Monumento a tu Amor

XXXIX.

El infierno se había desatado, otra vez.
La bomba que habían lanzado al último piso de La Torre Stark— en donde se estaba haciendo la fiesta—al parecer no había herido a nadie, pero si los había dejado aturdidos.
Steve se levantó como pudo del suelo, había protegido con su cuerpo a Tony y ahora buscaba a su hijo, quien como podía forcejeaba con un par de hombres que intentaban llevárselo.
Los jóvenes Vengadores ya puestos en pie luchaban contra los atacantes que bajaban desde una nave en lo alto del cielo junto a los veteranos. Padres e hijos luchando codo a codo de forma sincronizada como una sola unidad militar, si la situación fuera otra, esto sería realmente conmovedor.
- Rogers, ve con Peter — ordenó Tony
Steve corrió directo a su hijo para ayudarlo, mientras Tony, ya puesto en pie empuñaba unas pistolas especiales que lanzaban pequeños discos que dejaban inconsciente al instante a sus atacantes. La lucha cuerpo a cuerpo no se hizo esperar para impedirles llevarse a su hijo, pero ellos, diestros en combate como eran no les fue difícil deshacerse del enemigo, pero cada vez eran más, se estaban comenzando a desesperar por no poder llegar a su hijo.
Wade, quien sabía dios donde había obtenido sus katanas, cortaba brazos y piernas para llegar a su Peter, quien se había desecho de sus atacantes y ahora ayudaba a sus compañeros para evacuar a los invitados que no pertenecían a su mundo de super héroes.
El ex mercenario se aterrorizo cuando vio a tres hombre apuntando sus pistolas tyser a la espalda y extremidades de su esposo.
- ¡ PETEEERR!
Cortó el brazo de su atacante para salir corriendo a ayudar a su esposo, por lo que no se percató cuando una cierra eléctrica lo cortó por la cintura, separando su cuerpo en dos mitades para luego caer al suelo.
- ¡WADEEEEE!...¡AAAAAHHH!
Peter intento ir junto a su marido, desesperado, pero alguien le había disparado una descarga eléctrica más que salvaje haciendo que cayera al piso inconsciente. Eso fue suficiente para que dos hombre se lo llevaron de ahí sujetado por arneses.
- ¡PETER!—grito Tony desesperado cuando vio a su hijo desaparecer en el cielo.
Esquivó por poco un golpe que iba dirigido a su abultado abdomen, haciendo que el mutante trastabillara con los escombros, en ese momento Tony aprovecho el descuido, tocó su muñeca derecha de forma inconsciente que, al instante se cubrió con su armadura y disparó directo al pecho de su contrincante, haciendo que cayera muerto al suelo.
- Mala suerte chico, la fiesta es privada—en ese momento Tony se percato de lo que cubría su mano y empezó a temblar.
- ¡Tony!
Steve fue corriendo hacia su castaño, pero se detuvo en seco cuando éste lo apuntó con su guantelete directo a la cara, tenía los ojos muy abiertos y una mirada enloquecida, lo miraba pero a la vez no, parecía que su mente se encontraba muy lejos de allí.
Se encontraba mirando al pasado.
Steve queria llorar. Pensó que había ayudado a Tony con sus ataques y que estos no volverían a aparecer, pero ahora se daba cuenta que para eso faltaba mucho.
- No te le acerques— Le dijo Bruce ya de regreso a su forma humana—Que nadie se mueva o se le acerque, Anthony, mírame.
El mencionado se mantuvo en la misma posición sin siquiera parpadear y conteniendo el aliento.Todo el mundo se quedó estático.
- Tones —intentó de nuevo— ya pasó el peligro, puedes bajar eso, Steve es tu esposo, padre de tus hijos y uno de ellos está en peligro, Peter está en peligro.
La mención del nombre de su hijo lo hizo inspirar fuerte, pero mantuvo su posición.Todo el mundo se sobresaltó cuando Tony disparo muy cerca de la cabeza del rubio, dándole a un enemigo, para luego con su mano libre darle unos toquesito a su oído derecho.
- ¿Estas ahí, Viernes?
- Si, jefe.
- Activa el protocolo bebé tránsfuga.
- A la orden, jefe.
Tony parpadeo un par de veces y bajó su mano enguantada.
- Lo siento
Steve corrió a tomarlo en brazos mientras su castaño lloraba en silencio.

[...]

Después de informarse totalmente sobre el estado mental de su castaño, Steve fue en su búsqueda. Ciertamente se encontraba mejor de lo que temía, mantenía a raya los ataques de pánico desde que él estaba en su vida y reaccionaba adecuadamente a las terapias, las cuales empezó a tomar desde la última crisis, cuando se enteró de la inminente ejecución de Steve. Por decisión unánime tuvieron que informarle sobre las mismas, ya que sería muy perjudicial para su embarazo si entraba en alguna crisis y nadie estaba allí para ayudarlo. En un principio, Tony no quiso creerlo, hasta que le mostraron una grabación del día del juicio, se sorprendió muchísimo y a su vez se asustó, fue por ello que al final decidió tomar las terapias.
Los problemas venían cuando era sometido a una situación estresante.
O cuando se encontraba cerca de sus armaduras, ni que decir si llegaba a portar una de ellas. Tony amaba sus armaduras y al no poder utilizarlas entraba en un conflicto interno tal, que lo hacía revivir la última vez que portó una. La cuál fue una experiencia más que traumática para él. Steve realmente se sentía una basura por haberle causado aquel daño.
- Quita esa cara de perro apaleado, encontraremos a nuestro bebé.
Su castaño se encontraba en su taller dándole la espalda, mirando fijamente sus antiguas armaduras.
- Lo sé, Tony, yo...
- Lo hecho, hecho está, Steve— Tony lo encaró—en verdad siento mucho haberte apuntado, te juro que mi reacción fue involuntaria, yo jamás te haría daño...
- No te disculpes— Steve lo abrazó—lo entiendo, mi amor, de veras que si, pero no puedo dejar de sentirme culpable, te creé un conflicto interno y el peor de los traumas.
- Cariño, yo ya venía fallado de fábrica cuando me conociste, además, no es nada que la terapia y tu no curen.
- Ya llevas diecisiete años con eso, Tony.
- De los cuales no sabía que padecía de esas crisis, entiendo que querían protegerme, pero hubiera sido mejor decírmelo, pero en fin, dicen por ahí que el tiempo lo cura todo, además, ésta es una buena ocasión para curarme del todo, este es el último peldaño para ser libre.
Steve se separó un poco para mirarlo extrañado.
-¿Que quieres decir?
- Que iré por mi cachorro y patearé el culo de Francis y sus mutantes locos hasta la luna por llevarse a mi hijo, Rogers.
- No harás tal cosa Tony, yo traeré a nuestro hijo de vuelta, tu te quedas en tierra.
- Finalmente te volviste senil anciano, si crees que no iré a rescatar a mi bebé.
- Estás preñado Anthony, debes cuidarte por tres, además, aunque quisieras no podrías entrar en ninguna de esas armaduras y antes que te alteres, no lo digo porque estés gordo.—añadió rápidamente lo último antes que el castaño lo castrara.
- Observa —Tony apretó un botón y una pared se comenzó a mover hacia un lado, dejando a la vista a una armadura curiosamente panzona— Ella es Mommy, la construí cuando supe que esperaba a Peter, me parece justo que la use para ir por mi bebé y no hay nada que me digas que me haga cambiar de opinión. Así que, o me cuidas la espalda, o voy solo.
Steve suspiro, mentiría si dijera que no había echado de menos esta parte de su carácter, le aterraba que le sucediera cualquier cosa, pero no había de otra, Tony siempre conseguía lo que quería.
- Está bien, pero te mantendrás detrás de mí en todo momento y no voy a admitir discusiones en eso.
- Esta bien.
- Por cierto, ¿de donde sacaste ese nombre para el protocolo de Peter?
El genio sonrió encantado.
- Cuando era bebé, tenía la costumbre de esconderse en los lugares menos pensados y más recónditos de la casa, por lo que le puse un rastreador transdérmico, aprovechando que le tocaba sus vacunas.
- ¡¿Que tu hiciste que?!
- Jefe, bebé fue encontrado.—la voz de Viernes con aquellas noticias fue música para sus oídos.
- Por fin, hora de ir por nuestro cachorro.