44. Inimaginable

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Esta parte es una genuina montaña rusa de emociones así que no se separen de su caja de pañuelitos descartables ni de las dosis de insulina correspondiente. Y  no me odien por dejar el capitulo donde lo dejé, que no hice una nota potscapitulo para no cortarles el sentimiento.

Así que sin más preámbulos espero que les agrade , que les mando saludos, besitos y corazones desde ahora porque en el final no les dire nada más uwu💕

Durante todo el día no hubo ni un atisbo de tristeza, las horas de visitas del hospital fueron aprovechadas al máximo jugando y riendo, casi como si sus voces no resonaran en la habitación de una clínica

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Durante todo el día no hubo ni un atisbo de tristeza, las horas de visitas del hospital fueron aprovechadas al máximo jugando y riendo, casi como si sus voces no resonaran en la habitación de una clínica. Tristemente el horario de visita concluía, y la pareja ahora conversaba dudando de quién se quedaría.

— ¿Estás seguro? Si lo haces, mañana estarás muy cansado para trabajar. —decía el azabache cruzándose de brazos.

— Tranquilo, mejor que tú lo llevaré. —sonrió en respuesta— Además, Marceline no ha vuelto y dudo que lo haga. Tómense un descanso, yo me encargo.

— ¡Si! ¡Quiero quedarme con Gumball! —intervino el niño desde su lugar, demandante como siempre.      

— Si Maxi lo pide, no podemos hacer nada más que eso. —resolvió el peliclaro y Marshall frunció un poco el ceño pensando que no era bueno cumplir absolutamente todo lo que el niño pedía, pero ahora más que nunca debía hacerlo.   

— Bien, mañana haremos un cambio de lugares temprano. Así puedes ir a trabajar usando el auto. —sugirió y el otro le contestó con una sonrisa.

— Después arreglamos los detalles por mensaje, ahora vete antes de que los de seguridad te corran. —miró por encima del hombro del azabache, donde el encargado del lugar esperaba contando los minutos restantes.

— Tsk, que tan solo lo intenten. —bufó deseando tener más tiempo con quienes tanto amaba— Bien, luego nos vemos. —le guiñó sacándole una risita, a pesar de le hubiese gustado besarlo como despedida.

En la vuelta al departamento hubo un ambiente totalmente distinto, teniendo en cuenta que los días anteriores habían sido tristes y sombríos, lo que ahora encaraban no era más que momentos de paciencia y esperanza.

— ¿Qué crees que habrá cocinado la tía Marcy? —preguntó la niña estando en el ascensor, luego de que su estómago rugiera de hambre.

— Creo que ni siquiera se despertó. —soltó junto con una risa, jactándose de que eso sería cierto—  Así que ve pensando en qué quieres comer.

Marshall se sorprendió al entrar a su hogar y notar que de hecho su hermana no estaba durmiendo, sino duchándose, cosa que comprobaba su teoría de que hace nada estaría durmiendo. Aún así, sin intención de interrumpirla se dispuso a preparar la cena por sí sólo, comiendo tiempo después y siendo un poco fastidiado por ella como era de costumbre.

Entre Papeles y Café (Gumshall/AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora