Terminadas mis clases fui hasta el campo de fútbol. No me perdería un partido de mi novio, ahora que ya no estaría abajo, debía obtener un buen lugar en las gradas.
Lo vi con su uniforme en su práctica, antes de cada partido. Se veía tan guapo así.—¡Hey ____!—Escuche la voz de Erick.
—Hola—dije sólo girando mi cabeza en la dirección en la que venía, lo acompañaba christopher, ambos amigos de Joel.
—¿Por qué no estás ahí?—dijo Christopher sentándose a mi lado.
—Deje el equipo.
—¿Qué?
—Si, tuve un problema—dije seria— ¿Y tú? Deberías estar con ellos.
Christopher pertenecía al equipo, junto con Joel. Ambos eran compañeros de campo.
—Me suspendieron por dos partidos, mis malas notas son las culpables— sonrió.
—Oh—reí.
—¿Ya no están enojados?—me pregunto Erick.
—No se. No hemos hablado desde la mañana.
—¡Colón!—gritó la voz que me ponía de nervios, esa voz que me hablaba tiernamente.
—Aquí viene 'Don celoso'— comento al verlo subir, fue gracioso lo que dijo y me burle—¿Qué Pimentel?
—¿Cuidan a mi chica?-—Sonrió pasando su brazo por mis hombros, sonreí como tonta.
—Lo haremos—rió Christopher.
Me miró y beso mi cabeza.
—¿Estas bien?—susurro.
—Si—hice una mueca, la verdad me sentía mareada, comenzaba a sofocarme, respiraba con dificultad.
—____— tomó mi cara.
—Estoy...—y caí. Sólo podía escuchar muy a lo lejos los gritos de auxilio de mi novio.
[...]
—¿Como te sientes?—me miró.
—Joel, ¿que...pasó?—me incorporé en la camilla.
—Desmayo, síntomas de embarazo.
—Oh, y ¿el partido?
—Termino hace dos horas—dijo firme.
—¿Perdiste?, Seguro por mi culpa.
—No, no. Estuvimos cerca de que toda la escuela supiera del bebé.
—¿Que?
—El director, se enteró de lo pasó, querían hacerte un examen de sangre, pero me negué.
—Me correrán también si lo saben.
—No.
—Joel, yo tengo más problemas que tú, me he peleado con Alexia. Si saben de esto, seguro estoy fuera.
—Nadie lo sabrá, hasta que se note, no quiero que te hagan algo todos los demás.
Me ayudó a ponerme de pie, con su chaqueta cubrió mi espalda y tomo mi mochila, salimos con dirección a su casa.
—¿Quieres comer algo?— me miró rápidamente.
—¿Cumplirás mis antojos?—Masculle.
—____...
—¿Qué?—lo miré.
—¿Tienes hambre?—sonrió cortamente.
—Algo.
Antes de regresar a casa, paramos en un restaurante, odiaba los lugares así de elegantes, pero Joel insistía.
—Pide lo que quieras.
—Terminare con todo la comida—reí.
—Debes comer algo. Es por tu bien.
Ordene algo ligero, no quería más, si no toda la noche me la pasaría con la cara metida en el inodoro.
—Mi mamá se preocupo, la enfermera le llamó.
—Ella sabe de esto, es mamá—lo tome su mano.
—Es difícil esto, pero debemos acostumbrarnos.
—Yo, sufriré esto por mucho tiempo.—hice una mueca.
—Ambos.
Voten muchísimo
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padres primerizos -Joel Pimentel
أدب الهواةLa noticia de la llegada de un nuevo ser, afecta a cualquiera, de emoción y de frustración. ¿Quién a sus 17 años puede tener una bebé? Ese resultado cambiaría mi vida drásticamente, cuidar de un embarazo, y del pequeño que nacerá, sin el apoyo de un...