Richard Parker se encontraba en una reunión con miembros del consejo y con los Vengadores veteranos, estaba la mar de aburrido hasta que su celular vibró con un mensaje.
*¿Aburrido, director Parker?
El nombrado alzó una ceja interrogante, no conocía el número de nada, pero al levantar la mirada y toparse con unos ojos azules eléctricos, risueños y traviesos se dio cuenta de a quien pertenecía aquel número.
Lo primero que hizo fue guardar el contacto antes de responder.
* Si, muchísimo, ¿se me nota tanto?
Le dio enviar y levantó la mirada hacia el rubio barbudo que estaba a unos cinco asientos lejos de él, quien al instante comenzó a responderle.
*Si, mucho y da la casualidad que yo tengo la solución para eso.
Richard levantó la mirada tras leer su mensaje y el rubio le guiñó un ojo descaradamente, haciendo que el genio se acalorara de sobremanera, ya que el rubio jamás le había coqueteado así en la vida.
*Eso suena muy interesante, ¿qué propone?.
Le dio enviar y espero pacientemente mientras tomaba su taza y le daba unos sorbos a su tan amado café, justo en ese momento su celular vibró con la respuesta de Steve y sin soltar la tasa lo leyó.
Grave error.
El director de S.H.I.E.L.D escupió su adorado café de forma escandalosa mientras intentaba bloquear su móvil sin atragantarse, limpiarse y tratar de no ponerse más rojo de lo que ya estaba y todo bajo la atenta— pero nada arrepentida mirada— de su alfa.
- ¿Se encuentra bien, director?— preguntó con curiosidad María Hill.
- Si, solo estaba muy caliente— miró a Steve con intención— Disculpen, continúen sin mí.
Richard se levantó rápidamente y salió de ahí tomando su móvil con dirección al baño para intentar arreglar el desastre que era su camisa y todo gracias al coronel Rogers. Sinceramente él esperaba que le saliera con alguna cursilería o tontería poética a la que estaba acostumbrado.
Pero que le mande una foto de su miembro erecto con la leyenda: " Tengo un pequeño problema y necesito tu ayuda, ¿me acompañas al baño?”. Definitivamente eso no se lo esperaba. Quien iba a pensar que el siempre tan correcto Rogers hiciera algo tan sucio y excitante, sin contar con la modestia. Porque eso de pequeño no tenía nada.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando sintió la presencia de su alfa cerca, segundos después escuchó como entraban al baño y le echaban seguro a la puerta.
- ¿Se encuentra bien, director?— ronroneo Steve mientras se acercaba a Richard, quien estaba de espaldas a él frente al lavadero.
- Si, como ve coronel Rogers, tuve un pequeño accidente — lo miró a través del espejo sensualmente, mientras se desabotonaba la camisa botón a botón, dejando cada vez más piel a la vista.
Steve se pasó descaradamente la lengua por los labios, saboreando la magnífica vista de la piel de su Omega, aquella que había echado en falta por tanto tiempo.
- Faltaba más, permítame ayudarle.
Steve abrazó desde atrás a Richard, quien sin disimulo se mordió el labio inferior mientras su alfa quitaba sus manos y la sustituía por las suyas para terminar de desabotonar su camisa manchada. Una vez terminó, abrió la camisa lo justo para ver el centro de su pecho cubierto por varias cicatrices que quedaron después de varias batallas y de que le quitaran el reactor y su abdomen bien trabajado.
Sus pezones erectos podían verse a través de la camisa, esos botones pedían ser probados a gritos, pero de momento no lo haría, esto debía ser rápido y duro. Por lo que Steve cortó su admiración y desabrocho rápidamente el pantalón de Richard y lo bajó lo justo para dejar libre su culo y su miembro.
El rubio lo inclinó hacia el espejo, dejando su culo en pompa y todo a su merced. Rápidamente desabrochó sus pantalones y sacó su miembro casi con violencia para rosarlo entre las nalgas resbaladizas de su magnífico Omega.
- Dime bebé— ronroneo en el oído de su ex castaño— ¿me ayudaras con mi pequeño problema?
Richard se estremeció de pies a cabeza.
- De pequeño, solo el adjetivo, pero... uhmm— se quebró un poco más, restregándose contra ese delicioso pedazo de carne duro como el hierro—por supuesto que te ayudaré, ¡métemela ya Rogers!
Sin esperar ni un segundo más fue metiéndosela poco a poco, después de aquella sexmaratón no volvieron a tener intimidad, por lo que debía ir despacio para no desgarrar a su Omega. Decidieron llevar la relación despacio, conquistar a Richard poco a poco, esa era la idea, pero últimamente había algo en él que estaba volviendo a sus hormonas locas, no pudiendo aguantarse más.
Cuando estuvo todo adentro, esperó unos momentos a que se acostumbrara a su tamaño. Cuando su director lo miro a los ojos a través del espejo con esa sonrisa tan característica suya, supo que era el momento.
Steve comenzó a moverse rápido y duro, tocando con cada embate el punto exacto en donde su ex castaño se derretía y gritaba a todo pulmón su nombre. Quizá su amor haya cambiado en apariencia, pero en su interior seguía siendo su mismo castaño de ojos color whisky, cubiertos por pobladas pestañas que siempre lo miraban con amor y pasión, como si supiera qué hay en su alma.
- Eso es bebé— Susurraba Steve en su oído— grita mi nombre Richard, ¡grítalo fuerte!
El mencionado no hacía nada más que gemir y lloriquear su nombre, pero algo le molestaba, estaba empezado a detestar aquel nombre en los labios de su Steve, porque a pesar de no habérselo dicho aún, él lo amaba y se sentía realmente celoso por no ser llamado por su nombre original. Además, ese nombre solo le pertenecía a Mary.
- Steve... Steve... Llámame... Tony...
- ¿Que?— Steve aumentó un poco más el ritmo muy excitado.
- Llámame... Por mi... Nombre... ¡Oh si Steve, justo así, más fuerte!
El mencionado apretó un poco más su agarre a las caderas del Omega magullándolas, sabía que su piel es más que delicada y le dejaría sendas marcas, pero no le importó. Su bendita pareja estaba casi rogando al borde del orgasmo que lo llamara por su nombre, cosa que él no haría. Así que lo cogió del cabello y tiró con brusquedad hacia atrás.
- No lo haré, Richard... Mi Tony es de ojos castaños brillantes y cabello castaño, además de usar una exquisita barba candado perfectamente cortada y tú, no tienes ninguna de esas características.
En ese momento Steve se deleitó al escuchar el grito desgarrador que soltó el director al venirse manchando el lavabo cuando lo mordió sobre la marca del bono, el rubio lo siguió segundos después ya que la posición era propicia para que su miembro sea estrechado hasta el dolor por las paredes internas del ex castaño, aunado a eso claro está, el hecho de que se estrechaba aún más mientras derramada su semilla.
Una vez acabo de vaciarse, Richard se tiró hacia adelante, siendo sostenido por un Steve anudado a su cuerpo, quien pasada la vorágine del orgasmo dilató sus fosas nasales para sentir el aroma de ambos mezclados, pero no contaba con oler algo más.
- Así que... No me quieres... Llamar... por mi nombre...— afirmó sin aliento, sacando a Steve del trance en el que estaba.
- Lo hago—se sacudió mentalmente, quizá estuviera equivocado— no sé a qué viene tu incomodidad, Richard.
Steve pasó su lengua por la marca y volvió a inhalar, pero esta vez sobre su glándula y descubrió que no estaba equivocado.
- Richard... Hay un....
- Señor Parker, lo buscan con urgencia.—Viernes interrumpió cualquier intento de conversación.
- Gracias querida, en un minuto— miró a ambos en el espejo— o dos, estaré listo.
Richard giró la cabeza y buscó los labios de Steve, quien correspondió a su beso con uno más que demandante y apasionado.
- Lo siento cariño, el deber llama— por suerte el nudo ya había desaparecido— por Einstein, Steve, ¿y ahora que hago?
- No te preocupes— Steve se guardó su miembro y cerro sus pantalones—en el último cubículo hay ropa interior limpia, una camisa y pantalones por si los necesitas.
- Lo tenías todo planeado ¿eh?— lo miro con una ceja alzada.
- Que puedo decir—se encogió de hombros, para luego darle un sonoro beso en los labios— un hombre nunca debe perder la esperanza.
Richard solo sonrió mientras el rubio se alejaba y tomaba el picaporte de la puerta.
- Oye Richard—Steve lo miro como si quisiera preguntarle algo y no se atreviera— no olvides cerrar con llave, no quiero matar al pobre infeliz que ose verte desnudo aunque sea por casualidad.
Y sin más se fue, dejando a un genio más que sorprendido y enternecido por la amenaza.
[...]
Después de haber hecho una parada veloz en su habitación para asearse, Steve salió corriendo hacia el laboratorio en donde estaba seguro que encontraría al doctor Banner, y no se equivocó.
- Doctor Banner, quisiera hablar con usted, por favor.
- No pensé que quisiera hablar conmigo después de la última vez, coronel— dijo Bruce sin despegar sus ojos del microscopio— como se lo dije aquella vez, no me interesa escucharlo.
- Doctor, no he venido a hablar de mí, vengo por Tony.
Eso bastó para obtener la atención del científico.
- ¿Qué pasa con él?
- Necesito saber su historial médico después del parto de nuestro hijo.
- ¿Y eso como para qué?, es un tema personal que solo le incumbe a él y a su médico, incluyéndome.
Steve suspiro, sabía que sería difícil hablar con él, pero debía hacerlo de frente y sin rodeos.
- Doctor Banner, Bruce, Richard está embarazado.
Bruce se levantó de su asiento tan rápido que lo tiro al suelo.
- ¡Eso es imposible!, él ya no tiene esa posibilidad.
- Lo sé, Richard me contó, pero he estado rodeado de demasiados Omegas preñados en el transcurso de mi vida como para confundir el aroma característico que ellos emanan cuando salen en cinta.
- Y solo sus parejas pueden detectar su estado tempranamente— concluyó Bruce.
- Exacto y mis instintos no se equivocan.
- La matriz de Tony quedó destrozada después de dar a luz, sus paredes internas quedaron tan dañadas que jamás podría albergar a otro bebé.
- ¿Le sacaron el útero?— preguntó horrorizado.
- No, curamos como pudimos su matriz, pero la mantuvimos en su interior ya que es importante para la regulación de sus hormonas.
Steve suspiro de alivio
- ¿Y entonces?
- No lo sé, ¿hace cuánto paso desde su celo? — Pregunto mientras tomaba una tablet y comenzaba a teclear furioso.
- Casi diez semanas.
- ¿Cuánto duro?
- Tres días.
- ¿Y en todos esos días lo anudaste?
- Si —Steve respondió más que incómodo y sonrojado.
- Bien, ¿él lo sabe?
- No, quería consultarlo primero con usted.
- Bien, porque creo que es muy probable que tú lo hayas curado, Coronel.
Steve lo miro interrogante, para luego caer en la cuenta.
- El suero —susurro.
- Me temo que sí, bastaron esos tres días y todas las veces que lo anudó para sanar su matriz dañada, lo cual es realmente un logro más para la ciencia— Bruce dejó de teclear y lo miro— necesito hacerle unas pruebas a su esperma y también a Richard.
Steve por poco y se santigua, para empezar, si ya era un calvario hablar de su intimidad con alguien que no fuera su esposo, definitivamente era peor que le pidieran su esperma y que para colmo vaya conectado con el nombre de su omega. Aunque sí lo pensaba bien, podría usarlo de pretexto para tenerlo una vez más en su cama.
- No creo que eso sea nece...
- Si, lo es y en cuanto a Richard, yo hablaré con él.
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Monumento a tu Amor
Fiksi Penggemar" Tony Stark ha muerto" Ese era el título que abarrotaban las primeras planas en los periódicos, revistas, en las redes sociales, noticias de televisión y de radio de todo el mundo. ¿Lo peor de todo?, es que no estaba tan lejos de ser verdad. ¿Qui...