Capítulo 32 - Presión

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Ante el mareo que llevaba tras cuatro cubatas y buena parte de la botella que había comprado me echo en la arena a observar las estrellas.

- ¿Por qué siempre que discutimos acabamos aquí?- dice él riendo sin control.

Yo comienzo a hacer lo mismo.

Ambos estábamos ebrios.

- No sé - digo riendo - y... ¿por qué habíamos discutido?

- Estabas celosa de Taylor - dice él riendo.

- Oh, ¡así se llama esa idiota! - digo incorporándome de golpe - Y tu también de Tom - digo recordando lo que había pasado.

- Osea, ¿estás celosa? - dice subiendo y bajando las cejas.

- Pues sí - digo sin pensarlo - osea no, quiero decir...

- Yo también lo estoy, voy a matar a ese cabrón - dice apretando los puños al recordar a Tom.

-  Que situación tan...- digo pensando una palabra - confusa.

- Es... muy raro todo - dice Ethan - no soy capaz de mirarte igual.

- Ya ni yo... - digo mirándole.

- Al menos... no podemos estar enfadados - dice él mirándome también - nos hacemos daño cuando eso pasa.

- Lo sé- digo yo finalmente.

Tras unos minutos de silencio apoyo mi cabeza en su hombro. Él pasa su brazo por mi cintura y me atrae hacia él.

Mis ojos se cristalizan y comienzo a llorar en silencio.

- Ey - dice él tomando mi barbilla - venga ya está, no llores por favor.

- Son tantas presiones...- digo yo con voz temblorosa.

Él suspira mientras cojo un pañuelo de mi bolso.

De repente me abraza y yo me aferro a su cuello respirando el olor de la colonia que usa habitualmente.

Él pasa las manos por la espalda mientras sollozo, y en ese momento me doy cuenta de lo importante que se ha vuelto Ethan para mí en este tiempo. Es la única persona a la que puedo aferrarme.

- Venga Rachel, comienza a gritarme, dime lo idiota que soy, pero no llores - dice pasando la mano por mi pelo.

- Es que...- digo yo sollozando - las cosas me están superando y encima... la ginebra no ayuda.

Él ríe.

- Si te sirve de consuelo, yo estoy tan mareado que me cuesta mantenerme ahora mismo - dice él mientras ríe.

Yo hago lo mismo y lo miro.

- Gracias - le digo de repente.

- ¿Por qué?- dice él confuso.

- Por estar siempre ahí, lo has estado siempre y yo...  te pagué huyendo de tí - digo yo mientras más lágrimas caen por mis ojos - tú te has portado siempre tan bien conmigo, a pesar de ese humor de perros que tienes a veces - digo con una leve sonrisa.

Él niega con la cabeza.

- Me siento muy culpable por todo lo que ha pasado, espero que me perdones - digo mientras me suelto y me arrastro unos metros por la arena.

- No seas tonta, no hay nada que perdonar - dice él poniéndose de nuevo a mi lado.

Ambos giramos la cabeza y nuestras miradas conectan.

Él me limpia las lágrimas con su dedo,  y antes de que retire su mano yo se la agarro dejándola sobre mi cara.

Él sonríe y yo hago lo mismo.

Nos vamos acercando poco a poco hasta que de repente mi móvil suena.

- Es mi padre - digo mirando la pantalla - tengo que contestar.

Él asiente.

- Hola papá- digo esperando una contestación al otro lado del teléfono.

- Dime que es verdad lo que he leído, por favor, sino estamos hundidos.

- ¿Qué pasa?- digo yo haciendo una mueca.

- Rachel, ¿te has quedado embarazada? - dice él muy nervioso.

- ¡Por supuesto que no!- digo yo enfadada- ya sabéis lo que opinamos al respecto.

- El parlamento ha presionado al presidente, le han obligado a dar una entrevista diciendo que estabas embarazada, sino retiraban el apoyo a su partido .

- ¡¿ Cómo se le ocurre hacer eso?!-. digo gritando.

- ¿Qué pasa?- dice Ethan a mi lado.

- Por que es tradición que cuando un rey o reina heredan el trono, den un hijo a la corona rápidamente - dice él suspirando - por eso nos están presionando. Los conservadores tienen apoyos puestos en el presidente y por tanto lo han amenazado.

- Menudos imbéciles - digo yo susurrando - luego te llamo.

Cuelgo el teléfono y me tocó la cabeza un tanto mareada.

Le cuento todo lo que me había dicho mi padre y Ethan se queda atónito.

- No pensaba que llegarían tan lejos - dice él sorprendido.

- Yo tampoco - digo dándole una patada a la arena.

- ¿Y ahora qué? - digo yo con lágrimas en los ojos - ¡No quiero tener un hijo!

En ese momento veo a una persona escondida entre unos arbustos.

- Mierda - digo cogiendo a Ethan de la mano y echándome a correr.

Ethan se da cuenta de lo que ocurre y acelera el ritmo.

Comenzamos a correr por medio de la fiesta hasta que llegamos a la habitación.

- No sé cómo solucionar esto - dice él yendo hacia el baño.

- Tengo una idea - digo yo sorprendida ante la idea que acabo de tener.

- Mierda- dice mirando el móvil - han publicado en un medio hawaiano un vídeo nuestro.

"¡No quiero tener un hijo!"

Es lo único que se entiende claramente en el vídeo.

- "Según fuentes del gobierno de Inglaterra la reina podría estar embarazada, hecho que nos confirma este vídeo pero... ¿querrá tenerlo?"- dice Ethan leyendo el artículo- La tradición inglesa lo marca de forma clara, los reyes deberán dar un hijo a la corona nada más subir al trono.

Yo suspiro.

- ¿Qué idea tenías?- dice Ethan sentándose a mí lado.

- Julia y Tom, los niños del orfanato- digo yo.

Él me mira atónito.

Aprendiendo a ser princesa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora