Richard no podía creer lo que sus ojos estaban viendo.
Peter, tomado de la mano de Steve dirigiéndose a la entrada de su propia casa, aquella escena salida del anhelo de un fantasma lo estaban trastornando.
- ¡Sorpresa! —gritaron todos.
Que irónico, realmente había sido una sorpresa ver a Peter y a Steve juntos, de la mano, como si se conocieran de toda la vida. Su corazón dolió, no quería ni imaginar lo que le diría su hijo si algún día se enteraba de la verdad.
- Papi, ¿estás bien?
- Si – sonrió lo mejor que pudo – sí, cariño, ¿decías?
- Te decía que invité al coronel Rogers a la noche de nachos, pero no esperé que me hubieras hecho una fiesta, gracias, papi – lo abrazo – No te molesta que lo haya invitado, ¿verdad?
Richard no hizo más que estrecharlo entre sus brazos.
- No, no me molesta y, técnicamente no es una fiesta, es una pijamada, así que ve y ponte tu pijama.
Su hijo asintió por primera vez entusiasmado en lo que eran meses y salió corriendo a su habitación.
- Señor Parker, un gusto volverlo a ver – Rogers estiro su mano para ser estrechada, el omega simplemente la miró y asintió. No quería tocarlo, no quería sentirlo, no quería verlo ni olerlo, pero no había de otra, Peter se veía feliz estando alrededor de aquel alfa y él no mataría su ilusión.
- Solo le pediré que mantenga la compostura y evite hablar de temas que podrían incomodarnos a ambos.
Steve asintió y bajo su mano apesadumbrado, la armadura que llevaba puesta Richard era prácticamente impenetrable, necesitaba encontrar otra táctica para derrumbar sus barreras.
- No se preocupe – ambos avanzaron al centro de la sala, en donde los primos de Peter y Wade colocaban sendos cojines en el suelo frente a la pantalla de cine que en ese momento descendía del techo. —¿Cómo ha estado?
- Lo bien que se puede estar tras haber perdido a quien amas.
Aquellas palabras fueron un golpe a su estómago.
- Comprendo, es difícil cuando pierdes a quien amas, yo sigo amando a mi esposo a pesar de los años y nunca lo dejare de amar.
Richard apretó los dientes haciéndolos sonar. Estúpido alfa.
- Según tengo entendido, usted se volvió a casar, me parece extraño que solo hable de su difunto esposo y no del que está vivo.
- Viva, me casé con una mujer, la agente Sharon Carter – Lo miró de reojo, Tony siempre fue un celoso y más con aquella mujer, todo empeoró cuando se enteró que aquella mujer le había robado un beso antes de que ambos iniciaran su relación.
Steve pudo ver como su cuerpo se tensaba bajo la bata cuadrada del pijama que llevaba puesto, respiró hondo y sintió el aroma de los celos emanando de su cuerpo, como a canela picante, podría haber cambiado por fuera, pero por dentro, seguía siendo su amado Tony. Sonrió.
- No sé quién sea y tampoco me importa, pero, debería respetarla, los muertos, muertos están.
- No para mí, Tony siempre ocupó y ocupa un lugar importante en mi vida, no es como que lo pueda olvidar así sin más, además, siempre quedará en mí el dolor de no haber cumplido con todos nuestros sueños, como el de tener un hijo, por ejemplo.
Richard se tropezó con una mesa de centro que habían dejado descuidadamente cuando retrocedió por el susto que le causó lo dicho por Steve, estaba a punto de caer sobre la mesa cuando este lo tomó de la cintura y lo acercó a su cuerpo, sosteniéndolo con fuerza. No pudo evitarlo y soltó un gemido agónico, el aroma fuerte y masculino del alfa le hacía agua la boca y otras zonas.
- ¿Estas Bien? - acaricio su rostro libre de barba, él nunca tuvo la oportunidad de acariciar el rostro de Tony antes que se dejara crecer la barba, pero con Richard si tenía esa posibilidad, su piel se le antojo muy suave al tacto, quería besarla. — ¿te hice daño?
Richard miró aquellos ojos azules tan penetrantes que alguna vez lo volvieron loco mientras lo miraban con embeleso amor, tal como ahora. Restregó su rostro contra aquella enorme palma. No se había dado cuenta de cuanto extrañaba su tacto, hasta ahora.
- No te imaginas cuánto. - susurró.
Por un segundo, olvidaron en donde estaban, Richard estaba vulnerable y Steve lo sabía a la perfección, no quería aprovecharse de eso, pero, las ganas de sentir su piel bajo sus labios lo estaban agobiando, su alfa interior lo estaba rasgando por dentro por las ansias que tenia de devorar a su omega. Se acercó para probar un poco aquella piel.
- ¡Bien, es hora de la película! - alguien Gritó, Steve se sobresaltó.
Cuando se dio cuenta, unas manos de venas verdes habían alejado a Richard de su tacto, Steve quiso gruñirle al hombre, más se controló, no era momento de armar una disputa por su pareja, pero, en cuanto llegue el momento, lo haría y se llevaría por delante a quien tratara de impedírselo.
[…]
Vieron una maratón de la franquicia favorita de Peter, Aliens, Richard realmente detestaba ese tipo de películas sin ton ni son a su parecer, pero a Mary y a Peter les encantaban, por lo que no le quedaba de otra más que verla con ellos. En todo momento se dio patadas mentales debido a la escenita salida de una película romántica.
Para colmo, en todo momento Steve no dejó de mirarlo, como esperando el momento preciso para acercarse a él nuevamente, pero, se temía y daba gracias a Einstein por eso que Bruce no lo permitiría, ya que lo tenía sentado en la otra punta de la sala, con Rhodes a su derecha y con Magni y Hela uno en cada pierna. Lo tenían custodiado como si él fuera las joyas de la corona.
- Bien, damos terminada la maratón de películas malas favoritas de Peter - dramatizó Thorun – Gracias a Madre por ello.
- ¡Oye! —se quejó Peter mientras le lanzaba palomitas de maíz.
Todos comenzaron a reír.
- Bien, ahora daremos pase al mejor hombre del mundo, al más inteligente y con el perdón de los demás tíos, al más guapo — guiñó un ojo mientras sus tíos silbaban en protesta —para que nos deleite con su magnífica voz, la cual, nadie en los nueve reinos se puede comparar, excepto con la de madre. —Todos volvieron a reír, conocedores del carácter de Loki.
Richard se puso de pie, no sin antes pasar a los niños a su padre, quien los cargó gustoso. El omega se acercó hasta su piano de cola que había dispuesto en esa estancia solo para la ocasión y, en cuanto se sentó, su manada comenzó a aplaudir y a silbar con algarabía. Levanto sus manos y sus dedos comenzaron a tocar las teclas con dulce parsimonia, los acordes de una canción muy conocida para los adultos y un tanto desconocida para los más jóvenes comenzó a sonar.
Al reconocerla, Peter abrió sus enormes ojos en sorpresa y, como si estuviera en un trance, se levantó y fue a sentarse junto a su papá, apoyando su cabeza en su hombro cerró los ojos, evocando los recuerdos más bonitos de su niñez.
La otra noche, cariño,
mientras caía dormido,
soñé que te sujetaba en mis brazos,
Y cuando me desperté,
No estaba equivocado,
así que incliné la cabeza y besé tus cabellos.
Tú eres mi luz de sol,
mi única luz de sol,
me haces feliz cuando los cielos están grises,
Siempre sabrás, Peter,
cuánto te amo,
por favor no te lleves tan lejos mi luz de sol.
Steve se sobresaltó, él conocía aquella canción, claro que sí, su mente se transportó al pasado, muy al pasado, específicamente al momento justo en el que había salido con Tony a un karaoke, ambos habían cantado varias canciones, pero hubo una que el castaño se negó a cantar.
<< ¿Y por qué no puedes cantar esa canción ahora?, ¿acaso te trae algún recuerdo? - preguntó celoso >>
<< No es nada de eso, es simple cariño, esa canción la cantaré cuando tengamos a nuestro primer bebé. - sonrió encantado y un tanto achispado por la champaña.>>
<<Pero, esa canción habla de desamor>>
<<Yo la modificaré, ya lo verás, quedará perfecta para nuestro bebé, tu solo preocúpate por embarazarme. - lo besó con pasión.>>
<<Entonces, no se diga más, me pondré manos a la obra, quiero escuchar esa canción pronto.>>
Aquella noche ambos hicieron el amor de forma incontrolable y apasionantemente salvaje.
Yo siempre te querré
y haré hasta lo imposible por hacerte feliz
incluso cuando llegue ese ser especial a tu vida
siempre estaré para ti, apoyándote en todos tus sueños.
Porque tú eres mi luz de sol,
mi única luz de sol,
me haces feliz cuando los cielos están grises,
Siempre sabrás Peter,
cuánto te amo,
por favor no te lleves tan lejos mi luz de sol.
Tú eres mi luz del sol,
mi única luz del sol,
me haces feliz cuando los cielos están grises,
Siempre sabrás Peter,
cuánto te amo,
por favor no te lleves tan lejos mi luz de sol.
Por favor no te lleves lejos mi luz de sol.
Cuando los últimos acordes de la canción modificada por Richard llegaron a su fin, no tardaron en llegar los aplausos, mientras más de uno se limpiaba las lágrimas muy conmovido por la tierna escena.
- Feliz cumpleaños, mi luz de sol.
- Gracias, papi.
Su hijo lo abrazó mientras lloraba sobre su pecho, había olvidado que su niño adoraba aquella canción y que lo emocionaba hasta las lágrimas, cuando levanto su rostro sonrojado para besar sus cachetes, levantó la mirada y pudo ver como Steve se retiraba de la sala con el rostro surcado en lágrimas. Su corazón dolió, pero no podía hacer nada, él había tomado su decisión y lo abandonó, perdiéndose así el maravilloso milagro que es Peter.
A estas alturas de sus vidas, quizá nunca llegue a disfrutarlo.
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Monumento a tu Amor
أدب الهواة" Tony Stark ha muerto" Ese era el título que abarrotaban las primeras planas en los periódicos, revistas, en las redes sociales, noticias de televisión y de radio de todo el mundo. ¿Lo peor de todo?, es que no estaba tan lejos de ser verdad. ¿Qui...