capítulo cuarenta y siete.

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—Adoro el frío.— dijo Joel pegandose más a mi.

—Porque puedes hacer esto.— reí.

—Puedo hacerte el amor.—acaricio mis piernas.

—Joel, ya...Dylan ha despertado.— susurré.

—puede esperar.— me beso el cuello.

—Lo hicimos hace unas horas, deja que me reponga—lo miré.

Sonrió tiernamente y beso mi frente.

Después de besarnos y darnos una ducha, fui por Dylan, cambie su ropa, le puse mameluco de oso, un regalo de Patricia, serviría para que no pasará frío.

Bajé con él en brazos y ví a Joel quien revisaba el refrigerador.

—Necesitamos comida.— me sonrió y tomo al bebé para hacerle cosquillas en la barriga.

—Te dije.— acomode el gorrito del bebé.

—¿Por qué le pusiste esto?— rió.

—Hace frío.

—Es gracioso.—aprete los labios.

—Es un regalo de tu madre, reclamale a ella.—lo miré.

—No entiendo cómo los bebés pueden usar esto.— vio como en la parte trasera, había una pequeña colita.

—Deja de tocar a mi hijo.— lo quite de sus brazos.

—voy a cortarla.— sonrió.

—Arruinaras el traje, Joel—sali de la cocina.

—Mejor, vayamos a comprar cosas.— escuché cómo tomaba las llaves del auto.

—Mala idea.

—¿No quieres? Dylan se quiere sentar en las piernas de santa— hablo como niño.

—hará un escándalo.

—vamos.— me tomó de la cintura y me llevo a fuerzas al auto.

No iba muy contenta con esto, no me agradaba ir a la plaza en estas fechas, y más con Joel, quién siempre terminaba contradiciendo a lo que yo decía.

—Joel, venimos a comprar cosas para la casa, no para ti — dije frustrada.

—Espera.—dijo sin dejar de mirar el estante con libros raros.

Rodé los ojos y seguí mi camino con Dylan.

Habíamos pasado primero al súper para comprar despensa. Después Joel llevaría a Dylan a tomarse una foto con Santa.

—¿Te parece si llevamos esto?— le dije a dylan, el sonrío mostrando esas encías desnudas.

Puse en el carrito una caja de galletas. Tome otras para Joel, justo cuando las tenía en mis manos, resbalaron otras y cayeron al suelo.

—Deja, yo lo hago.— dijo un chico.

—No yo.—me incline para ayudar.

Lo ví, y vaya que era guapo. Me sonrió y no se porque me sonroje.

—Pasa todo el tiempo.—dijo quitando de mis manos las cajas.

—Perdona, es que...— balbucee y mira rápidamente a dylan.

—¿Tu hermano?— dijo haciendo una seña. Veía a Dylan.

—No, mi hijo.— sonreí.

—Oh vaya, es precioso.— se acercó.

—Gracias, ella y yo hacemos bebés hermosos.— dijo Joel, quién se acerco a mi y me tomó de la cintura.

—Lindo bebé amigo.—palmeo su hombro y se marchó.

—¿Te estaba ligando? —habló

—No seas estúpido. Me ayudó a levantar esto— mire las cajas.

—Me pareció ver otra cosa de él.

—Piensa lo que quieras.— bufe y puse en marcha el carrito.

—____.— dijo atrás de mi.

Ignore por completo su llamado y fui hasta el pasillo de bebés. Tome un paquete de pañales.

—Perdón.— me abrazó por detrás.

—Joel, yo quiero...—no me dejo terminar, me planto el beso en los labios.

—Terminemos esto.— dijo limpiando su boca. Dylan balbuceaba y nos separamos.

Me decía cosas que yo poco entendía, iba más concentrada en la lista. Hasta que calló en seco.

Miré hacia donde él veía, una pareja de chicos se besaba. Nada fuera de lo normal, hasta que ví la cara de la tipa, ex de Joel.

—Vamos, ve...—dije con sarcasmo.

—Oh claro que iré—dijo seguro— Ve eso—dijo irritado.

—Joel, terminaron hace mucho, ¿Aún la quieres?

—No. Ese tipo se está pasando.

Fue furioso hasta mañana ellos dos, traía consigo una caja de cereal.
Lo seguí, no quería que hiciera una estúpidez.
Solo escuche el grito de ella y un golpe, más bien una bofetada.

—¡Joel!— chillé y luego me burle. Salió del pasillo con la mano en la mejilla

—¿Qué le hiciste?—quise saber.

—No iba a dejar que arruinara su futuro, amor —me miró y siguió sobando su cara.

—No te metas dónde no te llaman—mire su cara roja.

—¿Y Dylan?—fruncio el ceño.

—¡Dylan!— grite y corrí al pasillo donde estaba anteriormente. Ahí estaba, Dylan balbuceando algo con su chupón entre manos.

—Solo a ti se te ocurre.— me regaño Joel.

—No iba dejar que su padre fuera a prisión por golpear a un tipo que anda con su ex.

—No lo golpeé.

—¿No?

—Les lance la caja de cereal y les dije que para eso hay lugares.— rió.— les di un condón.

—Eres un tonto.

—Se molesto y me golpeó— me dió un beso rápido y me tomó de la mano para irnos.

Joel no dejaba de insistir de llevar a Dylan con Santa, al final accedí, pero todo fue como yo lo pensaba. El llanto de Dylan alarmó a todos, se había asustado.

—¿Quién le teme a Santa?— reclamo

—Él —reí.

—Por eso no te traerá nada.

—Dylan quiere uno de esos—señale un carrito montable.

—Dificil, mejor...—apreto mi trasero.

—No llegará el hermano.

—Si nos ponemos a trabajar...

Bese su mejilla y mejor nos regresamos a la casa, el frío calaba y Joel empezó a estornudar.

Perdón por no hacer el maratón pero con la prepa no me ajusta el tiempo.
Ya casi se acaba como 5 capítulos.
Voten y comenten.

padres primerizos -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora