El silencio se hace presente de nuevo en la habitación.
Ethan me mira fijamente desde el balcón intentando descifrar lo que pasa por mi cabeza. Yo tan solo permanezco sentada en la cama en silencio.
- ¿Cómo hemos llegado a esto?- me atrevo a preguntar.
Ethan no dice nada y coge del mini bar una botella de vodka.
La abre y le da un trago rápido.
- No lo sé - dice él riendo.
- ¿Por qué me has tratado de esta manera desde lo del hospital?
- Porque no sabía cómo reaccionar - dice suspirando y sentándose.
Saca un cigarrillo del bolsillo y lo enciende.
- ¿Desde cuándo fumas? - digo extrañada.
- Todo esto me supera - dice él con voy temblorosa
- ¿Todo?- digo alzando una ceja - ¿qué es para ti todo, Ethan?
Él expulsa el humo por la boca.
- Eres tú - dice serio con la mirada fija en otra parte - tú eres jodidamente todo, y es una idea que realmente me aterra.
Yo lo miro asombrada.
- ¿Yo?- susurro- pero si nos odiamos.
- Supe que eras diferente al resto desde el momento en el que nos presentaron, y eso te hacia jodidamente atractiva para mí - dice apagando el cigarro en el cenicero - tenías un brillo particular en los ojos.
Lo sigo con la mirada por la habitación, mientras él se acerca más a mí.
- El tiempo terminó confirmando lo evidente, sí, eras peculiar, pero no solo eso, eras buena persona, humilde, generosa y no te dejabas manipular por nadie - dice él posicionándose enfrente mío - solo te faltaba un poco de seguridad para ser la mujer perfecta.
Él me dedica una leve sonrisa.
- Entonces llegaste el otro día, me plantaste cara y hiciste el discurso tú sola. Seguridad, seguridad habías adquirido con ello - dice sonriéndo.
- No soy perfecta- digo mirando hacía el suelo.
- No, nadie lo es , pero tú eres la idea más cercana a perfección que yo tengo.
Se gacha hasta quedarse a mi altura.
Le miro a los ojos sin saber que decir.
- Es mejor que nos alejemos, yo no soy chico de novias y no quiero hacerte daño - dice él mientras vuelve hacia el balcón con la botella y el cigarro - será mejor que bajes, Ámber estará impaciente.
Ahí estaba de nuevo el Ethan de estas semanas: frío y sin sentimientos.
Después de haberme dicho todo eso, volvía su actitud habitual.
Yo me levanto de la cama y abro la puerta de la habitación para salir en busca de Ámber, pero antes de cerrar me giro y me lo encuentro mirándome.
Hago un gesto con la cabeza despidiéndome y cierro la puerta.
En mi camino hacia el vestíbulo mil cosas pasaban por mi cabeza.
En algo estábamos de acuerdo: debíamos mantenernos alejados.
- ¿Y esa cara? Parece que hayas visto un fantasma- dice Ámber a mis espaldas.
- ¡Ámber!- digo al girarme- te he echado mucho de menos - digo yo abrazándole.
ESTÁS LEYENDO
Aprendiendo a ser princesa (En Edición)
Teen FictionSECUELA YA EN MI PERFIL: LEJOS DE LA REALEZA _________________________________________ Seguir las reglas no es nada fácil. Sobre todo si tu vida de adolescente se ve interrumpida por la trágica muerte de tus padres y, casualmente, este acontecimient...