Destino - Jenkook - [ CONCLUIDA ]

Capítulo XLIV

POV ROSÉ

Sonó un ruido bastante sonoro que me hizo despertar rápidamente. Subí la cabeza para ver bien, pues había una desnuda, ancha y ejercitada espalda que me tapaba la vista.

Mierda.

Me cubrí con la sábana por completo y me decidí a llamarle.

- Jin... - le llamé, picando con el dedo su gran hombro.

- ¿Hmm?

- ¿Oíste eso? - observé bien su bien formado cuerpo cuando se dio la vuelta para mirarme.

- No, ¿qué es? - frotó con pereza sus ojos y apoyó su rostro en el dorso de su mano para mirarme.

Hice un gesto negativo con mi cabeza, él se encogió de hombros y me susurró un audible "iré a ver". No pude evitar ruborizarme al ver que no tenía ningún tipo de vergüenza ante mí. Colocó su ropa interior y sus pantalones de espaldas a mí, se puso la camiseta deprisa y peinó un poco su flequillo antes de salir de la habitación.

Suspiré, un poco confusa por lo que había pasado ayer. Después de cenar, habíamos bebido de más y no pudimos controlar nuestro instinto. Él no fue tan rudo como yo creí que iba a serlo, él lo hizo con mucha delicadeza, suavemente, con paciencia y, sobre todo, con amor. Sonreí un poco, al final de todo aquello, él me dijo te amo más de diez veces antes de dormirse.
Me levanté y me vestí con un poco de lentitud, aunque él había tenido cuidado en todo momento (parecía yo más ansiosa que él), me dolía ligeramente.

Bajé las escaleras y le vi colocando una lámpara, ésta estaba colocada en una estantería para dar elegancia al sitio. Se había roto ligeramente, aún así, él intentaba arreglarlo. Y eso hizo, en menos de un minuto, logró reparar un poco el imperfecto y colocar la lámpara donde estaba.

- ¿Estás bien? - me preguntó aún de espaldas, cosa que me asustó un poco.

- Sí.

Volteó la cabeza un segundo, volvió a mirar hacia la estantería y después se dio la vuelta completa para acercarse a mí. Yo estaba apoyada en la baranda de la escalera, situada en el tercer peldaño de ésta. Me tomó de la cintura con cariño y me besó tan dulcemente que mis manos se perdieron por su pelo.

- Rosé... - cuando nos separamos por falta de aire, él me miró profundamente y pude verle sonreír un poco cuando yo cerré los ojos al acariciar mi mejiila -. He de pedirte algo que es sumamente importante para mí.

- ¿El qué? - murmuré, aún con los ojos cerrados.

No contestó, así que separé mis párpados para mirar qué estaba haciendo. Él me miraba, expectante.

- Mi amor sólo le pertenece a una persona, ¿lo sabías?

- No, no lo sabía.

Sus ojos estaban fijamente clavados en los míos, éstos eran realmente bonitos y profundos, como un océano que ahora irradiaba un tsunami de cariño con tan sólo una mirada.

- ¿Sabes quién es esa persona?

Moví la cabeza de izquierda a derecha, estaba casi segura de que esa persona era yo, pero sus palabras me hacían dudar ligeramente. En realidad, parecían una declaración, pero no podía terminar de creérmelo.

- El otro... - miró un momento al suelo, se veía algo nervioso -. El otro día, antes de que me fuera a dormir, le pedí a un ángel que fuera a proteger a esa persona mientras durmiera.

Regresó su mirada a mí, mierda, esto era tan profundo que mi corazón palpitaba sin control. Porque estaba conectado a mis vasos sanguíneos, que si no, se iría saltando.