XII.

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No sabía si era debido a aquel desastroso encuentro con Steve o el hecho de que tendría que dejar a su familia por primera vez debido a un viaje de negocios, pero, se sentía muy inquieto.  Tenía un mal presentimiento.

- No has terminado de desayunar— Mary lo sacó de sus elucubraciones.

- Yo, lo siento, no tengo mucha hambre.

- No te preocupes, vamos a estar bien, además son solo un par de días que estarás fuera, ¿qué puede pasar?

Aquella frase le dio un escalofrío, más no dijo nada, no quería sonar como un paranoico.

- Bueno, me voy a la escuela, que tengas buen viaje papi— Peter lo abrazó con fuerza—ya te extraño.

- Y yo a ti mi bebé, cuídate ahí afuera ¿sí? y lleva condón.

- ¡Papá! Ya estas como mi mamá,— rodó los ojos—tranquilo ¿sí?, tendré cuidado, te quiero, los quiero.

Les dio un beso a ambos y se fue.

-Cariño, creo que deberías decirle sobre su origen.

- Mary, no empieces con eso y menos ahora que salgo de viaje.

- Si no lo hago ahora, entonces ¿Cuándo?, te cierras en banda a hablar sobre esto, huyes del tema como si estuvieras huyendo de una manada de leones hambrientos, mi amor—se estiró sobre la mesa y tomó su mano —Peter merece saber la verdad.

- Lo sé, créeme que lo sé, pero, aún no estoy listo, mi amor.— le dio un apretón a la mano de su alfa, intentado reconfortar su agitado corazón.

- Él puede sentirlo.

Richard la miro espantado.

- ¿Que te ha dicho?

- ¿Para empezar?  El otro día me dijo que siente como una conexión especial con él y como no sabe que es la describe como amistad. Me pregunto si Stark y Rogers habían tenido algo.

- ¡Mierda!

- ¿Sabías que hay un monumento a su persona en la base?

- ¿A qué viene eso? — la miró extrañado por el cambio de tema.

- A qué, creo que Peter ya sabe quién lo mando a erigir.

- ¿Quién fue?— Preguntó con temor.

- El coronel Rogers.

-Ese imbécil, ¿por qué hizo algo así?

- Es blanco y gallina lo pone.

Richard rodó los ojos, Mary sabía que su esposo la amaba, pero, era plenamente consciente que no eran destinados y estaba bien con eso, no se sentía insegura ni nada, pero hoy había amanecido con una sensación extraña, la cual puede atribuirse al encuentro de Richard y Steve, a la conversación con Natasha y a lo que Peter le había dicho, trataba de no dar más vueltas al asunto, pero era como ignorar al gran elefante rosa en medio de la sala. Así que, se levantó de su asiento y se sentó en el regazo de su omega para sentir su aroma y su calor de primera mano, necesitaba tranquilizarse y a él también.

- Cariño, ¿cuántos años llevamos juntos?

- ¿Es una pregunta retórica?

- A lo que me refiero es... Cariño, sé que me amas y yo te amo con locura, pero, si algo llegara a pasarme, debes prometerme que...

- No Mary, calla, por favor no lo digas... —Richard la abrazó con fuerza.

- Richard... Anthony —El nombrado se asustó y la miro, ella solo lo llamaba así cuando estaba a punto de decir algo sumamente importante —prométeme que, seguirás adelante y que limaras asperezas con Steve e intentarán estar juntos de nuevo, solo él puede hacerte feliz.

- Por Dios Mary, ¿qué te pasa?, ¿Por qué me dices eso? ¿Por qué me pides eso?

- No lo sé amor, atribúyele a las hormonas y al hecho de que no te voy a ver en dos días enteros.

- Mary, yo no...

- Promételo...

- Señor Parker, la señora Rhodes acaba de llegar. —la voz metálica de Viernes interrumpió.

- Gracias cariño, dile que ya salgo, me tengo que ir —Richard restregó su rostro entre los pechos de su amada— sabes cómo es Pepper,  si no salgo ahora entrara aquí y me arrastrará.

- Está bien, pero, esta conversación no ha terminado, ten cuidado ahí afuera, te amo.

- Tu también ten cuidado, cuídense, te amo, mi princesa.

Selló su despedida con un tierno beso.

[…]

Peter estaba preocupado.

Desde aquel beso más que excitante que tuvo con Wade, todos los días que lo veía le robaba pequeños besos, haciendo que lo deseara más y que se enamorara con los pequeños detalles que tenía hacia él.

Hace una semana, Wade había salido a una misión y todos los días le mandaba mensajes un tanto subidos de tono para el gusto de cualquiera, pero le encantaba. El problema era que hace dos días no sabía nada de él. No podía llamarlo debido a lo peligrosa de la misión así que mandaba mensajes, pero ninguno fue devuelto.

Tenía un muy mal presentimiento y no ayudaba que su papá estuviera lejos.

Sus clases en la escuela transcurrieron sin ningún contratiempo, clases normales e incluso un tanto aburridas. Llegaron a buscarlo del complejo para trasladarlo como todos los días, al entrar a la base saludo a su madre, quien le dio un enorme abrazo como siempre, pero a la vez sentía algo distinto.  Ese sentimiento de desasosiego lo acompañó toda la clase.

Y hasta el descanso.

Hoy les había tocado entrenar con sus respectivos trajes, por lo que la mayoría de los reclutas estaban en el comedor con sus atuendos de batalla, parecía una gran fiesta de Halloween.

- ¿Estas bien, primo araña?

- No lo sé Thor, siento algo extraño, como un mal presentimiento —Thor era el diminutivo de su prima Thorun.

- Si, yo también puedo sentirlo— respondió la muchacha—Siento que algo va a pasar.

Y como si de una película de suspenso se tratara, el lado lateral de la inmensa cafetería explotó en mil pedazos.

Monumento a tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora