Capítulo treinta y uno.

1.9K 176 36
                                    

Joel.

—Espera, espera.— dije sacando mis Vans.

—Joel, mi bebé...—grito.

Maldita sea, sus gritos me ponían los nervios de punta, estaba nervioso, mi bebé nacería en cualquier momento y si no me daba prisa, lo tendríamos aquí.

Tome en brazos a ___, la llave a la parte trasera del auto, metí con torpeza la maleta del bebé y la suya.

—Rápido.— se quejó.

—Ya, ya voy.— dije sin dejar de marcar el número de la casa de mi madre, seguro seguían despiertos, eran las 11 de la noche.

Conducía lo más rápido posible.
Evitando causar algún accidente.

—¡Mamá, ____ va a dar a luz!— grité en la bocina.
Ella alterada me pidió la dirección de la clínica.

—Me duele, joel.— dijo cuando llegamos.

—Ya ____, no tardará mucho.— dije.

Las enfermeras vieron a mi novia, y la llevaron al quirófano.

—Joel, joel.— dijo Erick con Christopher.

—Estoy que me muero, no sé que hacer — jale mi cabello.

—Tranquilo, todo saldrá bien.— me apoyo Richard.

—¡Joel!... ¡___!— grito mi madre, llamado la atención de los presentes.

—Adentro.

Con insistencia pedí que me dejaran estar con ella, me negaban el acceso por cuestiones de higiene y no sé que, sinceramente me valía pero era un recién nacido.

—Por favor — Rogue.

—Bien.— rodó los ojos y me tendió un traje azul.

Entre al lugar, tenía miedo. Mis piernas temblaban.

_______.

—¿Lista?— dijo una enfermera.

—No.— me queje, esas contracciones eran más intensas.

Sonrió acomodando mi bata y una gorra en mi cabeza, picaba y yo no podía con mi dolor, era horroroso. Dolía más que aquella vez en que perdí mi virginidad, al menos obtuve a cambio la sensación de placer, y no me quejaba; aunque había sido brusco. Pero esto, me hacía llorar.

Me llevaron al quirófano, acomodando mis piernas y un poco de suero en mi brazo. Revisaban mi pulso  y hablaban en su lenguaje médico, uno que no entendía.

—_____, estoy aquí.— dijo mi chico.

—Me da miedo.— dije tomando su mano.

—Estarás bien.— sonrió. Parecía tranquilo pero sabía que los nervios se lo comían por dentro.

—Bien, ____... Está todo listo.— dijo el doctor.

—Ok.— solté aire.

—Cuando yo te lo pida, puja.—ordeno.

Mire a Joel, sus ojos no se despegaron del doctor, el sudor resbalaba por sus sienes. Apretaba su mano con cada esfuerzo,  era testigo de su miedo, sus pupilas se movían de un lado a otro.

Estaba cansada y mi criatura no daba indicios de querer salir ya.

—Ya casi ...

Un último esfuerzo y un llanto. Cerré los ojos, y solté la mano de Joel.

—Felicidades Joel... Es un hermoso niño.— dijo el médico.

Vi como lo tomaba en brazos, tan pequeño envuelto en una sábana azúl.

—_____, aquí está nuestro hijo.— dijo con un nudo en la garganta.

Lloraría, lo sabía. Esas lágrimas eran de emoción.

—Mi amor.— dijo sonriendo, me acerco al pequeño que lloraba.

Era tan pequeño. Cabía en un brazo de Joel y en mi brazos era como tener uno de esos muñecos con los que jugaba de niña.

—Un hermoso niño.— dijo él con una enorme sonrisa.

50 votos y 30 comentarios y sigo.

padres primerizos -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora