XXXIII.

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Richard caminaba de un lado para el otro en su habitación, mismo león enjaulado mientras esperaba los resultados de la prueba de sangre que le había hecho Bruce. Se carcomía la cabeza preguntándose como rayos había podido suceder tal cosa, hasta donde sabía, su matriz quedó inservible. Después de su Peter nada más podría habitar su interior, ¡nada!.
Pero ahora estaba aquí, esperando que le confirmaran su milagro.
- Ya está— Bruce llegó a su habitación desde su taller—es un hecho, todo tu estas preñado, no soy ginecólogo pero creo que tienes como diez semanas, días más, días menos.
Richard cayó de bruces sobre la cama mientras se abrazaba su abdomen aún plano, gruesas lágrimas surcaban su rostro.
- N- no puede ser.... C-como es posible...—Sollozaba Richard,  entonces recordó algo curioso — Fue el suero, ¿Verdad?, f-fuiste tu quien pidió la muestra de esperma.
- Si, fui yo y si, fue el suero, al parecer el efecto curativo y regenerativo no sólo funciona en si mismo,  tanto...— carraspeo incomodo—eyacular dentro de tu matriz sirvió para restaurar los tejidos, aunque deberías hacerte una ecografía para saber exactamente el estado de tu matriz y obviamente la del bebé.
Richard asintió aún sollozando, si era sincero, su mundo se había venido abajo al enterarse que no podría ser padre nuevamente y más por el hecho de no haberle podido dar un hijo propio a su amada Mary.
Y el hecho de estar preñado nuevamente de Steve lo hacía sentirse culpable.
- Ne-necesito hablar con Steve... Yo...
- Aquí estoy bonito — se acercó con cautela hasta la cama no tenía ni idea de como iba a reaccionar—Aquí estoy bebé, todo va a estar bien mi amor...
- Estoy preñado Steve,— se puso de pie —me preñaste, tu....
De pronto, a su mente llegaron imágenes del pasado, cuando en una visita de rutina a su médico por su control mensual debido a que le habían quitado su reactor, había arrojado los análisis de sangre que estaba embarazado.
Lo feliz que se puso con la noticia, pensando que Steve estaría igual. Pero nunca llegó a decírselo. Luego llegaron las discusiones, la pelea y finalmente su enfrentamiento con él y James Barnes.
Estuvo a punto de morir junto a su bebé.
Richard comenzó a hiperventilar preso de las memorias del pasado. Con la mirada desenfocada miraba a Steve y el pánico se apoderó de él.
- ¿Richrad?¿Que tienes? ¿mi amor que te pasa?— Steve se asustó, sentia un miedo irracional proveniente de su Omega y lo veía temblar.
- Es un ataque — susurró Bruce apenado.
- ¡Papá!—justo en ese momento Peter llegó, había olvidado su billetera y al escuchar la respiración agitada de su papá y la voz asustada de su padre fue hasta su habitacion — es un ataque de pánico, voy por la bolsa—salió corriendo hasta su habitación y en cuanto encontró la bolsa, salió corriendo, cuando llegó donde sus padres, se topó con una escena muy conmovedora.
Steve estaba arrodillado en el suelo, sosteniendo a un Richard tembloroso contra su amplio pecho, lo tenía sobre su regazo, acariciando su espalda con una mano mientras que con la otra acariciaba sus cabellos.
- Esta bien, mi amor, está bien, yo estoy contigo, yo siempre estaré contigo, eso es cariño, respira, yo te protegeré, a los tres, los amo.
Peter miro la escena sorprendido, para ese punto, su papá ya debería estar histérico y totalmente fuera de si, sin embargo, veía como gradualmente se relajaba ante sus ojos. No había cabellos en el piso, ni sangre, ni ropa desgarrada. Su papá estaba bien.
Algo en el interior del muchacho hizo click, por lo que abrió la bolsa de terciopelo y vació el contenido en su mano derecha. En efecto, su tío Loki no mintió, era un mechón de cabello, atado con una cinta color azul, rubio, del mismo color del de su padre, Steve.
Ya más calmado, Richard comenzó a llorar en serio con su rostro oculto en el cuello de su alfa, quien había sido llamado por Natasha en cuanto había pisado el baño para devolver su desayuno. Steve esperaba todo, menos esta reacción y menos que Richard sufriera de ataques de pánico, definitivamente su amado había pasado por mucho y todo por su culpa.
- Shh, ya bebé,  yo estoy aquí, te juro por nuestros hijos que no te dejaré, mi amor.
- ¿Lo juras?—Susurro Richard.
- Por supuesto que si, bonito, te lo juro—Lo abrazo y beso su coronilla.
Su Omega aún tenía sendas heridas en su alma y corazón, él se encargaría de sanar todas y cada una de ellas.
- Bonito— Steve lo separó un momento para tomar su rostro— se que es muy pronto, pero, casate conmigo.

[...]

- ¡¿QUE USTEDES QUE?!
Peter gritó sin poder entender aún lo que su papá le estaba diciendo.
- Que tu padre me preñó mi cielo, vas a ser hermano mayor— Respondió Richard más calmado.
Peter los miró asombrado, su padre estaba sonrojado hasta las orejas mientras su papá se veía relajado, aunque sus ojos hinchados y su nariz roja lo delataban.
- ¿Que desencadenó tu ataque?- Pregunto serio.
- ¿Mi que?— es cierto, luego de los ataques Richard no recordaba nada a corto plazo.
- Peter — Advirtió su tío Bruce.
- ¿Por que has estado llorando?—suavizo un poco su tono.
- Por todo cariño, son las hormonas, no te preocupes, bebé.
- Yo jamás le haría daño a tu papá Peter, ahora puedo asegurarlo con toda franqueza.
El castaño menor se cruzó de brazos y tomó asiento frente a sus padres. La situación realmente era de risa y él no podía estar más que feliz por ellos.
- ¿Y a mi me decían que usara condón?
- Los casos son distintos mi cielo, yo soy un hombre mayor y parido, mientras que tu apenas y te sabes limpiar los mocos—replicó Richard.
- ¡Papá!—se indignó el castaño menor—pero ¿sabes?, al menos yo me voy a casar...
- Con respecto a eso— intervino Steve—De hecho Peter,  quisiera pedirte oficialmente la mano de tu papá en matrimonio.
Peter se enternecio ante la forma en la que su padre, un imponente alfa de alta categoría, parecía un cachorro asustado mientras le pedia la mano de su papá.
- ¡Oye!,  yo ni siquiera he aceptado, anciano.
- Guarda silencio, esto es serio, Richard.
- Si papá, esto es realmente serio y si, padre, tienes mi bendición.
Peter corrió a abrazarlos a ambos.
- Gracias, hijo.
- Yo aún no he dicho que sí.
- Richard...
- ¡No me llames así! —el genio se separó del abrazo y salió corriendo a su habitación con los ojos anegados en lágrimas.
- ¡Hey, papá!,¿Y ahora que pasó?.
- Creo que son las hormonas, dejemoslo un momento a solas.
- ¿Cuando piensan casarse?
- Lo antes posible, mañana mismo haré los trámites pertinentes para poder casarnos este fin de més.
- Supongo que está bien, dudo que papá quiera llevar un traje a medida con un enorme vientre, por cierto,¿de cuanto esta?
- Creo que de diez semanas y tienes razón, tu papá jamás se pondría un traje si se sintiera gordo, independientemente de lo que le diga. Podrá haber cambiado de nombre, incluso un poco físicamente, pero en el fondo el siempre será mi Anthony.
- Felicidades, papá, ¡voy a tener un hermanito!
Peter abrazo a su padre, quien correspondió el abrazo emocionado, sin saber que un ex castaño escuchaba su conversación desde la comodidad de su habitación con un plan en mente.

Monumento a tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora