
- Me contó sobre la primera vez que conoció a Tony Stark — Richard se tensó— me dijo que habías sido la cosa más impresionante y hermosa que había visto en su vida. Me dijo también que se llevaban muy mal al principio.
Fue ahí cuando su papá sonrió como nunca antes lo había visto.
- Sí, ambos sabíamos que éramos pareja destinada, pero a la vez resultó que no congeniábamos en nada, tu padre siempre correcto, educado en los cuarenta, nunca maldecía y menos blasfemaba, ¿groserías?  Ni hablar, en cambio yo era todo lo contrario y eso lo sacaba de sus casillas, aún recuerdo la última vez que solté una grosería de alto calibre frente a él, me encerró en la habitación para darme unas nalgadas y rellenar mi boca con su enorme...— Richard vio la cara más que traumada de su hijo y se dio cuenta que casi cuenta de más — Biblia, llenar mi boca con palabras santas de su enorme biblia. Tu padre es un hombre muy religioso.
Peter se sacudió mentalmente, era demasiada información sobre sus padres. 
- Okey, ahora tendré pesadillas— se estremeció
Richard rio con ganas.
- Eres un exagerado, ¿que más te dijo ese anciano?
- Eso, que rara vez lo llamabas por su nombre, le ponías apodos como anciano, Museo andante...
- Ancestro, momia, anticuado y etc. y etc.
- Aún lo amas, ¿verdad?
Richard lo miro por unos segundos para luego agachar la vista.
- No puedo, tu madre aún me duele.
- Lo sé, papá, lo sé, pero creo que mamá hubiera querido que seas feliz. No te estoy diciendo que te lances a los brazos de padre en este instante, pero, al menos deberías considerarlo.
Richard solo asintió, lo cierto era que su Mary aún le dolía el alma y el cuerpo y sentía que ese dolor lo perseguiría por el resto de su vida.
Así como también, el dolor por estar lejos de Steve.