XXVII.

3.4K 258 35
                                        

Steve cargó a Richard y lo llevó a la cama, en donde lo depósito para luego terminar de desvestirlo, no perdiendo ni un minuto más hizo lo propio consigo mismo y se deshizo de sus ropas.
Lo tomó de las piernas y lo giró poniéndolo sobre su vientre para luego posarse encima de él, acomodo su miembro entre las nalgas de su genio.
Dios, cuanto lo había echado de menos.
- ¿Estás seguro?
- Dios, Steve, ¿por qué te pones pesado justo en este momento?.— se quejó mientras estrujaba las sabanas entre sus manos de la anticipación. Sintiendo por primera vez en más de quince años la piel de aquel alfa que lo tenía vuelto loco.
- Solo quiero asegurarme que seas consciente de que esto no es solo por el celo, que, si te tomo, te reclamare y no habrá marcha atrás. Serás solo mío.
- Eso era lo mínimo que esperaba de ti, y sí, soy consciente, ahora tómame maldita sea antes de que me .... Ahhhh
Steve lo penetró de golpe justo cuando le entraba otro golpe de calor y la habitación se saturó de sus hormonas, haciendo que se viniera al instante con esa única penetración. Había olvidado lo bien que se sentía el sexo con aquel traidor.
El rubio lo penetraba duro y rápido, lo tomaba con fuerza de las caderas, como si se hubiera contenido por mucho tiempo mientras dejaba chupetones y marcas de mordisco por su espalda. Steve no se lo podía creer, estaba en la mismísima gloria mientras penetraba aquel cuerpo de había añorado por tantos años.
Estar saturado con su aroma era lo más maravilloso que pudo haberle pasado en la vida y escuchar su nombre salir a gritos desde lo más hondo de su garganta, era definitivamente glorioso. Había pensado que estaba muerto y eso lo mató, pero esta vez haría todo lo posible para permanecer a su lado. Para no fallarle.
- ¡S-steve...más...duro!
El nombrado hincó las rodillas en el colchón y levantó las caderas de Richard lo suficiente como para dejar su pecho en el colchón y lo penetró en esa posición de forma que cambiaba el ángulo, chocando justo en su punto dulce. Steve conocía a la perfección ese cuerpo y sabía cómo le gustaba ser cogido.

- ¡Oh si!,  así Steve... ¡Ahí!

Lo dicho, esa era la forma de complacer a su Omega, segundos después le regalo el placer de sentirlo venirse con más fuerza que la primera vez, liberando más hormonas. Steve se dejó cegar por su instinto animal y tomó a Richard de la cintura, levantándolo sin dejar de penetrarlo, con una de sus manos tomó su mentón con fuerza bajándolo lo suficiente para dejar libre su nuca, abrió la boca y lo mordió justo encima de su glándula Omega.
Richard gritó con fuerza cuando sintió la mordida de Steve, quien a su vez se estaba viniendo dentro de él, anudándolo, haciendo que éste tuviera un nuevo orgasmo mientras sentía el placer del alfa a través del lazo que se estaba formando, combinado con su propio placer.
Abrió los ojos cuando comenzó a sentir todo el dolor y la desolación que sintió el alfa al estar lejos de él, comenzó a sollozar mientras cuidadosamente Steve los acostaba, esperando que el nudo desapareciera para una segunda ronda.
- Shhhh, calma, lo siento, bebé— Steve lo abrazo con fuerza, pegando más su espalda a su pecho si era posible— en serio lo siento mucho mi amor, nunca debí dejarte solo, debí haber hablado contigo y dejar en claro que te amaba por sobre todas las cosas, por favor, perdóname.
- Ya no importa, lo hecho, hecho está, solo te pido por favor, que ésta vez me digas las cosas, cualquier cosa por más mínima que sea, dímelo, no esperemos a agarramos a golpes a ver si nuestra relación se arregla, esta vez dudo que pueda reponerme de otra decepción.
- Te lo juro mi rollito, esta vez te juro por mi vida, que eres tú y nuestro hijo, que no volveré a fallarte. Antes, me mato.
Steve lo beso en el cuello, justo encima de la mordida. En ese momento su hombre gimió y otra onda de calor y hormonas los atacó, por suerte el nudo ya había bajado.
- Creo que debemos dejar la conversación para más tarde—Steve comenzó a moverse, mientras levantaba la pierna izquierda de Richard para penetrarlo más hondo.
El genio solo gimió, indicando que estaba de acuerdo, iniciando así la segunda de las muchas rondas que tendrían en el transcurso de los tres días que duraba el celo.

[…]

" A todos los agentes, reclutas y personal externo a la base, se les informa que no deben acercarse al ala norte, repito, en los próximos tres días nadie debe acercarse a esa zona. A todos los miembros omegas, favor de estar al día con sus supresores, esta solicitud va para los miembros alfa también. Bueno días."

- ¿Que fue eso? - preguntó Peter extrañado mientras se sentaba en su mesa del nuevo comedor.
- Cada vez que un Alfa u Omega entra en celo de improviso, se nos informa para evitar conflictos.— Contestó Howard.
- ¿Quién habrá sido? - preguntó Luna.
- Mi papá —suspiró Peter.
- Mierda—soltó un taco Thorun.
- Dios, sí que debe ser difícil y más con lo de tu mamá—se lamentó Cassie.
- ¿Está encerrado? ¿Ya lo inyectaron? —Pregunto preocupado Nathaniel.
- De hecho, creo que alguien lo está sirviendo— Peter se estremeció de solo imaginar a sus padres en esos menesteres.
- Si no es mucha indiscreción, ¿quién? —intervino Howard más que curioso.
Peter miró a Thorun y Lyra, solo ellas sabían quién estaba con su papá y porqué razón. Así que, con un encogimiento de hombros, Lyra respondió.
- Nada más y nada menos que con el coronel Rogers.
- ¡QUE!
La reacción colectiva no se hizo esperar.
- Ahora entiendo—Luna chocó su puño contra su palma—hace unas horas lo vi corriendo en dirección a la oficina del director.
- ¿Se habrá dejado llevar por las hormonas? —preguntó Cassie— cuando todo esto acabe, ¿piensas ajustar cuentas con él?
- ¿Como por qué? — se extrañó Peter.
- Pues, por lo que está pasando entre el tío Steve y tu papá— intervino Nathaniel—si otro que no fuera mi papá tocara a Pietro, créeme que ya estaría muerto.
- Ay, qué lindo— Se burló Lyra.
- La verdad es que no, me parece lógico que mi padre sirva a mi papá durante su celo, aunque eso me genere un trauma.— Peter se estremeció nuevamente.
- ¿¡QUEEEE!?
- A ver, está bien que te agrade el tío Steve, ¿pero de ahí a llamarlo padre? ¿En serio Pet?— lo amonestó Howard.
Desde aquel día en el que Peter había golpeado a Steve, la relación entre los jóvenes se había tornado tensa, ya que Howard adoraba a su tío, fue peor cuando éste se enteró de toda la historia por boca de Lyra. Él obviamente estaba de lado de su madre, pero, no le gustó para nada que ambos atacaran al difunto Omega de su tío. Entendía que la situación fue terrible, pero no entendía la reacción de Peter.
Thorun rodó los ojos por la impaciencia.
- ¿Que parte no entendiste de esa frase, idiota? —como siempre tan cariñosa— si le dijo padre, es porque lo es, no porque necesite llenar un vacío existencial.
- ¿Que está pasando aquí Peter? — Luna estaba más que sorprendida.
El mencionado suspiró.
- Hace poco me enteré que su tío Steve es mi verdadero padre, él y papá son destinados y fueron pareja hace mucho tiempo.
- Eso es imposible —Intervino Howard molesto— madre siempre dijo que el tío solo tuvo una pareja destinada y éste murió hace quince años...
- Blanco es y gallina lo pone— Lyra lo miró fijamente, sintiendo la rabia viajar por sus venas, adoraba a Howard, pero a veces se portaba como un idiota.
- ¡¿Eres hijo de Tony Stark?! —Nate, Luna, Cassie y Howard gritaron al unísono levantándose de la mesa.
- ¿Quieren sentarse? Todo el mundo nos está mirando —Susurro Thorun. 
Los chicos volvieron a sentarse mientras aclaraban sus gargantas.
- Entonces, eso quiere decir que el director o te adoptó o es...
- Blanco es y gallina lo pone, Luna. — interrumpió Lyra.
- Fue por eso que lo atacaste, ¿verdad? —Pregunto Nathaniel—por eso mandaste al hospital al tío Steve.
- La verdad chicos, es una muy larga historia, si quieren se las cuento, pero en otro momento. Preferiría cambiar de tema por ahora.
Todos asistieron, si ellos estaban vueltos locos con las noticias, no querían ni imaginar cómo se encontraba Peter siendo él protagonista.
Howard no lo podía creer, si eso es cierto, entonces su madre casi mata al padre omega de Peter y si sus cálculos no fallaban, no sólo a él.
Esto no podía estar pasando.
- Peter, yo, en verdad lo siento —comenzó el joven con la voz entrecortada — Mi madre, oh por Dios, mi madre casi mató a tu padre y a ti también, yo, en serio lo siento.
Howard se levantó para irse, no soportando la vergüenza de saber la verdad sobre la Guerra Civil. Pero, Peter, tan noble como es, lo detuvo.
- No, no tienes porqué sentirte culpable, lo que hicieron los adultos no tiene por qué afectarnos a nosotros.
- Pero mi madre, él casi te...
- Nosotros no sabemos que pasó realmente, sólo lo que nuestros padres nos cuentan, no sabemos que pasaba por sus cabezas en aquel momento, lo único que sé con certeza es que eres una parte importante en mi vida y que no quisiera perder tu amistad.
Howard lo miró por un instante, sus palabras calentaron su corazón torturado, pero tenía razón, él también es una parte importante de su vida y tampoco quería perderlo. Había llegado a apreciar mucho a aquel omega prime con tendencias altas. Por lo que simplemente lo estrechó entre sus fuertes brazos.
- Gracias.
- Oh, que lindos, espero y se casen pronto. —aplaudió Luna.
- Y que tengan muchos bebés y que vivan felices y coman perdices  —suspiró Cassie risueña.
- Muy graciosa, pulga —se quejó Howard luego de soltar a un Peter risueño.
Ambos jóvenes regresaron a sus asientos visiblemente más relajados.
- Y hablando de felicidad y comer perdices,— Nathaniel bajó la voz— ¿Como te va con Wade?
Peter se sonrojó.
- Bien, supongo.
- Ya lo hicieron, ¿verdad?
- Nathaniel —lo amonestó Thor.
- Ay por favor, como si no fuera obvio— Respondió el muchacho— apesta a Wade por todas partes sin hablar de la marca que tiene en el cuello.
- ¿Y qué tal? —pregunto curiosa Luna.
- Pues, no sabría cómo explicarlo— Peter seguía rojo.
- ¿Te gusto? —volvió a preguntar la chica.
- Muchísimo.— el pobre Peter parecía una remolacha.
- Bien hecho, campeón— Nathaniel y Howard estiraron los puños para que Peter los chocara, quien lo hizo muy avergonzado.
- Esto no puede estar pasando.
- Sin importar las clases, tenían que ser hombres.
- Realmente chicos, necesitan terapia.
Las chicas comenzaron a balbucear mientras los chicos reían a carcajadas a costa de ellas y de Peter. Quien solo esperaba que este celo sirviera para unir a sus padres de una vez por todas.

Monumento a tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora