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-Mierda mierda mierda, ¿siempre tengo que llegar tan tarde? ¡Soy una pena para esta familia!
-¿Que acaso no escuchas? ¡Baja ya Yoon, es tu primer día y vas 15 minutos tarde! -Gritó fuertemente la mamá de Yoon desde la cocina, mientras preparaba el desayuno y esperaba a que su hija pusiera un pie en la puerta.

Yoon bajó rápidamente las escaleras con un
zapato puesto y el otro en la mano.

-¿Mamá crees que den tolerancia?- Dijo Yoon mientras tomaba su batido de bananas.
-Eres una pena Yoon, una muy grande Dios mío, le prometí a tu padre que estarías lista hace 15 minutos y te aseguro que se volvió a dormir mientras te espera en el coche.
-Mamá, ¡es que no me da tiempo! - Yoon sujeto su cabello en una coleta alta y agregó una liga con un lazo rojo.
-¿Nuevos comienzos?- Dijo Dong-Yul hermano menor de Yoon,  mientras sorbía su café discretamente; nunca te arreglas, ¿es por qué esperas que encuentres el amor ahora que entrarás a la universidad? Será un año muy desastroso.
-Cállate Dong, es solo un accesorio. Vaya que regresar a la ciudad te hizo más estupido.
-¡Yoon!

Yoon sintió como una mano golpeaba fuertemente su nuca, era un sape por parte de su madre.

-Dejen se comportarse como niños y apúrense ya, ¿Que harán cuando yo no esté? Seguro serán un desastre.
Yoon se rió mientras se sobaba su cabeza y tomó sus cosas para salir apresuradamente de su casa.

Hace 2 meses que habían vuelto a Seúl, pues el padre de Yoon había sido transferido nuevamente gracias a su trabajo.
Cuando Yoon piso de nuevo la ciudad, se sentía renacida, el aire fresco y el hermoso sol hacían de Seúl una ciudad hermosa. Además de que no había venido aquí desde que tenía 9 años; había estado paseando por los centros comerciales y por unos cuantos puestos de comida, solo para recordar el buen y suave sabor que hace tanto su paladar no disfrutaba. Era exquisito estar de nuevo allí, a pesar de que sabía que tenía que volver a comenzar, le agradaba la idea de estar de vuelta.

Junto con kumy, su mascota, daban pequeños paseos por el nuevo vecindario, y de vez en cuando Yoon iba y compraba helados de zarzamora o iba a una cafetería solo a comprar un americano junto con unas galletas de nuez.
Yoon así lo hacía todo, sola, solo con la fugaz compañía de su mascota. Nunca esperaba nada de nadie, cuando estuvo en su otra ciudad fueron escasas las amistades que formó, la mayoría un total fracaso, y del amor ni se diga, no conocía ni la palabra, no la sentía.
Estaba acostumbrada a dejar fluir los sonidos del viento, y los murmullos de la gente, le bastaba estar ella misma y un buen clima para pasarla genial.


-Tururutu... - tarareaba Yoon mientras iba pasando por una tienda de 24 hrs, donde se detuvo y compró un bowl de ramen.
Dando vueltas por aquella tienda buscaba su deseada soda de cherry cola, mientras fisgoneaba los refrigeradores de dicho lugar , se encontraba con los audífonos puestos y al encontrar su tesoro, quizó abrir la puerta del refrigerador pero un chico bastante alto con una gorra negra puesta y cubre bocas se le adelantó, apartando la mano de Yoon de la manija y abriendo rápidamente esta puerta, tomando una soda de cereza.

Yoon quitó un auricular de su oreja y cuando estaba a punto de decir algo el solo mecionó:

-A un lado.

Yoon no lo alcanzó con la mirada y cuando menos se dio cuenta él ya había pasado a un lado de ella empujándola con el hombro.
Yoon solo rodó los ojos y tomó su soda también. Cuando estuvo a punto de pagar el cajero se le insinuaba a Yoon de una forma tan descarada que ella no pudo evitar sonrojarse.

-Puedo hacerte un descuento si gustas, para que mejor te cueste otra cosa, ¿No crees que es buena esa oferta?- Dijo aquel empleado que tenía la playera manchada de salsa y un cabello totalmente desacomodado.
-Umm estoy bien así, gracias. - Yoon dejó el dinero sobre el mostrador y salió rápidamente de la tienda.

Yoon era tan vulnerable a eso, no podía soportar la mirada de nadie, pues siempre se sentía apenada ante cualquier situación y no sabía entablar buenas conversaciones, mucho menos con chicos.
Ella no había tenido un primer novio, todos los chicos eran unos completos idiotas con ella, jamás captaron su atención. Su poca sociabilidad la hacía aún más cero atractiva ante los hombres, y aún que su mamá infinitas veces le decía a Yoon que era hermosa, y que lucia la ropa como nadie, a ella no le interesaba establecer algo serio con alguien. Al parecer Yoon no era suficiente para nadie, ni nadie era suficiente para Yoon, según su teoría.

-Que grande está escuela- Mencionó Yoon mientras daba cada paso por aquella universidad gigantesca y bonita. Ella estaba muy emocionada, se sentía dichosa por comenzar de nuevo y así lo hizo, además del pequeño lazo rojo que llevaba puesto, Yoon se sentía otra con su nuevo uniforme, completó este con un reloj tinto en su muñeca izquierda.

En cuanto Yoon entró a su aula, todos parecían conocerse ya, aún que también había personas muy calladas y solitarias sentadas , esparcidas en distintos lados. Unos cuantos dormían encima de su mesa, y otros tenían audífonos puestos, tanto como otros sostenían un libro en su mano, y por último la bolita popular de chicos y chicas riendo, platicando en medio de todos los lugares del aula haciéndose notar a su máximo esplendor.

Yoon tomó asiento a lado de una chica que estaba temerosa y jugaba con sus manos.

-Hola, soy Yoon.
-Q...¿Qué tal? - Dijo aquella castaña con gafas y cabello liso perfecto.

Yoon le sonrió, y cuando estuvo a punto de decir una frase para seguir entablando conversación, la mirada de aquella chica castaña revoloteó por todos lados en dirección hacia la puerta al igual que todos los chicos del aula.

Alguien muy singular había llegado, junto con 2 chicos más.

Todos estaban murmurando al ver la presencia de aquellos 3 apuestos chicos. Pero resaltaba aquel que era sumamente alto y con cabello alborotado.

-Mierda.





With You; (Park Chanyeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora