capítulo nueve.

2.3K 182 10
                                    

Joel.

—Siento algo, es raro que ellos dos estén  tan juntos— dije serio.

—Joel, son amigos, ¿Crees que ella te engaña?

—No lo sé, es una posibilidad, ¿No crees?— dije mirando a mi novia con Erick. Ambos se llevaban muy bien, y mi sospecha que el bebé que ahora esperaba era de mi amigo, era más grande.

—Joel.—sonrió ella.

—Hola—dije mirando a Erick quién le guiño un ojo y se fue con Richard.

—¿Todo bien?

—¿Qué traes con Erick?

—¿Qué?—rió tonta— ¿Por qué?

—¿Por qué? Siempre estás con él, ríes todo con él, y... Quizás hasta el bebé es de él.— dije con coraje, la verdad era un idiota con celos.

—¿Crees que te engañe?— alzó ligeramente la ceja.

—Pues, antes de salir conmigo, salías con él.

—Solo de amigos Pimentel, yo no te engañe, sabes perfectamente que perdí mi virginidad contigo. — dijo con lágrimas en los ojos— Eres un imbécil.

Me empujó y se marchó corriendo, dejándome como un idiota en el pasillo.

Sí que había sido un completo estúpido, dudar de ella, del amor de mi vida.

[...]

Llore como una niña, odiaba tanto lo que me pasaba en este estado. Joel era un idiota al dudar de mi.

Corrí hasta mi casillero  y saqué mi mochila, me fui de la escuela. Caminé sin rumbo hasta la parada del transporte, me iría donde fuera, pero quería estar lejos de Joel.

—Idiota.—replique.

Claro y yo más por acostarme con él. ¡Qué estúpida!

Ahora entendía, él no quería hacerse cargo de mi criatura. Él me botaría junto con ella cuando se le diera la gana, y ahora lo hizo.

Mi teléfono sonaba, era él. Limpie mis lágrimas y colgué.

—¡Vete a la mierda, imbécil!— grite y me tumbe a llorar.

Joel.

—Responde, ____.— hablé solo mientras todos salían del colegio, mi novia no respondía y estaba preocupado.— ¡Christopher!— le grite a Christopher, se acercó.

—¿Qué pasa?

—____, ¿Sabes dónde está?, ¿La viste? —hable desesperado.

—Estaba con Erick y contigo. Siempre está, ¿Pelearon?

—Si, si. Debí decirle nada de lo que dije, soy un baboso.

Fuí a mi casa al ver que en la escuela no había nadie, grite su nombre, nada. Joder, si que había hecho una estupidez.

Tomé las llaves del auto, mis llamadas seguían sin responder.

—¿Dónde estás?—dije al detener el auto en medio de la carretera, el tráfico impedía mi búsqueda. Una chica con la cara cubierta llamo mi atención, claro, ese cabello castaño y la ropa. Era ella, mi chica.

—¡____!—grite y levantó su vista. Sus ojos estaban hinchados. Había llorado. Rápidamente tomo su mochila y siguió caminando.

—¡___!, Espera...

—¡Largate!—grito— ¡No quiero verte!

—Oye, espera, perdóname. No debí...

—Eres un idiota.—hablo con dificultad.

—Lo soy, lo soy. Merezco que me odies pero perdóname.

—No, no, puedo.

—____...

—Me lastimaste, dudaste de mi. Prometiste confiar en mí...

—Si, perdón, lo lamento.

—Nunca debí confiar en lo que me dijiste, sabía que me ibas a dejar, eres un imbécil.

—No, yo no voy a dejarte. Te amo, nunca te dejaría, eres mi vida...

—No sé si creer en ti.

—Por favor.—tome su cara— Créeme.

—No sé.

—Regresa conmigo, prometo cuidar de ambos, no ser un idiota, ser más considerado.

—Joel...

—____, por favor—la abrace.

Primero fríamente se quedó paralizada, pero después de unos instantes, me regresó el gesto.

—Vuelve conmigo, no me abandones— dije al borde del llanto.

—Me duele lo que hiciste, enserio.

—Perdoname.

—Joel, te quiero. —me abrazo.

Voten, por favor.

padres primerizos -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora