capítulo cuarenta y ocho.

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Dylan 1 año 5 meses.

Me parecía increíble el desarrollo de Dylan.
Balbuceaba ciento de cosas, decía solo "mamá" y "papá".

—Sería bueno dejar que ande solo.— dijo Joel.

—Lo intentamos y sabes lo que pasó.

Y me refería que, cuando Dylan apenas caminaba, Joel lo soltó y se cayó.

—No fue mi culpa.— me sentó sobre él.

—Lo fue.— bese su nariz.

—Mamá—dijo Dylan. Gire mi cabeza para verlo, jugaba con unos carritos. Sonrió mostrando unos cuantos dientes de leche.

—Deberíamos llevarlo con mi madre—dijo Joel.

—¿Quieres?

—Se lo dejamos para siempre — rió y golpeé su pecho.

—Mamá— volvió a decir y lo mire, agachó la cabeza y rió. Esto enserio me estaba hartando, los juegos.

Apreté los labios para no maldecir y solté aire.

—Dejará de bromear.

—Idéntico ti.— me puse de pie y lo tome en brazos.

—Enseñale a mamá lo que aprendiste.— le habló.

—Te quiero.—dijo mi hijo.

Extendió sus brazos para ir con Joel.

—¿Le enseñaste a decir eso?

—A parte de las groserías, si.—rió.

—No quiero que sea como tú.

—Tendrá su estilo.— me tomó de la cintura.

—Si, mientras será como su padre.

—y ¿No quieres eso?

—Estás loco — me solté y fui a la cocina.

Preparé la comida de Dylan. Un biberon, raro, se supone debía haberlo dejado pero seguía.

—Sabes, deberíamos darle lo que siempre ha perdido.

—¿Qué? ¿Su hermano?

—Me gusta que ya lo sepas.— me dió un beso.

—Joel, hemos intentado todo este tiempo.

—y podemos seguir intentandolo.—sonrió.

Joel estaba a nada de terminar la universidad, estaba contenta con lo que había logrado, y su idea de seguir con el negocio de su padre me parecía bien.

Joel.

—No se Erick.— hice una mueca.

—Es tiempo que lo hagas, formaliza tú relación con ____.

—Estás hablando de matrimonio a mis casi 20 años.

—No le veo el problema.

Y tenía razón estaba pensando pedirle matrimonio a ____. Llevábamos más de 3 años juntos siendo novios, no estaría mal. Esperaría a que pasará mi graduación y entonces si, pediría su mano.

—Este.— le dije al señor de la joyería.

Era una sortija de oro, con un precioso diamante. Algo caro, pero por el dinero no había problema.

Estaba nervioso, mi graduación mi cena de compromiso sorpresa se acercaba.

¿Y si era una mala idea casarnos jóvenes?

Voten

padres primerizos -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora