capítulo veinticuatro.

1.9K 146 3
                                    

—¿Estás muy seguro que será niño?— pregunté cuando detuvo el auto en el consultorio.

—Muy seguro.— me sonrió de una manera tan tierna, nunca lo había visto tan contento con esto.

La sala de espera estaba llena, parejas esperaban su turno, yo observaba su enorme panza, mi única pregunta; ¿Así se vería la mía al término?

—Estoy nervioso.— murmuró apretando sus rodillas.

—No debes estarlo — contesté tomando su mano.

—Me da emoción saberlo, ___.— me dio un beso rápido y nuestro turno llegó.

—¿Cómo vamos?— nos miró el médico.

—Bien.— sonreí.

—Cinco meses son mucho tiempo.— señaló la camilla, me dirigí a ella junto con Joel, me ayudó, amaba su impaciencia.

—Bastante tiempo.— dije seria.

Dijo unas cuantas cosas más respecto a mi quinto  mes de embarazo. El gel frío se deslizaba por mi abultado estómago, ya no alcanzaba a ver mis piernas como antes y sentarme era más difícil.

—Crece sanamente.— dijo sin dejar de mirar el monitor.

—¿Nos puede decir el sexo?— dijo Joel con más inquietud.

—¿Quieren saberlo?— nos miramos.

—Por supuesto.— contestó mi novio.

—No quiero.— me miraron, la gruesa ceja de Joel se levantó, su boca se frunció y sus ojos me rogaban una respuesta.

—____, claro que queremos.

—Yo quiero saberlo hasta el parto.— sonreí.

—Como desees.— dijo el médico.

Suspiré y tome la mano de Joel, me sonrió no muy convencido por mi elección.

—Todo en orden, solo unas recomendaciones... Evita zapatos altos, agujas y plataformas no muy recomendables para un embarazo y más a tu edad, las sandalias también. Alimentación balanceada, procura una cena ligera, así disminuyan los mareos  y nada de sexo.— miró a Joel, muy serio asintió.

—Entendido.

—Trata de salir más, el sol y una caminata de 20 minutos ayudarán a la circulación de la sangre, no es bueno ocultarse de los rayos solares, Joel deja que salga.— sonrió.

[...]

—¿Escuchaste lo que dijo?— dije sin soltar su mano.

—Me preocuparé demasiado si sales a caminar sola.

—No iré sola, vamos juntos.

—El bebé no sabe mucho de lo que yo pienso al respecto de eso.— frunció el ceño.

—Sabes que no saldría sola.— respondí.

—Como sea, ¿Se te antoja algo?— me abrazó.

—No tenemos muchas ganas de comer.— mascullé.

—¿Ahora por qué?

—Naúseas — arrugó su nariz y me dio un beso rápido.

— Entonces, regresemos antes de que pase algo.— rió.

—No pasará, estoy bien.

—Me hubiera encantado saber lo que tendríamos — dijo con una mini sonrisa.

—Falta poco.

—Serán unos cuatros meses muy largos—toco mi pancita y sentí un golpe, mi bebé pateaba con frecuencia, y más si Joel hablaba.

—Disfruta esto Amor.—reí.

—Me agrada — puso el auto en marcha.

Mañana subo otro, si es que no me dejan mucha tarea, las quiero.
No se olviden de votar y dejar su comentario.

padres primerizos -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora