2. Detalles que importan

801 75 11
                                    

Marshall volvía a la cafetería como todos los días, pero al igual que el día anterior el lugar estaba repleto. Para colmo, la mesa en la que se sentaba siempre también estaba ocupada, lo cual le obligó a sentarse en una de las mesas que nadie escogía, por estar al lado de la entrada. Además de que por primera vez en casi dos años no buscó ningún libro sino que solamente esperó a que tomaran su orden, lo cual tardó bastante.



— Disculpe las demoras, no tenemos suficiente personal. Le pido que sea paciente por su pedido. —le dijo la chica luego de haber tomado su orden.


Marshall suspiró aburrido, sacó su celular y miró la hora. Le pareció extraño ver que tenía una llamada perdida, pero como el número que había llamado aparecía como privado simplemente omitió que aquello había sucedido. Fue entonces cuando levantó la mirada ante la puerta del lugar que se abría y luego entraba el chico con el que había compartido mesa el día anterior.


Él se adentró y observó todas las mesas llenas, pareciendo decepcionado al no encontrar un lugar y de forma cabizbaja se dirigió de vuelta a la puerta. Pero antes de que el saliera, Marshall le llamó lo suficientemente alto como para ser escuchado— Oye, Gumball. —el chico inmediatamente dirigió la mirada hacia donde el azabache se encontraba— ¡Por aquí! Siéntate conmigo. —dijo alzando la voz para ser escuchado sobre las voces de los demás. Mientras el susodicho se acercaba, hizo al asiento vacío con su mano, invitándolo a tomar asiento.


— Al parecer la cafetería se hace cada vez más popular. —comentó mientras se sentaba en frente de Marshall.


— Y al parecer cada día llegas más tarde. —replicó en tono bromista apuntando a la impuntualidad de Gumball.


Gumball soltó una risita y contestó con tono ansioso— Es que hoy me hicieron esperar para darme la respuesta si me aceptan en el trabajo o no.


— ¿Y cómo te fue?


— N-No lo sé.


— ¿Cómo no lo sabes? Son solo dos opciones, sí o no.


— Es que el chico que me lo dijo me confundió, además de que me dieron un sobre... —dijo revolviendo en su morral— Y aún no lo he abierto. —sacó el mencionado objeto y lo puso en la mesa un momento.


— ¿Y qué esperas? ¡Ábrelo! —exclamó con ánimos y lo alentó a sacar el contenido de la carta.


— La verdad no se me había ocurrido eso. —mencionó con un leve tono sarcástico mientras rodaba los ojos y abría el sobre luego comenzando a leer— Bla bla bla, pautas de la empresa y respetando las reglas anteriores se comunica que Gabriel Collins es... ¡Admitido! —sonrió y estrujó el papel entre sus manos— ¡Que emoción! Dice que mi capacitación empieza mañana.


— Felicitaciones, Gumb. —comentó compartiendo la alegría, luego volteando a ver a la mesera que volvía con su pedido, momento después agradeciéndole suavemente.


— ¿No ibas a pedir nada? —le preguntó al de cabello rosado luego de que la mesera se fue.


— Ah, sí. Pero no importa, cuando vuelva a mi casa comeré algo.


— ¿Sabes? Tenía la sensación de que volveríamos a encontrarnos y como no llegabas pedí unos sándwiches para los dos. —Gumball se sorprendió ante lo que escuchó y en respuesta agradeció con un poco de rubor en sus mejillas. Momento después, Marshall continuó hablando— Aunque realmente dudé en si pedir un jugo también, así que solo pedí los tostados. Al menos si no venías podía comérmelos yo solo. Hubiese sido demasiado raro si me pedía algo para mí y algo extra ¿No crees?


Entre Papeles y Café (Gumshall/AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora