Las mañanas eran difíciles, siempre le pesaba despertarse pues por lo general todo era lo mismo; levantarse, desayunar, dejar lo que puedan comer sus hijos al alcance e irse a trabajar. Con el pesar con que todos los días cargaba, que aunque no quisiera y cada día le parecía que sus pequeños crecían cada vez más le dolía tener que dejarlos solos, aún si fueran solo algunas horas de la mañana, pues pensaba en las miles de situaciones posibles que sus retoños sufrirían mientras él no estuviese.
Un escalofrío lo recorrió mientras entraba al edificio donde trabajaba, imaginando la situación donde su pequeña copia caía al suelo inconsciente, provocándole más amargura que la normal al momento de llegar a su trabajo.
— ¡Hey, Marshall! —escuchó que lo llamaban, y maldijo internamente a los dioses al reconocer de inmediato quién le hablaba.
Volteó para encontrarse con uno de los miembros más molestos del departamento de recursos humanos, con aquella sonrisa falsa y el rubio oxigenado más horrible que jamás vería— ¿Qué? —soltó con cierto malhumor, eran las siete de la mañana y el día ya había comenzado mal.
— ¿Has oído que harán cambios en el personal? —sonrió cruzándose de brazos, con toda la intención de parecer intimidante.
— No lo sé, dímelo, es tu área después de todo. —contestó desinteresado, o quizá algo dormido, aunque luego suspiró internamente molesto por tener que levantar la cabeza para ver al hombre que era poco más alto que él.
El contrario afiló la mirada queriendo dejar de sonreír y soltar una grosería, pero lo que se escuchó fue— Pues los harán, si traerán o despedirán gente no es seguro aún, pero sabes que traer personal nuevo siempre es bueno para cambiar aires.
— ¿Entonces? —el azabache cambió su peso de una pierna a la otra, ya harto de escucharlo.
— Sólo quería advertirte, no querrás cometer ningún error que haga enojar al jefe. —soltó con cierta saña, que no provocó nada más que un bufido cansado del recién llegado.
— Que justamente tú me adviertas, no vale nada para mí. —dando por acabada la conversación, se retiró dejando al contrario en silencio pero con el ceño fruncido.
Caminó un poco más hasta llegar al área que le correspondía, que no era constituida por nada más que por una pequeña habitación y un par de escritorios que en realidad eran sólo para él, pues no trabajaba con nadie más. Al pensar en la soledad de su lugar de labor, comenzó a considerar si lo dicho por el rubio oxigenado tenía cierta veracidad, pues aunque le encantaría estar acompañado algunas veces la idea era descartada de inmediato ante la simplicidad de su trabajo. Pues era obvio que no agregarían a nadie más a un área donde la tarea principal era trasladar todo lo que estuviese en papel físico a digital, y si lo pensaba bien, en cualquier momento podrían despedirlo por el avance tecnológico al cual la empresa aún no se había apegado.
Luego de que suspiró profundamente ante toda la jornada de trabajo solitario que le quedaba, sorpresivamente la puerta de su pequeña oficina se abrió— Señor Lee, necesito hablar con usted. —escuchó la grave voz de su superior, instantáneamente diciendo "Buenos días" de manera automática, luego preguntando dudoso qué es lo que sucedía— Quería comunicarle de frente que habrá cambios en el personal, más específicamente en esta área. —eso lo hizo sentirse derrumbado internamente. ¿Significaba que lo despedirían? ¡Era el único en esa área!— Y al ser el único en esta área no habría nadie más capacitado que usted en darle cierta enseñanza al nuevo miembro. —Marshall recuperó el aliento, en esos segundos ya se veía a sí mismo sin trabajo y sin comida para darle a sus hijos— Aunque igualmente venía a consultar, ¿estarías dispuesto a dar esas primeras enseñanzas? —preguntó, haciendo que el azabache volviera a la tierra y contestara un "S-Sí" entre nervioso y entusiasmado, pues al fin sentía que le tomaban en serio.
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Entre Papeles y Café (Gumshall/AU)
Fiksi PenggemarSi lo que buscas es una historia de amor adolescente y descontrolado, estas en el lugar equivocado. Porque aunque cada uno ha tenido su propia historia sin contar, esto es diferente. No son amigos de infancia ni tampoco amores pasajeros, sólo es alg...