capítulo ocho.

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Un día de descanso, sábado, ya había pasado una semana desde que supe que estaba embarazada.

—¿Quieres ir al cine?—me tomo de la cintura.

—¿Tienes ganas de salir?—Sonreí.

—Entonces, podríamos quedarnos aquí y ...—Beso mi frente.

—Da igual—suspire.

Tomo las llaves del auto y condujo hasta la plaza principal. El día era perfecto, nada de frío, ni de lluvia.

—¿Palomitas?—sonrió.

—Dulces—tome un frasco.

—El médico, dijo cosas sanas.

—Tu 'nene' quiere una botana— sonreí y me besó.

—Suena tan tierno que lo digas— me abrazó.

La verdad nunca veíamos las películas, aprovechabamos para besarnos y a veces... Antes no quede embarazada de todas esas ocasiones.

—¿Te dolió?—Dijo acomodando su pantalón.

—Un poco, pero ambos estamos bien—toque mi vientre.

Salimos abrazados de la sala y nos dirigimos al centro comercial. Observaba con atención algunas cosas de bebé, eran tan pequeñas.

—Esto está pequeñísimo— dijo tomando del estante un par de guantes.

—Son para recién nacido.

—¿Tan pequeño es?

—Quizá.—me alce de hombros y seguí caminando.

Compro varias cosas para mí, comida, específicamente. Tenía demasiada hambre, todo el tiempo estaba comiendo algo. El doctor dijo que era normal, pero me asustaba subir de peso y ponerme como una vaca.

—Aquí vienen—dije entre dientes, la estúpida de Alexia y su amiga Karly. Las dos eran el dúo perfecto, ambas iban en mi grupo y se la pasaban molestándome.

—No les hagas caso.—aprete su mano.

—______, Joel. ¡Qué sorpresa! —Habló la rubia, Alexia.

Rodé los ojos ante su maldita hipocresía.

—¿qué es lo que quieres?—dije.

—Oh, nada ... supimos que ahora viven juntos.—Hablo Karly.

—Eso no es de su incumbencia.— Dijo Joel.

—Lo es, toda la escuela habla de ello, queríamos confirmarlo. Cómo, él chico más ardiente de la escuela, podría estar viviendo con una... Gatita.—rieron.

—Eres una...—dije furiosa, iba a golpearla pero él me detuvo.

—Vámonos, no tiene caso que pelees— me llevo hasta salir fuera de ese lugar.

—¡La odia Joel!

—Tranquila, escucha— me tomo de la mano, juntándose a mi, estaba tan cerca que podía ver muy a fondo sus bellos ojos color café.— Dejala, si la sigues frecuentando  seguirá siendo tan pesada contigo.

—Sabes que no podré hacerlo, es una envidiosa .

Claro que lo era, desde el preescolar estábamos juntas, y ella tenía todo, mis "amigas" , la atención de los profesores en la primaria y en la secundaria la atención de los chicos, es linda, pero una completa estúpida que engatusa hombres.

—Ya, solo escucha lo que te dije, yo no voy a dejarte por ella, eres mi vida y te amo, tendremos un bebé— me abrazó.

Hundí mi cabeza en su pecho y lo abrace del mismo modo, el amor y la ternura.

padres primerizos -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora