Destino - Jenkook - [ CONCLUIDA ]

Capítulo XXXI

POV HOSEOK

Sabía que a Hyuna le ocurría algo malo, intenté averiguar qué era a través de preguntas sin sentido que al mismo tiempo sí que servían.

Ahora estaba llorando de nuevo, una tremenda inseguridad se apoderó de mi cuerpo, ¿y si no conseguía sacarle nada y terminaba yéndose llorando de mi casa?

- Mi madre no murió, la mataron - más lágrimas salieron de sus ojos, resbalando por sus mejillas y haciendo que su rostro entristeciera -. La mató mi padre, y los dos huimos de la policía hasta aquí.

De mis labios salió un sonido de asombro y preocupación.

- Desde entonces, él no hace nada más que drogarse, beber y fumar. Yo tengo que hacer todas las tareas de la casa, y si hago algo mal, me golpea - sollozó -. Aquel día que...me acompañaste a casa, entristecí porque tenía miedo de él y...cuando entré en casa, él empezó a golpearme y...

Se apegó a mí, abrazándome con fuerza y llorando en mi hombro. Yo apreté el abrazo y acaricié su espalda en un intento en vano de calmar su llanto. De mis ojos salieron también lágrimas, mi corazón dolía mucho.

- Sigue, sigue hablando - le pedí, tratando de no suspirar y echarme a llorar también.

- Él no me deja comer...siquiera me habla bien, él solo me ordena cosas...cada noche trae una mujer a casa y...y la usa como juguete para satisfacer sus necesidades físicas con ella...después la deja tirada...en la calle...y todos los días tengo miedo a ser su próxima víctima...

De nuevo se tiró a mis brazos, llorando a más no poder. Mi corazón dolía mucho, mis ojos estaban completamente húmedos  y tenía unas ganas inmensas de llorar.

- Por favor, Hoseok, ayúdame... - rogó, entre sollozos -, por favor...protégeme de él...te lo ruego...

La separé de mí con delicadeza, en un intento de no romper a llorar. Puse mi cara más seria y la miré justamente a los ojos. Estuvimos un gran tiempo mirándonos, sumergiendo nuestra vista en los ojos del otro y mezclando los claros colores de sus ojos con los oscuros colores de los míos. La miraba con intensidad, intentando transmitir por medio de una simple mirada todo el amor que sentía por ella. Estos segundos se hicieron eternos, hasta que al fin dije lo que deseaba por tanto tiempo decir.

- No tengas miedo - susurré, con una triste voz ronca -. Te prometo que nunca te dejaré sola, yo te ayudaré. No llores, yo te protegeré.

Sequé con mis dedos sus infinitas lágrimas y la abracé contra mí, proporcionándole todo el calor que su padre nunca le dio. Ella siguió llorando por largo rato, yo sufrí con ella, aumentando con cada sollozo el dolor de mi corazón.

[...]

Pasaron quince minutos y el llanto cesó de manera considerable. Ella ahora sollozaba inaudiblemente y suspiraba muy profundamente, dándome una gran lástima.

- Quédate a vivir conmigo - le propuse, separando su cuerpo del mío.

- Mi padre me matará... - musitó, con mucho miedo.

- Tu padre, si a eso de le puede llamar padre, claro, no te hará nada. Primero tendrá que matarme a mí si quiere tocarte.

- Hoseok... - su rostro entristeció de nuevo -. Creo que no debí contarte nada de esto...yo...

- ¿Y seguir sufriendo a manos de ese sucio? Ni hablar, te quiero, me importas, ¿vale? No pienso dejar que un imbécil te haga daño.

- Gracias, Hoseok...no sé que haría sin ti, gracias - una lágrima recorrió su mejilla, pero yo la sequé a tiempo.