padres primerizos -Joel Pimentel

capítulo cuarenta y cinco.

Llevé a Dylan a la casa de Patricia, le dije lo que pasaba con Joel y entendió.
Estaba de acuerdo en que ambos, arreglaramos nuestra situación.

Justo cuando llegue, él corrió hasta a mí algo confundido.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Quería hablar contigo.—Lo miré.

—¿Dónde...

—Con tú madre, ¿Sabes? Parece que esto fue mala idea, mejor... Cuando vayas a casa hablamos.— me gire rápido para irme, sabía que mi presencia en ese lugar no era buena, o algo escondía o quizá era otra cosa.

—No te vayas.—me detuvo.

—Joel, mejor hablamos luego.

—Te necesito ahora.— me miró raro.

Y sabía perfectamente lo que pasaría.

Entre unos besos cortos,  llegamos al estacionamiento de la escuela, sin dejar pasar más tiempo, ya hacia mi espalda contra el asiento trasero del auto de Joel.
El sobre mi, besando con lujuria mi boca y cuello, succionando y tocando mis piernas desnudas, aquel vestido sirvia de mucho.

—Vuelve a casa.— dije en su cuello.

—Lo haré.— me tomó de la cadera.

—¿Lo prometes?— cerré los ojos su erección se hundía dentro de mi.

—Lo prometo ___— entrelazó su mano con la mía y después llegamos al orgasmo.
Algo raro, una de las muchas fantasías sexuales se había cumplido.

Joel volvió a casa justo el día siguiente.
Era sorprendente que Dylan lo quisiera tanto, a pesar de su corta edad.

—Deja eso así, mi amor.—dijo atrás de mi.

—No me gusta el desorden Joel.— lo mire rápido.

Guardaba en un baúl las cosas de Dylan, Joel había hecho un desorden estando con él.

—¿Sabes?— me atrajo a él— Dylan cumplirá cuatro meses en unos días, podríamos obsequiarle algo.

—¿Qué?— reí.

—Me pidió un hermano, y sabes que suena tentadora la propuesta.

—¿Eso te dijo?

—Aprovechemos y tal vez  se cumpla para el próximo año.

—Si qué días sin vernos te contaron mucho.

—¿Crees que dormir sin ti fue lindo?— me dió un beso rápido.

—Te extrañe.

—Yo más, ____. Te amo.

Y besos y más besos y esa noche terminamos haciendo lo de siempre.

Voten.