Capítulo 28 - Viajamos de nuevo

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- ¡¿Discurso de qué?!- digo aterrorizada ante las palabras de mi padre.

- De navidad Rachel, de navidad- dice él poniéndome una mano en el hombro.

- ¿ Y no lo puede hacer Ethan? - digo yo intentando librarme - él es muy bueno en estas cosas, ya sabes... un sueco de la aristocracia, muy educado y serio lo hará mejor que yo ¿verdad? - digo poniéndo cara de inocente.

Él comienza a reír mientras que yo lo observo esperando una respuesta.

- Rachel, es tu responsabilidad, no la de Ethan - dice él más calmado - además menuda imagen darías, quedarás en ridículo delante de todo el país.

- Bien, ¿ para cuando debe estar el discurso? - digo yo preocupada.

- Para mañana - dice tranquilamente.

- ¡¿Perdón?! - exclamo asustada.

- Tranquila tendrás ayuda - dice y al instante suspiro aliviada.

- Menos mal que Niko siempre me ayuda en estas cosas, sino no sé que habría hecho - digo yo poniendo mi mano en el pecho.

- Niko no te ayudará, está muy ocupado, lo hará Ethan que para algo es tu marido.

Me quedo en silencio y aprieto los puños.

- ¿Qué os pasa? Habéis reaccionado del mismo modo ambos - dice mi padre alzando una ceja - y no cruzais palabra desde hace días, ni siquiera para molestaros.

- Ah, ¿has hablado antes con él?- digo yo mirando al suelo.

- Si, me lo he encontrado por el castillo y he aprovechado el momento.

- ¿Y... qué te ha dicho?- digo alzando la vista.

- Ha reaccionado igual que tú - dice haciendo una mueca.

Aprieto los puños y me levanto andando hacia la puerta bajo la atenta mirada de mi padre.

Ethan y yo llevamos ignorándonos desde que salí del hospital, hace cinco días. El único momento en el que nos veíamos era en las comidas, ya que tampoco venía a dormir, cosa que agradecía, no podría soportar compartir cama con ese idiota.

Me habían llegado rumores de que se tiraba de nuevo a una chica cada noche. El rumor se había extendido por todo el castillo rápidamente: todos los presentes lo sabían salvo nuestros padres y mis hermanas.

Veía las miradas llenas de pena de todo el que trabajara en palacio, como si fuera una ingenua.

A mí me daba igual lo que hiciera Ethan, tan sólo me molestaba que la que quedara como una tonta fuera yo.

Recorro rápidamente el pasillo del palacio: si mi padre había hablado con Ethan no podría andar muy lejos.

Tras buscar en gran parte del palacio, fuí al lugar en el que estaba casi segura de que estaría.

Salgo a los jardines y me dirijo al parque dónde solían jugar cuando Niko y él eran pequeños.

Lo veo dormido en el banco del parque tapado con una manta.

Se notaba que no había dormido nada, seguro había vuelto a salir como era costumbre todas estas últimas noches.

- Ethan, no tienes que hacer esto, no vengo a pedirte que por favor nos volvamos a hablar- digo acercándome- pero no duermas en diciembre en un banco, te vas a helar de frío.

Pero no obtengo respuesta.

- ¿Ethan?- digo sacudiéndolo.

Él emite un quejido y abre los ojos.

Aprendiendo a ser princesa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora