capítulo diecinueve.

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—Es enserio.— sonrió como niño.

—Joel eres un baboso.— fruncí el ceño.

—¿Ya me odias?— me abrazó por detrás, acomodando sus manos  en mi pequeño estómago, mis tres meses se notaban al pegar la ropa, estaba más grande mi bebé, íbamos a cumplir cuatro en una semana.

—Si, ya te odio.— sonreí.

—¿Por qué?—carcajeo mientras hablaba— yo quiero que uses eso.

—No iré al baile con un vestido ajustado.

—Te verías súper sexy.

—Mi barriga no ayudará en eso.

—Yo insisto que si.— beso mí mejilla, y entramos al colegio. Todo el pasillo, decorado con escarcha y esferas, en dos semanas sería el baile de invierno. Uno muy importante para nuestra institución. Me daba emoción ir, porque sería la segunda vez que iba con Joel.

—Huele a navidad — dijo Joel con una sonrisa.

—Estas fechas me ponen nostálgica.— apretó mi mano.

—¿Por tu padre?

—Lo extraño .— hizo una mueca.

—Oh ____.— me abrazó— Sabes que él te cuida desde el cielo, y esté muy contento de que sigues aquí ... Y que vamos hacer papás.

—No creo que esté muy contento con eso.— limpie mi nariz.

—Cierto.—beso mi mano — pero él sabe lo que pasó.

—Será la primera navidad  que pase lejos de mi madre.

—Podemos ir a verla.

—No. no quiero que mi bebé se de cuenta de lo descarada que puede ser su 'abuela'.

—¿Crees eso de ella?

—Lo es, siempre ha sido así — la voz se me quebró.

—No más llanto linda, el médico dijo que llorar mucho podría afectar al bebé.— me jalo hasta llegar con el al salón.

—Soy muy sentimental, deberías estar acostumbrado.—mascullé.

—Me acostumbre a mí novia llorona, pero esta nueva versión exagera. —hizo una cara.

—No soy exagerada.— balbucee.

—Lo eres.— beso mi nariz y sonrió.

—Te quiero.— tome sus mejillas.

—No creo que más que yo.— habló en mi boca.

—Linda escena jóvenes—dijo mi profesor de arte y estética — como para una foto, Sr. Pimentel, debería estar en su clase ahora.

—Ya sé.—sonrio.— te veré en un rato cariño— me beso rápidamente y se marchó.

Sonreí como estúpida al verlo. Tan guapo.
Tomé mi lugar al lado de mi compañera de banco, ella sabía de mi bebé. Era la única persona que sabía de esto, a la cual yo había tenido confianza de decirle algo como esto que me atormentaba.

—Lindos.—susurro.

—Gracias.—sonreí.

—Ya quiero ver a esta cosita, tan hermosa como los dos.

—Gracias otra vez, Valeria.

—¿Y vas a ir al baile así?

—¿Qué tiene?—reí.— usaré algo discreto para ocultarlo.

—No será por mucho.— hizo una mueca.

—Pero por lo pronto si, hasta que crezca más...

Sería así, ocultaría mi embarazo en lo que los meses pasaban. Seguro el director me expulsara por esto y a Joel también.
Voten.

padres primerizos -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora