Como todos los días desde hace dos años y medio, Marshall salía de su trabajo y se dirigía a una cafetería, que además de otorgarle una cercanía geográfica a su hogar este lugar ofrecía servicio de librería, ya que si quería podía tomar un libro de cualquier índole y leerlo mientras disfrutaba de una bebida caliente o un bocadillo.
Como todos los días, se sentó a leer un pequeño escrito que había tomado de la sección de "psicología" mientras esperaba su café, aunque sintió que algo cambió, una presencia que sobraba. Levantó la vista un momento y pudo ver a un joven de cabello rosa, sentado en la mesa que le seguía a la suya, seguramente no le superaba la edad pero era extraño que alguien más aparte de él mismo, y quizá un indeterminado grupo de adolescentes, frecuentara el establecimiento. Pero éste joven se veía diferente, estaba solo y deliberando qué cosa del menú elegir, apartándose de sus pensamientos sobre el chico, Marshall volvió a mirar a las páginas de su libro y continuó leyendo.
Minutos después, vio de reojo como aquél joven se levantaba de su asiento, buscaba un libro de la categoría de novelas y volvía a sentarse, mientras bebía un jugo de naranja que le había tomado una eternidad elegir. Pero eso no le concernía a Marshall, aunque después de todo, siempre había tenido la costumbre de analizar a la gente a su alrededor, el muchacho había llamado su atención, no sabía el porqué pero sentía ya haberlo visto.
Ya habiendo pasado un buen rato, el joven de cabello rosado se retiró luego de pagar y haber dejado el libro en su lugar. Marshall suspiró, le había llevado toda la tarde pensar y descifrar de dónde es que conocía a aquel chico a pesar de que no le volvería a ver, quería saber más de él, aunque fuese solo por curiosidad.
Luego de ver la hora en su reloj de muñeca, dejó el libro que había tomado, del cual no había leído mucho pues ni siquiera había podido concentrarse, y después de pagar tomó sus cosas y caminó unas cuadras hasta llegar a la entrada de un colegio primario y preescolar, en el cual se mantuvo esperando en la puerta principal. Una vez que las hordas de niños y niñas salieron, su mirada buscó a un par en específico, y cuando comenzó a preocuparse porque no les encontraba, una suave y pequeña mano le tomó del brazo.
La pequeña de trenzas oscuras como la noche sonrió con sus dientes blancos y un segundo después llegó otro más pequeño de cabello igualmente negro, les sonrió y saludó de manera alegre. Tras caminar un poco, el trío entró a un departamento y subieron algunos pisos hasta llegar a su hogar. Después de merendar, hacer tareas y sentarse frente al televisor por horas , los tres en conjunto se dispusieron a preparar la cena y luego dormir para empezar un nuevo día.
Y así el ciclo se renovaba, Marshall se levantaba temprano para ir a trabajar y volvía al descanso de almuerzo para dejar a sus hijos al colegio y comer un emparedado sencillo. Unas horas después salía del trabajo y se dirigía a la cafetería a leer algún que otro libro y esperar a que pasen las horas para ir al encuentro con sus hijos. Los días pasaban y nuevamente había un cambio en la rutina, aquél chico de cabello rosáceo aparecía para desconcentrar al azabache de su cotidianidad y luego de un tiempo, el hecho de que él lo distrajera ya también era parte de su rutina.
Pero un día, el día que empezaría a cambiar el resto de su vida comenzó con un ligero cambio, un retraso de la hora en que el muchacho en cuestión llegaba y que ahora andaba cargado de papeles, dejando un montón de folios y notas a un costado de la mesa,disponiéndose a escribir en unas hojas,mostrándose ocupado y nervioso.
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Entre Papeles y Café (Gumshall/AU)
Fiksi PenggemarSi lo que buscas es una historia de amor adolescente y descontrolado, estas en el lugar equivocado. Porque aunque cada uno ha tenido su propia historia sin contar, esto es diferente. No son amigos de infancia ni tampoco amores pasajeros, sólo es alg...