EXTRA II

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POV JUNGKOOK

Abrí la puerta de casa y me adentré en ella. Después fui a mi despacho a dejar mi maletín y encender el ordenador que tenía allí. Esta tarde, como las demás, tenía que trabajar desde casa. Después subí arriba, toqué un par de veces a la puerta y allí estaban. El bebé estaba encima de la cama, escoltado por los cojines y almohadas para que no se cayera. Ella estaba en frente del ordenador, mirándolo con aburrimiento, y tecleando algo.

- Hola - le di un mini abrazo por detrás y besé su mejilla -. ¿Cómo estáis?

- Bien. ¿Cómo te ha ido? - me preguntó, su voz estaba apagada y se notaba un poco tensa.

- ¿Qué te pasa? - murmuré con suavidad para que no se sintiera presionada -. No te ves bien, ¿ha pasado algo?

- Claro que no - me dijo fríamente, yo tragué saliva y murmullé un "está bien".

Me volteé y le di un beso a nuestro hijo, él me miró y se rió para luego seguir jugando con los trastitos de goma que tenía desparramados por la cama. La miré a ella, no estaba dispuesta a levantarse de ahí así que no tuve más remedio que dejarla sola. Estaba preocupado, ella no se solía desanimar así, de repente, y eso hacía que me entraran muchas dudas.

Cuando entré en la cocina no vi nada encima de la mesa, ni en el horno, microondas o nevera. Simplemente no había comida hecha. Subí otra vez.

- ¿Has comido, cariño? - pregunté suavemente, no quería alterarla.

- No.

Sus respuestas eran tan secas que hacían que yo también me desanimara.

- Baja, prepararé algo - sugerí, ella no hizo nada al respecto.

Me quedé mirándola durante algún tiempo en el cual ella solo tecleaba en su ordenador y hacía clicks con el ratón. Suspiré sin hacer ruido y bajé para cocinar algo. No me gustaba el temperamento que tenía porque me asustaba. Notaba algo de tensión entre los dos y eso me asustaba porque recién teníamos un hijo de nueve meses y no pensaba dejarlos ir a los dos tan fácilmente.

Cociné banchan, su comida favorita. A pesar de que eran bastantes platos yo sabía que le levantaría un poco el ánimo. Los puse todos en una gran bandeja y subí con cuidado de no verter nada. Ella no me miró, yo no le tomé demasiada importancia y coloqué la bandeja en el gran escritorio.

- Deja eso y come algo, no quiero que enfermes, me sentiría culpable.

Me miró desganadamente, yo sostuve su mirada con comprensión a pesar de que no sabía qué era lo que pasaba con ella y qué había hecho que su humor decayera.

- No tengo hambre, JungKook - me dijo, yo me helé en el sitio por la sequedad con la que dijo mi nombre.

- Tienes que comer - pedí suavemente, acercándome a ella y moviendo su silla hasta la bandeja con comida -. Vamos, comeré contigo.

Finalmente accedió, comimos en silencio hasta terminar todos los pequeños platitos. Después ella me agradeció la comida y me dijo que iría al baño para lavarse las manos y los dientes. Yo asentí y llevé los trastes abajo, donde los fregué y coloqué en sus sitios correspondientes. Momentos después, ella bajó y entró a la cocina.

- JungKook, ¿podemos hablar? - me volteé y asentí, limpiando mis manos con una bayeta.

Fuimos al salón, ella había dormido al pequeño así que no había ningún problema. Nos sentamos en el sofá hasta que ella empezó a hablar.

- ¿Conoces a la señorita Jis?

- Apenas la conocí el otro día, pero sí, fue a mi oficina - me encogí de hombros.

Destino  -  Jenkook -  [ CONCLUIDA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora